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SUPLEMENTO ESPECIAL: “Perú construyendo inclusión”

Las virtudes y beneficios de la inclusión financiera en la sociedad peruana.

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Fecha Actualización
La inclusión financiera contribuye con el bienestar de la sociedad
POR NICOLÁS CASTILLO
Con la pandemia, fuimos testigos de las bondades de los servicios financieros y las oportunidades que ofrecen. Por ejemplo, la cuarentena llevó a las autoridades a abrir cuentas bancarias para la entrega de bonos a las personas más vulnerables, con la finalidad de evitar colas y aglomeraciones.
Asimismo, la necesidad de evitar el contacto físico —con otras personas, así como los billetes y monedas— y de prevenir la aglomeración impulsó a la población y comerciantes que ya tenían una cuenta bancaria (y a las que no, a contar con estas) a utilizarlas para hacer pagos o cobros mediante las billeteras digitales. Incluso, muchos negocios hallaron una nueva forma de vender con el delivery y los medios de pagos virtuales hasta la fecha.
Esto que nos sucedió hace más de tres años y que, en parte, contribuyó con que muchos de nosotros estemos vivos y la mejora de nuestra calidad de vida, es el mejor ejemplo de lo que significa y por qué es importante la inclusión financiera.
El concepto más sencillo de inclusión financiera hace referencia al acceso y uso de servicios financieros de calidad por parte de todos los segmentos de la población. Esta definición adoptada por la Estrategia Nacional de Inclusión Financiera abarca como público objetivo a toda la población adulta, debido a que los niveles de exclusión financiera en el Perú no se limitan solo a la población marginada o pobre.
Personas y empresas
¿Cuál es el mecanismo de transmisión de la inclusión financiera en la sociedad? Por el lado de las personas, el acceso a productos y servicios financieros adecuados permite, por ejemplo, ahorrar sus excedentes de manera segura, en el sistema financiero formal, para ayudarlas a concretar sus planes futuros de educación, acumular el capital de trabajo para un emprendimiento, la adquisición de bienes de alto valor, etcétera.
Asimismo, la posibilidad de acceder a financiamiento para la realización de actividades generadoras de ingresos permite a las personas acumular activos y mejorar la administración de los recursos del hogar en el tiempo.
Además, la adquisición de coberturas de seguros dota de estabilidad a los hogares al respaldarlos, así como evitar la pérdida de su patrimonio ante la ocurrencia de siniestros.
Por el lado empresarial, la inclusión financiera les permite tanto a las empresas corporativas y grandes, así como a la mediana, pequeña y microempresa (mipymes) acceder a nuevas oportunidades de crecimiento a través de la inversión en nuevas tecnologías y en capital humano.
Al igual que los hogares, debido a que las necesidades de inversión o de gasto necesarias no se adecúan frecuentemente a los recursos generados, la inclusión financiera permite a las empresas acceder a ciertos productos que les brindan liquidez para afrontar los gastos respectivos.
Por lo tanto, acceder a servicios financieros de calidad impulsa el aumento de la productividad y rentabilidad de los negocios, al facilitar las transacciones de pago y cobro a costos competitivos.
Para la SBS, la inclusión financiera es importante porque además de permitir la mejora del bienestar de la sociedad, contribuye con el crecimiento económico y la reducción de la informalidad.
Midiendo el impacto
Existes muchas investigaciones en el mundo y en el Perú sobre la importancia de la inclusión financiera, a través de la medición de su impacto en el bienestar de las personas y el desarrollo económico.
Por ejemplo, en los últimos años se han dado diversas revisiones sobre los impactos en las intervenciones que se han desarrollado en los países para impulsar la inclusión financiera. Aunque los resultados son bastante discutibles, debido a que dependen de la metodología de los investigadores y las variables con que la miden, lo que todos concluyen es que la oportunidad de ahorrar puede ser el tipo de iniciativa de inclusión financiera más importante para las personas pobres y de bajos ingresos.
Esto debido a que facilitar el acceso al ahorro conduce a pequeñas, pero constantes mejoras en los niveles de ahorro y en los ingresos de estas personas.
Por otro lado, un trabajo de los economistas del Banco Central de Reserva (BCR) Erick Lahura y María Paula Vargas, sugiere que aumentos en el desarrollo financiero y la inclusión financiera están relacionados con reducciones en la informalidad a largo plazo. Esto es muy importante si se considera que los trabajadores informales no pueden beneficiarse plenamente de todos los servicios públicos, como los servicios de salud y un sistema de pensiones.
Con lo cual una mayor inclusión financiera ayudaría en el largo plazo a reducir la informalidad y por ende a mejorar el bienestar de la población.
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La Política Nacional de Inclusión Financiera: articulando esfuerzos
Dado que mayores niveles de inclusión financiera permiten maximizar la calidad de vida de la población, la inclusión financiera puede ser impulsada por iniciativas públicas y privadas, proceso que puede acelerarse con la articulación de esfuerzos entre todas las partes interesadas de un país.
Así, por ejemplo, cada vez más países cuentan con una Estrategia Nacional de Inclusión Financiera que también puede ser formulada como una política nacional, la cual, a través de planes, responsabilidades y objetivos, permite mejorar la coordinación entre autoridades y el sector privado para implementar medidas que promuevan la inclusión financiera.
Por ejemplo, el Perú cuenta con una Política Nacional de Inclusión Financiera que tiene varios objetivos prioritarios.
El primero de estos objetivos es generar una mayor confianza de todos los segmentos de la población en el sistema financiero. El segundo es contar con una oferta de servicios financieros suficiente y adecuada a las necesidades de la población. El tercero es mitigar las fricciones en el funcionamiento del mercado. El cuarto es desarrollar la infraestructura necesaria para incrementar la cobertura de los servicios financieros y, el último, es fortalecer los mecanismos de articulación de esfuerzos institucionales.
Y para atender estos objetivos prioritarios con medidas más puntuales, mediante el Decreto Supremo N.° 112-2021-EF, se aprobó el Plan Estratégico Multisectorial de la Política Nacional de Inclusión Financiera (PEM). Este contiene un total de 30 medidas de política.
Inclusión por innovación
POR ALEJANDRO PEREZ-REYES, COO de CREDICORP
Por tercer año consecutivo, Credicorp ha publicado su Índice de Inclusión Financiera (IIF), el documento con el que monitorea la relación de los latinoamericanos con el sistema financiero y con el que cuantifica el camino que aún queda por delante ante este reto. De hecho, la puntuación general de la región (45.2 puntos de 100 posibles) todavía está lejos de ser la ideal —un claro síntoma del impacto de la informalidad en nuestros países—, pero viene mejorando y el informe da luces sobre todo aquello que está funcionando. Creo que esto último se puede resumir en dos ingredientes fundamentales: la innovación tecnológica y, gracias a esto, la descentralización de los servicios.
El corolario de ambos son las múltiples herramientas digitales que hoy utilizan los clientes del sistema financiero y que, como muestra el IIF, son la locomotora que impulsa la inclusión financiera en la región. En concreto, la cantidad de latinoamericanos que usan billeteras digitales ha aumentado de forma importante desde 2021. Ese año, 11% contaba con un aplicativo de esta naturaleza, mientras que en 2023 se ha alcanzado el 31%. En el mismo periodo, las personas que las usan frecuentemente (entre los que las tienen) se ha más que duplicado, al pasar de 23% a 59%. Y, de hecho, el Perú es uno de los países en donde más creció el número de usuarios digitales de un año a otro: 12 puntos porcentuales entre 2022 y 2023, alcanzando al 45% de la población adulta.
La ubicuidad de la tecnología en la vida de las personas, la presencia cada vez más difundida del Internet en nuestros territorios y el empeño del sector privado por aprovechar las opciones que esto trae, nos coloca en una posición histórica para enfrentar la exclusión, aunque aún enfrentamos muchos retos por delante.
Así como podemos identificar una clara tendencia a favor de las billeteras digitales, creo que es importante resaltar también aquellas brechas demográficas dentro del sistema financiero que siguen tan presentes hoy como en 2021. Existen 10 grupos poblacionales que se encuentran en una situación de vulnerabilidad cuando hablamos del estado de la inclusión financiera en una sociedad. Entre estos encontramos a las personas con un bajo nivel educativo, a aquellos que no tienen acceso a Internet (no acceden a billeteras digitales, por ejemplo), a las mujeres, a los trabajadores informales y a las personas que viven en zonas rurales, entre otros.
Estos grupos son exactamente los mismos desde hace tres ediciones y la figura se repite en cada país evaluado (Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, México, Panamá y Perú). Aquí, el sector privado tiene mucho que aportar, pero es trabajando junto con el Estado donde se puede lograr un verdadero cambio, sobre todo en términos de educación, acceso a Internet y reglas claras que permitan que la innovación y los avances tecnológicos puedan florecer y alcanzar a más personas.
En este contexto, el IIF busca ayudarnos a entender las limitaciones que existen para que la inclusión financiera siga expandiéndose. Sabemos qué está funcionando bien, toca ahora seguir innovando y empezar a diseñar estrategias mucho más ad hoc e incluirlas dentro de los planes nacionales de inclusión financiera que apunten a aquellos sectores que aún les cuesta despegar.
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Más de la mitad de las mypes aumentaron sus ingresos con las microfinanzas
La inclusión financiera ayuda a cerrar brechas, pues puede generar una serie de efectos positivos en la sociedad y la vida de los ciudadanos. Sin embargo, antes de analizar sus efectos, ¿qué es realmente la inclusión financiera?
La inclusión financiera es uno de los aspectos más relevantes para lograr el bienestar de las personas, en especial de aquellos sectores más vulnerables que además de tener limitaciones para acceder a los servicios básicos, tampoco tienen acceso a los servicios financieros.
Actualmente, 9 de cada 10 empresas en el país son pequeñas y microempresas (mypes) y emplean a más del 80% de la fuerza laboral. En ese contexto, el aporte de las instituciones de microfinanzas ha sido importante para ayudarles a mejorar su situación, a través de oportunidades de acceso a productos financieros de calidad.
Para darnos una idea, entre 2011 y 2021, las mypes con acceso al crédito se incrementaron en 51%, el saldo del crédito aumentó en 144% y el monto promedio en 61%. Además, se ha cuadruplicado el número de peruanos con ahorros y el saldo de depósitos ya es más del doble.
Asimismo, el avance de las microfinanzas ha tenido un carácter descentralizador. El 72% de agencias están ubicadas fuera de Lima y, mientras el 51% de depósitos proviene de la capital, el 70% de los créditos se dirige al interior del país. Esto, ¿qué impacto puede haber tenido sobre las mypes?
IMPACTO
José Buendía Matta, gerente de la División de Negocios de Mibanco, sostiene que, en 2021, la entidad encargó el estudio de “Impacto en la vida de nuestros clientes” a la agencia de MicroFinanza Rating (MFR), con el objetivo de tener una mirada mucho más profunda sobre cómo Mibanco viene impactando en el bienestar de las mypes a las que se dirige.
Si bien esta información solo es de esta entidad, debido a la participación que tiene Mibanco en el sistema de microfinanzas y la característica de ser uno de los pioneros en el sector, brinda una idea del impacto que han tenido las microfinanzas en el bienestar de las mypes.
Así, según las conclusiones del informe, 8 de cada 10 emprendedores de la cartera analizada manifestaron que su primer crédito lo obtuvieron a través de Mibanco. Asimismo, el 52% afirmó que aumentó los ingresos de su negocio con el acceso al crédito y el 27% pudo aumentar los activos.
En cuanto el impacto en el hogar, Buendía revela que el 45% de los empresarios de las mypes analizadas aumentó los ingresos de su hogar, el 53% realizó, por lo menos, una mejora en la vivienda y el 44% adquirió por lo menos un activo adicional clave para esta.
Por el lado de la resiliencia y vulnerabilidad, el estudio encontró que el 66% se siente con mayor capacidad para enfrentar eventos imprevistos y el 27% con mayor capacidad para pagar la educación de sus hijos y la de ellos mismos.
Respecto a la equidad de género, el sondeo de Mibanco indicó que el 88% de las mujeres utilizaron el crédito para su propia actividad económica y el 43% de mujeres dijo haber adquirido una mayor capacidad de contribuir financieramente al hogar o el negocio.
EL DESAFÍO
Si bien las microfinanzas han permitido mejorar la situación de buena parte de las mypes, Buendía reflexiona que estas tienen como desafío incrementar la velocidad de la inclusión financiera.
“Para lograrlo tenemos que evolucionar el modelo de negocios que tiene más de 30 años de vigencia y llevarlo a una segunda generación. El actual —si bien exitoso— es muy intensivo en personas y ladrillos. Debemos de ser capaces de identificar fórmulas diferentes y complementarias al modelo actual para incluir cada vez a más personas”, dijo el ejecutivo.
Buendía manifestó que Mibanco ha apostado por llevar el modelo de negocios hacia uno híbrido, donde la evaluación centralizada y digital, las capacidades tecnológicas y la multicanalidad les ha permitido brindar velocidad y conveniencia a sus clientes.
“Creemos firmemente que si no evolucionamos el modelo no vamos a ser capaces de seguir avanzando en la inclusión financiera”, concluyó.
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Adopción de billeteras impulsa la inclusión financiera en el Perú
El Grupo Credicorp publicó la tercera edición de su Índice de Inclusión Financiera (IIF) elaborado de la mano de Ipsos. El índice mide la relación entre la población de Perú, Chile, Bolivia, Colombia, Argentina, Ecuador, Panamá y México con los productos y servicios que ofrecen sus sistemas financieros.
Además, desde 2021, el IIF ha sido una herramienta clave para comprender los retos en inclusión financiera y trabajar para impactar de manera positiva en el desarrollo de la sociedad. Con este propósito Credicorp organizó el Encuentro Regional de Desarrollo e Inclusión Financiera, en el que convocó a destacados especialistas del sector y la academia, así como a la prensa local e internacional.
“Definimos nuestra estrategia de sostenibilidad 2020 - 2023 con el fin de integrarla como parte del ‘core’ de nuestros negocios y, en ese esfuerzo, identificamos a la inclusión financiera como una de las áreas en la que podemos tener especial trascendencia, sobre todo porque sabemos cómo está estrechamente ligada al desarrollo personal, familiar y de la economía de un país”, aseveró, Luis Romero, presidente del directorio de Credicorp.
Entre los principales resultados, destacó el avance en esta materia que no solo registra la región, sino de nuestro país. De acuerdo al informe, el Perú continúa mejorando el nivel de su inclusión financiera. Así, ocupa el sexto lugar en el ranking con un puntaje de 43.3 dentro de una escala de 0 a 100 puntos, y, este año, escaló una posición a nivel regional, situándose por encima de México y Bolivia.
Además, el IIF se elabora bajo el análisis de las dimensiones de acceso, uso y calidad percibida del sistema financiero. Y nuestro país mostró tendencias positivas en todas estas áreas, que lo llevaron a ser la economía con mayor incremento de puntuación en el ranking de un año a otro (+3.5 puntos).
LAS BILLETERAS DIGITALES
De otro lado, en las tres dimensiones que mide el estudio sobresalió la aceptación que vienen teniendo las billeteras y esquemas de pago digitales en la inclusión financiera tanto de la región como de nuestro país. En ese sentido, en la dimensión de acceso destacó la participación de la población peruana que cuenta con billeteras digitales y otros esquemas de pagos.
Según el estudio, en el Perú el 45% de la población cuenta con aplicativos para pago o billeteras móviles, lo que implica un avance de 12 puntos porcentuales versus 2022 y ya son una tendencia. Además, nuestro país es una de las cuatro economías con mayor tenencia de esquemas de pago móviles y se sitúa por encima del promedio regional.
Asimismo, según el estudio, el 62% de los peruanos hace uso de las billeteras móviles y aplicativos de pago en forma cotidiana, ya sea varias veces a la semana o en forma diaria, y esta tendencia muestra un incremento de 13 puntos porcentuales respecto al año anterior.
Incluso, los jóvenes de 18 a 25 años son los que más usan las billeteras digitales (68%), reporta el informe.
Además, en la dimensión de calidad, el 57% de la población peruana califica a las billeteras móviles de muy buena y buena.
“Podemos decir que las billeteras digitales ya se consolidan como uno de los principales motores que impulsa la inclusión financiera en el Perú y en la región. Para hablar del caso local, ya son el medio digital preferido en compras y servicios”, sostuvo Gianfranco Ferrari, CEO de Credicorp.
También, las cifras oficiales respaldan las conclusiones del IIF sobre las billeteras. Según el Banco Central de Reserva (BCR), al cierre del primer trimestre de este año, las billeteras móviles lideran los pagos digitales de bajo valor (que incluyen los pagos a comercios y transferencias entre personas) con una participación del 52.3%, desplazando a los pagos con tarjetas de crédito y débito (22.3%), que hasta antes de la pandemia concentraban el 54.9% de los pagos minoristas digitales.
Para Javier Álvarez, director senior de Tendencias del Consumidor de Ipsos Perú, en algunos segmentos de la población, incluso los pagos con billeteras digitales han desplazado al efectivo y, no necesariamente porque ya no usen este último, sino que las billeteras digitales se han vuelto su principal medio de pago para realizar sus transacciones.
OTRAS MEJORAS
En el ámbito de las dimensiones que analiza el IIF de Credicorp, en este año, destacó el avance del acceso y uso, registrando un incremento de 5 y 3.9 puntos respectivamente. En el caso del acceso, su puntaje se situó por encima del promedio de la región.
Según el estudio, dicho avance se traduce en un mayor acercamiento entre las personas y el sistema financiero. Concluye que en la actualidad existen menos obstáculos y un mayor conocimiento y tenencia de productos y servicios financieros.
“Esto es tendencia desde 2021. Hoy, un peruano promedio conoce 7.7 productos financieros, mientras que en 2021 eran solo 6.2. Además, el 40% de la población conoce 10 productos o más y se debe tener en cuenta que el promedio latinoamericano es de 7.7", menciona el reporte.
Asimismo, el número de barreras identificadas por la población para acceder al sistema financiero bajó de 1.3 a 0.9. Y si bien la tendencia a no ahorrar dinero se mantiene, Perú es el único país de la región que registra un incremento de personas que ahorran en el sistema financiero. (+3pp, pasa de 15% a 18%).
Por último, se debe destacar que el crecimiento en el acceso, uso y calidad percibida que han tenido las billeteras digitales obedece a los incentivos propios de la competencia. Las entidades que están detrás de estos esquemas han invertido dinero y horas hombre para diferenciarse de sus competidores y ser las preferidas del público, con lo cual, iniciativas que busquen fijar precios o que no tomen en cuenta el esfuerzo que esto demanda a los privados, puede tirar por la borda todo lo avanzado.
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Avances y desafíos de la inclusión financiera
POR MIGUEL VARGAS, GERENTE GENERAL DE ASBANC
En los últimos años, los nuevos servicios que ofrecen las entidades financieras han permitido importantes avances en inclusión financiera. La digitalización y las billeteras digitales han probado ser herramientas potentes que dan acceso al sistema financiero de una forma fácil y segura; no solo hay ya más de 12 millones de usuarios de billeteras digitales en el país (casi uno de cada dos peruanos ya las usa) sino que pueden ser la clave para combatir el peligroso mercado de los créditos informales, como los denominados créditos ‘gota a gota’.
La inclusión financiera otorga a las personas más oportunidades de prosperar económicamente, y les permite alejarse de los peligrosos y carísimos créditos informales ‘gota a gota’. Según un reciente estudio del IPE, cerca de la mitad de quienes recibieron un crédito informal de prestamistas o casas de empeño, paga una tasa de interés anualizada de 500% o hasta 1,000% (5 a 10 veces más de lo que cobra el sistema financiero formal). Y entre quienes se retrasaron en pagos, una de cada tres personas recibió amenazas o daño físico. Combatir esto debe ser la prioridad.
Las billeteras digitales facilitan pagos, lo que favorece a clientes y a empresas pequeñas. Pero más aún, su uso genera historial de pago, lo que permite a las entidades financieras ofrecer créditos a ciudadanos que antes no tenían acceso al financiamiento formal. Esto abre las puertas a más y mejores servicios financieros formales y seguros, desarrollo económico, y cierra las puertas a peligrosos sistemas delincuenciales como el del ‘gota a gota’.
Su potencial sigue siendo muy grande, sobre todo en la población más joven: según un reciente estudio que realizamos junto con la fintech Baldecash, las billeteras digitales son el producto financiero que más conocen y tienen los jóvenes en todo el país.
Otra gran oportunidad es combinar esta útil herramienta con más educación financiera para que la gente pueda manejar mejor sus finanzas personales y aproveche mejor los productos y herramientas del sistema financiero. Por ello, desde la Asociación de Bancos trabajamos en iniciativas como Educación Financiera en tu Cole, que este año está llegando a más de 100 mil alumnos de secundaria en Cajamarca, Arequipa y Lima; además de la plataforma www.finanzasaltoque.pe, que ofrece cursos gratuitos para el mejor manejo de las finanzas para familias, empresarios, comerciantes y jóvenes.
Sin embargo, es también muy importante que el Estado promueva la competencia en el sector y no caiga en tentaciones antitécnicas. El control de precios, por ejemplo, es un conocido promotor del mercado informal. Un control de precios de comisiones bancarias, por más buena intención que tenga, restringiría el acceso al sistema formal, y agravaría el problema del ‘gota a gota’.
Entrevista a: Oswaldo Molina, director ejecutivo de la Red de Estudios para el Desarrollo (Redes): “Es fundamental mejorar la educación financiera”
El Grupo Credicorp presentó la tercera edición de su Índice de Inclusión Financiera de la mano de Ipsos. El estudio concluye que luego de tres años de medición se puede decir que el país ha tomado una senda de mejoría en términos de inclusión financiera, no obstante, identifica que existen desafíos. Oswaldo Molina, director ejecutivo de la Red de Estudios para el Desarrollo, hace una evaluación de los resultados del estudio.
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De acuerdo con el Índice de Inclusión Financiera de Credicorp, el nivel de inclusión financiera del Perú avanzó de 15% en 2021 a 21% en 2023, ¿por qué es beneficioso que año a año más personas formen parte de este grupo?
La inclusión financiera es particularmente importante y su relevancia e impacto no está solo circunscrita al mundo de las finanzas. Los efectos de una mayor inclusión financiera están vinculados con un mayor bienestar de la población. De hecho, existen estudios rigurosos que muestran el impacto positivo de la inclusión financiera en diversas variables sociales, como salud, educación, productividad agrícola, entre otros. Por ejemplo, un estudio realizado por investigadores de la Universidad de New England en África muestra que una persona que está incluida financieramente tiene una probabilidad 27% más baja de caer en pobreza en comparación a una persona no incluida. Por ello, siempre es una buena noticia que se haya incrementado el porcentaje de personas incluidas financieramente en el país, aunque debería preocuparnos que todavía es una proporción baja de la población.
¿A qué reflexiones debería llevarnos?
Existe todavía una brecha entre quienes tienen, por ejemplo, una cuenta bancaria y quienes efectivamente la utilizan de manera regular. Es importante que nos demos cuenta de que la inclusión financiera debe ir más allá del acceso, y debe incorporar también uso y calidad percibida de los servicios financieros. Al respecto, si bien existen importantes avances, es necesario continuar trabajando para que los productos financieros se ajusten a las diversas necesidades de la población que todavía no está incluida. A la par, es fundamental mejorar la educación financiera.
Dentro de las barreras de la inclusión financiera está la informalidad que encarece los costos de llegar a las personas que están fuera del sistema, ¿cómo cree que se debería abordar el problema?
De acuerdo con el Índice de Inclusión Financiera de Credicorp, menos del 20% de trabajadores informales conoce o tiene acceso a las herramientas financieras y las utiliza de manera regular y eficiente. En cambio, esta cifra es de más de 40% en el caso de los trabajadores formales. ¿Qué se puede hacer para cambiar esta situación? Creo que es importante notar que los trabajadores informales se acercarán al sistema financiero en la medida que les sea conveniente y práctico. Por ese motivo, herramientas como las billeteras digitales, que se ajustan a sus necesidades, porque permiten hacer transacciones de montos bajos, de manera fácil y bajo costo, serán claves para la inclusión de este grupo. Y creo que eso explica en gran medida la explosión en el uso de las billeteras digitales que estamos experimentando.
El crédito y hasta el ahorro informal han crecido en la población con todos los riesgos que implican, ¿cómo ayudamos a las personas a dejar de utilizar el sistema informal?
De acuerdo con el IPE, el 8% de los hogares urbanos a nivel nacional solicitó un crédito informal en 2022, a una tasa de interés anual, promedio, cercana a 500%, que es 10 veces más cara que el crédito promedio en el sistema financiero. Y como mencionas, estos créditos no están exentos de peligros: el IPE reporta que 35% de las personas que se retrasaron en un pago recibieron algún tipo de amenaza.
¿Qué hacer entonces?
Frente a esta situación es fundamental brindar una mayor educación financiera, de modo que las personas no terminen con créditos informales más caros y potencialmente peligrosos. Se debe informar, por tanto, a la población de una manera cercana, simple, clara y oportuna sobre las ventajas de los créditos formales.
La inclusión financiera ha crecido a la par del boom que han tenido las billeteras digitales, ¿cree que exista una relación de causalidad entre la inclusión financiera y las billeteras digitales?
Claro que sí. Las billeteras digitales han sido el principal motor de la inclusión financiera en los últimos 3 años. Uno de los pocos aspectos positivos registrados durante la pandemia ha sido la aceleración general del proceso de digitalización del sistema financiero. Millones de personas que no tenían familiaridad con los servicios financieros digitales empezaron a hacer uso de estos productos para poder seguir gestionando sus finanzas personales. Y las billeteras digitales formaron parte importante de ese proceso.
La adopción de las billeteras digitales, además, promueve la inclusión financiera dado que incentivan la apertura y uso de cuentas de depósito en las entidades. Así, la tenencia de cuentas entre la población adulta se ha acelerado, al pasar de 42.3% en 2020 a 51.7% en 2022, de acuerdo con datos de la SBS.
¿Cuál es el rol de la educación en la inclusión financiera?
La educación financiera desempeña un rol fundamental en la inclusión financiera, dado que es la herramienta que permite a las personas comprender los conceptos financieros básicos, tomar decisiones financieras informadas y utilizar los productos y servicios financieros de manera responsable.
Ahora bien, la educación financiera debe empezar desde la escuela. Una investigación del BID en nuestro país muestra que un curso de educación financiera en escuelas secundarias tuvo impactos positivos no solo entre los alumnos, sino también entre los maestros. Por un lado, los jóvenes mejoraron sus competencias financieras, mientras que sus maestros mejoraron también sus conocimientos, su nivel de ahorro en instituciones formales e incluso aumentaron sus probabilidades de obtener un crédito bancario.
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El Estado promotor y El Estado obstructor de la inclusión financiera
El año pasado, Ciudadanos al Día reconoció con el Premio a las Buenas Prácticas en Gestión Pública, bajo la categoría de Cooperación Público-Privada, y con el apoyo de Perú Sostenible, al Programa Nacional de Asistencia Solidaria Pensión 65.
Se reconoció la gestión del programa estatal para convocar a las entidades financieras con el fin de que, a través de sus canales digitales, los beneficiarios de los subsidios económicos, Bono 600 y Apoyo Económico Yanapay en el contexto de la COVID-19, puedan disponer de ellos sin presencialidad, promoviendo la inclusión financiera.
Pensión 65 contó como aliados a Yape del Banco de Crédito (BCP), la otrora Tunki (ahora izipayYA) del Banco Interbank, el monedero electrónico BIM promovido por Compartamos Financiera, la Caja Rural Los Andes y el Banco de la Nación.
El resultado del programa fue la inclusión de 1'059,302 de personas al sistema financiero. Esto fue una muestra clara de lo positiva que es la articulación de distintos actores como el sector público y privado para beneficiar a la sociedad del sistema financiero.
La interoperabilidad
Justamente una política que busca aumentar la inclusión financiera a través de la articulación del sector público con el privado es la interoperabilidad de las transferencias inmediatas.
El Banco Central de Reserva (BCR) en coordinación con las entidades financieras emitió el Reglamento de Interoperabilidad de los Servicios de Pago provistos por los Proveedores, Acuerdos y Sistemas de Pagos, fijando fechas y una serie de pautas para que las entidades se interconecten y se permita generar un ecosistema que promueva los pagos digitales.
El problema identificado por el BCR, en el caso de las billeteras digitales, fue que al no ser interoperables imponía costos de transacción a los usuarios, debido a que no podían transferir fondos a los clientes del otro esquema de pago, por lo que tenían que recurrir al efectivo.
Así se establecieron dos fases: La primera que preveía que las billeteras digitales interoperen hasta el 31 de marzo y, la segunda, que establecía que, hasta el 13 de septiembre, se deban interconectar las entidades que ofrecen funcionalidades de pago inmediato, transferencias inmediatas y pagos mediante código QR.
El mensaje del también regulador del sistema de pagos fue siempre que haya el mayor número de proveedores para que todos compitan. Y esto, hasta el momento, presenta buenos resultados.
Por ejemplo, en la primera fase en que las billeteras Plin y Yape empezaron a interoperar se acumularon en mes y medio 113 millones de transacciones, una cifra bastante mayor de la que esperaba el mercado. Es decir, en promedio, el número de operaciones mensuales llegó a los 75 millones.
La segunda etapa ya empezó, 19 entidades ya permiten que sus usuarios puedan transferir dinero con solo el número de celular desde el aplicativo y los que ofrecen los códigos QR para pago ya son interoperables, lo que abre una oportunidad para que más personas sean incluidas financieramente.
Estado obstructor
Así como se promueven iniciativas que tienen un gran impacto en la inclusión financiera, también hay otras que han generado todo lo contrario. Si bien, las normas partieron con buenas intenciones, pasaron por alto la opinión de los reguladores y nunca estuvo en sus planes articular esfuerzos con el sector privado, ocasionando un deterioro de la inclusión financiera.
Este es el caso de la Ley que Protege de la Usura a los Consumidores de Servicios Financieros, una copia fiel de leyes de otros países, que también han tenido efectos negativos en la población.
Dicha norma dispuso al Banco Central la fijación de topes a las tasas de interés en el sistema financiero para los créditos de consumo y mype. Aunque el BCR estableció cierta metodología para minimizar los potenciales efectos negativos, el regulador del sistema de pagos estima que, en solo ocho meses, se afectó a 226 mil personas. De estas, 126,791 fueron expulsadas del sistema financiero y a 99,338 se les impidió ingresar al mismo.
“A pesar de que los topes de tasas recién se empezaron a aplicar desde mayo de 2021, se puede observar que la norma estaría perjudicando a un conjunto de clientes del sistema financiero a través de su exclusión, debido a que el costo de otorgarles nuevos créditos excede el tope establecido”, explicó el BCR.
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Otras normas nocivas para la inclusión
Además de la norma que fija topes a las tasas de interés y que ha hecho daño a la inclusión financiera existen más propuestas parlamentarias que son nocivas.
Uno de esos casos fue un proyecto de Ley 650/2021 de Perú Libre, que buscaba suspender el pago de créditos de consumo, vehiculares e hipotecarios durante 24 meses, incluyendo los intereses, el capital, las penalidades y las comisiones.
Otro es el proyecto 731/2021, de Renovación Popular. Este buscaba “fomentar el uso correcto y adecuado de los instrumentos financieros, disminuir la morosidad y contribuir a la inclusión financiera”, mediante la modificación de la Ley General del Sistema Financiero y la implementación de un bono de buen pagador. Tal beneficio iba a estar dirigido a quienes pagaran a tiempo sus créditos durante seis meses seguidos. Sin embargo, el beneficio hubiera implicado que las entidades pagaran a quienes simplemente cumplían sus obligaciones financieras.
Otro ejemplo es el proyecto de Ley 3428/2022, que plantea eliminar el cobro de transferencias interbancarias. La propuesta suponía no reconocer el costo que tenía realizar el servicio de transferir dinero de una entidad bancaria a otra, además de poner en riesgo los pagos electrónicos, los cuales en muchas ocasiones implican que el dinero sea transferido de una entidad a otra. En este caso, dicha iniciativa también recibió opiniones negativas del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), la SBS y el BCR. No obstante, estas no fueron escuchadas.
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Redacción: Nicolás Castillo Corrección: Eliana Huaco Perú21 Media Chirimoya S.A.C. Av. Reducto 1363, piso 5, Miraflores – Lima
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