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Diego Olcese: “Arrancamos Crehana cuando no había cultura de aprendizaje digital” [ENTREVISTA]
Formado en Ingeniería Empresarial, es uno de los fundadores de Crehana, la plataforma de educación virtual que lidera en América Latina. Perú21 entrevistó al peruano Diego Olcese.
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Una visita a Silicon Valley, la meca de la tecnología situada en California, lo cambió todo. “Marcó una tendencia hacia adelante bien importante”, me dice. Fue hace nueve años, un momento de inspiración de donde partió la idea de gestar en 2015 Crehana, la cada vez más popular plataforma de tecnología educativa.
Emprendimiento tecnológico que se cocinó en el segundo piso de Manolo, conocido espacio gastronómico miraflorino –donde se recomienda ir a probar los churros– de su socio Rodolfo Dañino. Diego Olcese ha vuelto al Perú por unos días. Hoy radica en México, que es el centro de operaciones de la empresa que ya aloja más de mil cursos virtuales.
Aquel día, hace nueve años, sus padres fueron a recogerlo al aeropuerto tras su estancia en California. En el camino de vuelta, en el auto, les dijo que ya tenía decidido renunciar a su trabajo, una compañía de e-commerce. “Voy a renunciar”, anunció. Su padre frenó el auto de imprevisto y respondió, casi indignado, con la interrogante natural: ¿Por qué? “Hoy mi papá es la persona más fan de Crehana”, me dice.
-¿La pandemia revolucionó el desarrollo de Crehana?
El COVID fue un acelerador gigantesco para el posicionamiento de nuestro modelo de negocio en el mercado. De 2015 a 2019 estuvimos tratando de escalar Crehana de mil y un maneras, había un tema cultural muy fuerte en América Latina que nos impedía generar la adopción que estábamos buscando tener.
-¿Qué pasó con lo cultural?
El usuario de Internet en América Latina es relativamente nuevo. Recién estamos viendo tendencias positivas en el uso de, por ejemplo, e-commerce. Y nosotros fuimos uno de los pioneros en la región en la forma como las personas se entrenaban (capacitaban); existía mucha resistencia a querer consumir este tipo de plataformas por la confianza, porque se creía que no iban a aprender, que era una inversión que no iba a tener frutos directos en el incremento de salarios, etc. Y en 2020, con la pandemia, este tema cultural se rompió, porque la gente tuvo que aprender obligadamente en su casa.
-¿Se estima cuánto fue el crecimiento a raíz de la pandemia?
Hoy Crehana es 10 veces más grande en ingresos de lo que fuimos al cierre de 2020. Si lo comparas con el cierre de 2019, somos 15 veces más grandes.
-Si la realidad de la región es la que describes, deduzco que la situación del Perú es aún más incipiente.
Arrancamos Crehana en Perú cuando prácticamente no existía esto. No había cultura de aprendizaje digital. Fue un desafío gigantesco y, más aún, en un ecosistema de emprendimiento totalmente incipiente. En 2014 las aspiraciones de un emprendedor peruano eran entrar a Wayra. Hoy hemos visto un cambio radical sobre lo que era, pero aún lejos de lo que otros países son.
-¿Del 1 al 10 en qué escala estamos?
A nivel de emprendedurismo digital, Perú está en un 3 de 10. Chile nomás es un factory de negocios digitales. Colombia, uff..., tiene Rappi; si trabajas ahí, sales y emprendes, hay más de 20 casos así. Ni hablar de Brasil, que es el país con mayor tracción digital de América Latina. Pero estamos en buen camino. Hay temas a cambiar en el ecosistema de cómo queremos fomentar el emprendedurismo digital.
-Crehana podría ser como una paradoja. Es una empresa de educación virtual en un país donde la educación tiene serios problemas y donde el desarrollo tecnológico aún está en ciernes. ¿Por qué fue la excepción a la regla?
Todavía no lo ha sido, falta mucho para poder serlo. Nacimos en el momento correcto, tomamos las decisiones acertadas, nos arriesgamos muchísimo sin importar fracasar y, a lo largo del tiempo, fuimos trayendo a la compañía a las personas correctas en el momento correcto. Y el constante empuje que hemos tenido desde que arrancamos ha sido importante. Nos hemos adaptado muchísimo a cómo el modelo de negocio ha ido cambiando. Hemos pivotado el modelo más de 15 veces; hoy somos una compañía diferente de cuando arrancamos. Mi socio y yo tenemos una forma de pensar similar a otros emprendedores, pero el éxito ha estado en creérnosla bastante y en trabajar 24/7 para poder lograrlo. A veces sucede que nosotros mismos nos minimizamos por el hecho de donde somos.
-Cuando le comenté a un amigo que te iba a entrevistar, me dijo: “¿Crehana es peruana?”.
Por eso necesitamos creer más en el talento que tenemos y comprometernos a eso.
-¿Ideas como Crehana son señales de que la educación ha cambiado para siempre?
La forma como las personas consumen la educación ha cambiado por completo, lo que es a raíz de la exigencia del mercado de trabajo, que le pide al profesional otro tipo de habilidades.
-¿Pero qué pasa con quienes todavía nos cuesta adaptarnos a una clase virtual y preferimos la presencialidad?
Para mí, el concepto de la clase del futuro es: no voy a una clase para sentarme, escuchar a una persona hablar y tomar nota, sino a una clase participativa, donde no tengo que consumir información porque ya lo hice previamente en línea. Solo voy a la clase para discutir y construir, argumentar, trabajar en equipo. Un entorno de trabajo no es sentarte y escuchar a una persona hablar; es fallar, discutir, decidir, construir. La clase del futuro es donde el formato digital debe ayudar a que la persona tenga todo el conocimiento y lo aprenda, y que se ponga en práctica en un lugar físico.
AUTOFICHA:
- “Soy Diego Olcese Díaz. Tengo 32 años. Nací en Lima, en Surco. Acabé el colegio y estudié Ingeniería Empresarial en la Universidad del Pacífico. Luego ya me dediqué a trabajar y todo lo aprendí en la cancha, como los guerreros. Todas las semanas llevo cursos en Crehana”.
- “Hoy Crehana tiene un catálogo en español de más de 1,100 cursos publicados y en portugués de alrededor de 200. Deberíamos de apuntar para tener un catálogo total de más de 2 mil a 2 mil 500 cursos para el cierre de 2023. Estoy súper comprometido con Crehana”.
- “Mi futuro más cercano es seguir guiando a la compañía y seguir cumpliendo los objetivos que tenemos para el largo plazo. Ya tengo mi guitarra acústica y mi mezcladora para mezclar canciones en mi departamento en Ciudad de México. En Perú tuve dos grupos de rock: Locomotora y VegaSonica”.
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