Como es obvio para todos los peruanos, menos para los funcionarios de Palacio de Gobierno o el Congreso de la República, la lucha contra la delincuencia debería ser el objetivo principal de quienes manejan las riendas del país.
La urgencia presidencial de ganarse, aunque sea, el aplausito de algún despistado fuera del hemiciclo no puede ponerse por encima del rigor técnico con que se deben manejar.
El fujimorismo ha sembrado en el proceso electoral, que ya arrancó con el cierre del plazo de afiliaciones, un factor bluf, que genera mayor incertidumbre en una coyuntura en la que hasta ahora tenemos 30 partidos inscritos con opciones de que la lista crezca hasta 50. Una auténtica barbaridad.
“La petición, sin embargo, pareciera más un recurso para la tribuna, pues sabido es que Brasil no entrega en extradición a sus ciudadanos, a pesar de que en 2006 se firmó un tratado con Perú que viabilizaba esa figura legal”.
“Las posibilidades de que la presidenta de la República observe la autógrafa de la ley son mínimas, pues, como reconoció el propio fiscal, aun si ello ocurriera, el Congreso seguramente la terminaría aprobando por insistencia”.