“La salud mental de nuestros adolescentes y jóvenes toma relevancia hoy si queremos asegurar un mejor futuro para nuestro país. Sin embargo, en las escuelas encontramos que los servicios de soporte emocional son insuficientes o nulos”.
“La salud mental de nuestros adolescentes y jóvenes toma relevancia hoy si queremos asegurar un mejor futuro para nuestro país. Sin embargo, en las escuelas encontramos que los servicios de soporte emocional son insuficientes o nulos”.

Por Jessyca Sampe, gerenta de Educación de Innova Schools

Quienes vivimos, estamos cerca o trabajamos con adolescentes y jóvenes, hemos podido notar que se trata de una de las poblaciones más afectadas por la pandemia. Quizá no ha sido el grupo etario con mayor número de personas fallecidas, pero sí es uno de los que vive hoy las consecuencias en su salud mental; ese estado de bienestar que según la OMS debe ser atendido de la misma forma que el estado físico de una persona.

A fines de 2021, UNICEF reportaba que de los 8,000 jóvenes que encuestaron, un 27% afirmó haber sentido ansiedad y un 15% depresión, siendo su situación económica la principal razón que influye en sus emociones. En este mismo estudio, se menciona que “su percepción sobre el futuro se ha visto negativamente afectada” siendo las mujeres las que se sienten más pesimistas que los hombres, con un 43% y 31% respectivamente.

Es así como la atención de la salud mental de nuestros adolescentes y jóvenes toma relevancia hoy si queremos asegurar un mejor futuro para nuestro país. Sin embargo, en las escuelas encontramos que los servicios de soporte emocional son insuficientes o nulos, estando los maestros agobiados y desbordados por la alta demanda que tienen de sus estudiantes que buscan ayuda. Esta situación es parecida cuando se busca apoyo en hospitales estatales y clínicas privadas, por lo que vemos necesario que los servicios de salud mental se incrementen de manera urgente y sean incluidos en todo tipo de seguros de salud.

Un escenario adicional que tomar en cuenta en nuestro país es la crisis política y económica que vivimos y que también afecta las perspectivas de futuro de nuestros adolescentes y jóvenes, perdiendo la esperanza de un futuro cercano mejor.

Es momento entonces de escuchar y poner al centro estas nuevas necesidades que traen nuestros adolescentes y jóvenes de tal manera que sean atendidas. Solo de esa forma los ayudaremos a encontrar esos grandes propósitos que los inspiren a aprender, crecer y convertirse en los motores de cambio que el Perú y el mundo necesitan.

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