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[OPINIÓN] Felipe Morris: Todavía no se cayó el techo
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Hace dos semanas escribí sobre el problema en EE.UU. porque su gobierno alcanzó el “techo de la deuda”, requiriendo un aumento o una suspensión de dicho límite por parte del Congreso para evitar caer en incumplimiento de su deuda pública. Luego de semanas de negociaciones se logró un acuerdo y el Congreso aprobó suspenderlo hasta enero de 2025, después de las próximas elecciones presidenciales. El pacto permite elevar la deuda hasta esa fecha a cambio de ciertos recortes en el gasto durante ese periodo, evitando que el gobierno federal no pueda afrontar sus deudas.
Los negociadores han acordado mantener el gasto no destinado a defensa prácticamente estable el año que viene y aumentarlo solo 1.0% en 2025, poniendo límites a lo que se conoce como gasto discrecional, el dinero que el Congreso asigna cada año para financiar agencias y programas federales (sin afectar a Medicare y la seguridad social). Se respetó el pedido del gobierno de aumentar el gasto en defensa 3.3% en 2024. Los republicanos lograron introducir mayores requisitos para los beneficiarios de subsidios contra la pobreza (incluyendo ayudas alimentarias); reducir un aumento presupuestario ya aprobado para la autoridad tributaria; cesar la moratoria en los pagos de deuda estudiantil y acelerar la aprobación de proyectos energéticos. Cada lado se atribuye haber ganado algo, pero la realidad es que ambos tuvieron que ceder de posiciones maximalistas que empujaban los extremistas de ambos partidos que habrían evitado un acuerdo.
Si bien el desenlace es positivo porque establece una tregua de dos años referida al techo de la deuda, el problema de fondo no se ha resuelto, ya que el límite o techo es solo un síntoma de una enfermedad que es el persistente déficit presupuestal americano que requiere aumentos de deuda para financiarlo. Los límites al gasto acordados no harán mella en la trayectoria insostenible a mediano plazo de la deuda del gobierno federal de EE.UU., que está casi en 100% del PBI y que se estima llegará a 130% en una década. EE.UU. es el mayor deudor del mundo y uno de los países con mayor endeudamiento fiscal como porcentaje de su producto bruto.
En los últimos 50 años el gobierno federal americano solo tuvo superávits cinco veces, la última vez en 2001. Como resultado de las ayudas por COVID-19, el déficit en 2021 superó los 2 trillones, el más grande de la historia. Mientras el gobierno siga acumulando déficits fiscales, la deuda seguirá aumentando, lo que constituye una bomba de tiempo, ya que en algún momento los mercados la considerarán inaceptable y las agencias de calificación le reducirán el rating con implicancias financieras inimaginables para la economía global. Es un problema que más temprano que tarde deberá enfrentarse.
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