Me invitaron a pasar el día en Chaclacayo. La luz y el calorcito, el verde del jardín donde estuvimos eran un contraste enorme con la humedad y el gris de Lima… Ah, pero para llegar al paraíso es necesario primero pasar por el infierno, llámese la Ramiro Prialé y la Carretera Central. El tráfico es insoportable y un trayecto de menos de 40 kilómetros puede tomar más de una hora. Ceder el paso equivale a perder el honor y la mugre se acumula durante todo el camino.
Este es solo un ejemplo de lo que se experimenta al manejar en el Perú, especialmente en Lima, donde nadie respeta las normas de tránsito, las motocicletas cruzan avezadas entre los autos que, si ocurre algún accidente, estos últimos serán siempre los responsables sin importar que haya sido la moto la que provocara el accidente.
Y por supuesto que este caos vehicular tiene altos costos para la población. Según la Asociación Transitemos, la pérdida de tiempo por demoras en el traslado y el consumo adicional de combustible cuesta más de S/11,000 millones al año a la sociedad. Esto, advierte, sin contar los efectos de contaminación o pérdidas de productividad por accidentes.
Se ha vuelto a poner sobre la mesa el tema del bono de chatarreo para sacar de circulación vehículos con determinado número de años (que nadie entiende cómo pasan la revisión técnica), que son los que paran en las vías, originando mayor congestión. Es una medida que debería estar amarrada a la revisión técnica, pero que al igual que muchas otras en el sector simplemente es ignorada, así como son ignoradas las exigencias de licencia de conducir o el propio SOAT.
Las reglas existen, pero nadie parece ser capaz de hacer que se cumplan; y así, tenemos en teoría límites de velocidad excedidos y con multas que se acumulan al punto que se vuelven impagables; colectivos informales que ignoran a las autoridades de tránsito que poco pueden hacer estando en minoría y sin herramientas más allá de las multas que, como se dijera, nadie paga. Y lo vemos cada vez que en las noticias aparece un accidente en el cual está involucrado un chofer sin licencia y con más de 60 mil soles acumulados en multas.
Al igual que en muchas otras áreas, la solución del problema del tránsito no pasa solo por un mejor sistema de transporte masivo (que es indispensable); pasa antes por un tema de educación y cultura y de respeto. No es tan difícil entender que hay que parar ante una señal de “Alto” y no debería requerirse un rompemuelles para hacerlo. Si un cruce está atracado y me voy a quedar a la mitad impidiendo el paso de todos, esperemos unos minutos y demos oportunidad a que se libere. La bocina es para advertir de una maniobra riesgosa, no para estar tocándola a cada rato.
Según las estadísticas, se reportan más de 200 muertes al mes por accidentes de tránsito, la mayoría de ellos debido al exceso de velocidad. Las autoridades no podrán encontrar una solución mientras conductores, peatones y ciclistas ignoren las reglas.
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