Ahora que el jefe de Perú Libre, Vladimir Cerrón, habla con entusiasmo de las políticas que implementó Evo Morales, acá señalamos las razones de una receta fallida.
Ahora que el jefe de Perú Libre, Vladimir Cerrón, habla con entusiasmo de las políticas que implementó Evo Morales, acá señalamos las razones de una receta fallida.

El dueño de Perú Libre, Vladimir Cerrón, en una entrevista televisiva el último fin de semana, volvió a decir que la política económica que implementó es la ruta que debe seguir el Gobierno de Pedro Castillo en el país. Cerrón habla de “recuperar” los recursos naturales y va más allá, cuando menciona que el Estado tiene que ser un “ente regulador de precios”. Sin embargo, si analizamos en frío los resultados del período de Morales, encontraremos que aun cuando logró altas tasas de crecimiento económico, estas no fueron sostenibles. Además, en vez de mejorar las finanzas públicas, las destruyó.

De 2006 a 2019, años en los que Evo Morales gobernó, el crecimiento de Bolivia fue de 4.7% frente al 5.1% de Perú. Aunque la diferencia de tasas aparentemente no es grande, en un lapso de 14 años, 0.4 puntos puede ser significativo para crear más bienestar en la población.

Luego está el hecho de que Morales, a diferencia de políticas que se implementaron en el Perú, nacionalizó las empresas del sector hidrocarburos y mineras, debido a su “carácter estratégico”. El mismo alegato que hoy usan en el partido del lápiz. Es una falacia que cala en el imaginario popular. Evo repetía a diestra y siniestra que las empresas se llevaban el 82% de lo que extraían. Lo mismo que Pedro Castillo sostenía en su campaña, cuando decía que las empresas se llevan el 70% y el Estado se queda con solo el 30%. Pero la realidad demuestra lo contrario.

El régimen de Morales no respetó contratos (compromisos asumidos) ni la estabilidad jurídica. “Bolivia se quedó con la infraestructura que empresas privadas implementaron antes de que las intervengan, pero la exploración para encontrar nuevos yacimientos y que la producción se sostenga, se paró”, dice Manuel Muñoz, economista de la . Esto no se sintió porque los precios de las materias primas se dispararon. Los recursos por el control de los yacimientos generó una fuerte distribución de renta a través de bonos y transferencias a regiones. Bolivia pasó de tener una pobreza moderada de 61% en 2005 a 35% en 2018 y la pobreza extrema pasó de 38% a 15% en el mismo período. Aun así, Perú redujo más la pobreza en ese mismo lapso. Incluso cuando acá había un 3% de pobreza extrema en 2018, en Bolivia seguía en 15%.

La empresa estatal que surgió después de las nacionalizaciones fracasó. No halló nuevos yacimientos de petróleo y gas. Y eso tuvo un impacto dramático sobre el déficit público. Hoy, debido al fuerte gasto del Estado boliviano por el mayor control de la economía, el déficit fiscal es financiado con préstamos; es decir, aumenta la deuda (ver gráfico), que ha retornado a niveles similares a los de 2005, cuando le fue perdonada la deuda.

El golpe de suerte que tuvo Evo Morales

Según el economista boliviano Gonzalo Chávez, desde que Evo Morales llegó al poder, hasta 2014, le tocaron tres loterías.

La primera fue el boom de las materias primas. En el caso del gas, el precio por el millar de pies cúbicos se multiplicó por 10. La segunda lotería tiene que ver con una ley aprobada por el Congreso durante el mandato del presidente Carlos Meza. Esa ley hizo subir al 50% la renta gasífera. Finalmente, la tercera lotería que benefició a Bolivia fue la condonación de la deuda externa de parte de organismos multilaterales (FMI, BM) y el Club de París, lo que hizo que el nivel de deuda se redujera del 50% al 17 del PBI.

Morales transfirió esta renta y creó un boom de consumo que hizo que la economía boliviana despegara, pero era un espejismo. Aunque generó cambios sociales positivos, estos no fueron sostenibles. En 2015 volvieron a caer los precios de las materias primas y se mostró las debilidades del sistema primario exportador con un fuerte estatismo.

La doble agenda en Lima del ‘socio’ del Gobierno

La presencia en Perú de Evo Morales ha generado suspicacias. Fue traído por la Cancillería como si fuera aún un alto dignatario para apadrinar la conformación del nuevo partido de apoyo que tendrá Pedro Castillo y aprovechó para impulsar en nuestro país su proyecto Runasur, que es un calco de la Unasur de Hugo Chávez. Es decir, un bloque ideologizado que promueve la “lucha antiimperialista” y el neopopulismo autoritario, con la anuencia del gobierno de Perú Libre. Morales incluso se reunió en secreto con Pedro Castillo, porque no hay registrados oficiales del encuentro que el mismo boliviano reveló.

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