Antes de hablar de bienestar en la educación, tema central del CADE Educación 2024, es necesario definir la palabra bienestar. Daniel Dreiffus, director de Comunicaciones del Centro de Psicoterapia Psicoanalítica de Lima, señaló que “existen lugares en el mundo donde el bienestar se mide por la felicidad, un afecto puntual de tiempo limitado. Pero el bienestar es un concepto más complejo, más estable en el tiempo y que suma todos los afectos”, precisó. Tiene que ver, agrega, con una sensación de pertenencia, de estar en el lugar correcto en el momento apropiado.
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Trasladando este significado a la educación, Dreiffus sostuvo que la enseñanza tradicional desintegra, parte en pedacitos al ser humano cognitiva y afectivamente. “Una pedagogía sobre los criterios tradicionales en tiempos actuales no funciona. Por eso hay que recuperar al profesor como ser humano que influirá mucho más allá de los cursos que enseñen. Lo más difícil es ser una persona saludable, alegre, creativa, lograr conectar con el estudiante”.
Para el especialista, el profesor debe saber escuchar, preguntar y no juzgar a priori. “Los chicos dependen de la salud mental del maestro no tanto de sus conocimientos. Porque se puede enseñar tecnologías, técnicas y procedimientos, pero no a querer”.
UN PROGRAMA SALUDABLE
Alineado a estos conceptos, desde 2019 se puso en marcha Escuelas Afectivas, programa de educación emocional ejecutado por Empresarios por la Educación que trabaja directamente con los docentes, encargados de instalar estas competencias desde una tutoría grupal o individual.
“La literatura académica nos dice que cuando se mejora la habilidad socioemocional, esta influye en la mejora de otras capacidades. El estudiante se concentra, aprende mejor y reduce el nivel de conflictividad en la escuela”, afirmÓ Jahayra Velásquez, coordinadora de la iniciativa privada.
Escuelas Afectivas trabaja en las zonas urbano-periféricas de 11 escuelas de Ica y en seis de Chiclayo, impactando en más de 2000 niños. Un ejemplo práctico de cómo llegar a los alumnos parte de una pregunta sencilla pero necesaria: ¿cómo estás? “Cuando el maestro muestra este interés los estudiantes poco a poco empiezan a expresar sus emociones y experiencias. No solo alegrías sino situaciones de tristeza, enojo y miedo con mucha naturalidad”, explicó. Hablar abiertamente de lo que sienten los ayuda a tomar conciencia de sus emociones y aprender a gestionarlas sin reprimirlas ni negarlas.
EL PELIGRO DIGITAL
Hace algunos años el nobel de Economía, James Heckman, dijo que “las habilidades no cognitivas juegan un papel clave en el éxito académico, las decisiones escolares y los salarios futuros”. En ese contexto, el mundo digital es un severo distractor del aprendizaje. El coordinador de educación de Agustinos de Latinoamérica advierte que, lejos del interés educativo, “los algoritmos de inteligencia artificial de TikTok, Instagram y demás redes sociales se han creado para generar un gran nivel de adicción”.
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Además, detalla, “una reciente investigación de la Universidad de Cambridge nos dice que, aunque el síntoma mayor fue durante la pandemia, todos los problemas de salud mental que tienen hoy los adolescentes, como ataques de pánico, ansiedad o suicidio tienen como problema de fondo a los agresivos algoritmos de las redes sociales”.
Según información que maneja Neira, el 57% de jóvenes en el mundo no está durmiendo lo suficiente por estar conectado al mundo virtual. “Es gravísimo. Pero el tema no es prohibir la tecnología sino regularla mediante el control parental”.
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