Esta misiva no solo relata, de forma cruda y real, los detalles íntimos de una aventura sin par, sino, además, da una nueva y aleccionadora mirada a la participación de nuestro país en la Segunda Guerra Mundial.
El expresidente Castillo, el hombre que lideró el golpe de estado más corto de la historia, quería ocupar el lugar dejado por Fujimori. En tanto, Toledo, mudo testigo de la escena, tampoco lo podía creer.
“Más que una jefa de Estado daba la impresión de ser una bailarina esperando su consorte, anhelando los primeros acordes de una marinera serrana, elegante y melancólica”.