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Agenda económica 2024: Las tres clases de reformas necesarias
Ante una economía que cierra golpeada este año, hay mucho trabajo por hacer para retomar la senda de crecimiento y volver a tener resultados positivos en 2024.
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La actividad económica cierra el 2023 mucho peor de lo que se había previsto a principios de año. No haber logrado consensos mínimos para llevar a cabo reformas estructurales en el ámbito de capital humano, infraestructura, mercado laboral, etc., ha pasado la factura con casi ocho años de crecimiento mediocre. Con ello queda demostrado que nunca hubo piloto automático ni tampoco cuerdas separadas entre lo político y lo económico.
A decir de Diego Macera, director del Instituto Peruano de Economía, encontrar una luz al final del túnel va a depender en buena parte del trabajo articulado del Ejecutivo y Legislativo por dos razones. Primero, porque en el lado político se requiere un panorama más estable para el siguiente proceso electoral de 2026. Segundo, porque en lo económico se requieren reformas urgentes de tres clases: transversales, sectoriales y de funcionamiento del Estado. Aquí su propuesta:
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1. Dentro de las transversales, necesitamos una legislación laboral más atractiva para la contratación formal, sobre todo para las empresas que contribuyen con un mayor valor agregado a la economía, recaudación y empleo formal, que son las más grandes. Contrariamente, hemos creado un sistema laboral en el que es más difícil y caro contratar justamente para dichas empresas. Cambiar la situación requiere una reforma importante, cuya necesidad tiene más de 15 años de antigüedad y que ningún gobierno se ha atrevido a hacer.
2. También en este ámbito está la necesidad de certidumbre y predictibilidad en el ámbito tributario. En la actualidad, existen procesos tributarios -algunos arbitrarios- que duran más de una década. Esto no es conveniente ni para la autoridad tributaria ni para los contribuyentes. Por ello, se requiere una reforma que haga más predecibles los criterios tributarios en una controversia, así como hacer que los plazos de estos sean menores.
3. En el ámbito sectorial, hay varios sectores que urgen reformas que permitan disminuir la carga burocrática. Un ejemplo de esto ocurre en la minería. Los procesos para ejecutar los proyectos y ampliaciones se han multiplicado. Si bien ha habido intentos por resolver el problema, no se han atacado las causas centrales, como es la proliferación de varias entidades e incumplimiento de plazos alrededor de los permisos. Tenemos que lograr reformas que simplifiquen y reduzcan los plazos de los procesos sin que eso signifique comprometer criterios ambientales ni comunitarios. Hay y ha habido buena voluntad por parte de las autoridades, en algunos momentos, pero nunca se ha avanzado con demasiada firmeza.
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4. También se requiere una agenda de destrabe de proyectos de infraestructura. Por ejemplo, entre los proyectos que se podrían destrabar están los de irrigación. Si bien Majes ha presentado problemas con la salida del operador, se cuenta con Chavimochic, Chinecas, entre otros. Estos proyectos son indispensables para aumentar el empleo, áreas cultivables, diversificación productiva, pero tienen varios quinquenios trabados. En general, la adjudicación de APP ha sido positiva el año pasado y ojalá se pueda repetir el avance el próximo.
Asimismo, el sector construcción, que esperemos que pueda rebotar en 2024, requiere algunas reformas. Por ejemplo, retomar el impulso a la vivienda social que se perdió el año pasado. Existe una importante brecha de viviendas en nuestro país que se requiere cerrar.
5. El sector que sigue golpeado y que requiere reformas urgentes es el turismo. Por ejemplo, ha habido una buena intención por parte de las autoridades para hacer más asequible la venta de boletos para Machu Picchu, pero estandarizar y hacer más fácil la experiencia del turista puede ir muchísimo más allá cuando se trata de integrar paquetes para atracciones turísticas en el Perú y acercarnos más a los estándares internacionales. Este es un trabajo en el que necesitamos una coordinación público-privada.
6. En cuanto al funcionamiento del Estado, es bien difícil pensar que el Perú pueda aspirar a ser un país desarrollado, en el mediano plazo, sin un mejor servicio civil. En este aspecto, la agenda de reformas implementadas ha sido bien pobre. No se ha avanzado mucho más allá de implementar Servir. Y con todos los problemas de índole política que hemos tenido, se ha avanzado muy poco en trabajar en una sola ruta para la mejora de la carrera pública, a la que accedan las personas más destacadas, que exista predictibilidad en los ascensos y en donde los servidores puedan ejercer su labor en un ecosistema sin corrupción y sin miedo a ser sancionados cuando no exista delito. Y eso sin tocar, además, el reto gigante que significa tener una descentralización funcional.
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