Velarde-Alvarez mide casi dos metros de altura y pesa 150 kilos.
Velarde-Alvarez mide casi dos metros de altura y pesa 150 kilos.

Sebastián Velarde-Alvarez Clark, de 31 años, más conocido como 'La Bestia', es el único peruano que ha logrado jugar rugby a nivel profesional y lo hizo en nada menos que Francia.

En pocas palabras es una de las voces más autorizadas para hablar de esta disciplina deportiva de contacto físico directo. Sus imponentes casi dos metros de altura y 150 kilos son su carta de presentación más notoria. Practicó taekwondo y jugó al fútbol, pero su pasión por el balón ovalado fue mayor.

Es consciente que el fútbol todavía sigue siendo el deporte que se lleva toda la atención en el Perú, pero tiene esperanza que esto pronto cambie.

Perú21 conversó con el emblemático jugador de la Universidad de Lima sobre las grandes necesidades del rugby peruano y logramos desnudar las falencias que sufre.

Actualmente estás alejado de la selección nacional de rugby, ¿qué fue lo que sucedió?

-Estoy suspendido por una pelea que tuve en la cancha ante el Markham. Fue hace poco, casi un año. He pedido una reconsideración, ya que me han dado 52 fechas de sanción (3 años aproximadamente). Llevó 10 meses sin jugar. Es un deporte de contacto, pero todo siempre queda en la cancha, no debería pasar a mayores. No estuvo bien lo que hice, espero que no vuelva a pasar.

Dicen que el rugby es un juego de bestias jugado por caballeros ¿Qué opinas?

-Es un deporte en el que prima muchísimo el respeto. Hay un compromiso enorme con todos los compañeros. Al árbitro lo tratamos de señor o usted y normalmente solo el capitán del equipo se dirige a él. No se debe confundir entre ser agresivo y ser violento. Son cosas distintas.

Se podría decir que los rivales solo son enemigos en la cancha.

-Exacto. Siempre suele jugarse un tercer tiempo, donde nos juntamos compañeros y rivales para pasar un buen momento de confraternidad. Es un deporte que se juega con tu familia, las amistades que encuentras en el rugby son muy duraderas.

¿Qué está faltando para que la liga peruana deje de ser amateur?

-Estamos en pañales todavía. Hay que ser realistas, falta bastante. Es algo que debe cambiar desde los dirigentes. El anterior presidente de la federación no tuvo una buena gestión. La forma en la que se llevó no fue la mejor, se maquillaban las falencias y por dentro era notorio desastre. Se pintaba algo que no era. Teníamos un buen entrenador, pero por falta de presupuesto nos entrenaba por Facebook. Tampoco había un trabajo de seleccionador, se pedía una lista a los clubes. El rugby peruano debe salir del hoyo en el que se encuentra. Esto debe cambiar.

¿Cómo te iniciaste en este deporte?

-Juego desde los 20 años. Un amigo me pasó la voz para entrenar en la Universidad de Lima. En el colegio lo había jugado, pero solo como parte del curso de Educación Física. Yo practicaba taekwondo y fui delantero en Coopsol. Con solo tres meses de rugby llegué disputar un torneo sudamericano.

¿Cómo llegas a jugar en Francia? ¿Se vive de otra manera?

-Estuve tres años allá. Me llevó Stephane Brusset, quien me entrenó en la selección. Vio condiciones en mí y me fue bien en las pruebas. Por él pude cumplir ese sueño. Primero jugué en Avenir Castaneen Rugby de la liga Federal 1. Luego pasé al Racing Club Strasbourg. Allá se vive de forma muy distinta, hay mucha afición.

¿Te dedicas solamente al rugby?

-Tengo mi propio negocio de catering para eventos. Soy mi jefe, no tengo la necesidad de tener un horario. Esto me da la posibilidad poder enseñar en colegios.

¿De que manera se puede fomentar este deporte en el país?

-Intentó ayudar desde mi tribuna. Soy dueño de una tienda de implementos deportivos para rugby. La idea de esta empresa es llevar este deporte a lugares donde no se conoce mucho. Hace poco me pidieron uniformes para Huancayo. Con la ganancia suelo viajar al lugar y les doy una pequeña cátedra o arbitró el partido. Es mi manera de contribuir.

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