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Mariano Arenas, el jockey ayacuchano que despertó del coma [ENTREVISTA]
Es el primer clasificado al Gran Premio Latinoamericano, lo que en términos futbolísticos sería la Copa América Hípica. Perú21 entrevistó a Mariano Arenas.
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Y al cuarto día despertó. Abrió los ojos y estaba entubado. Había salido del coma.
En plena carrera, el caballo se lesionó de gravedad, Mariano cayó y el animal saltó encima de él, pero le pisó la cabeza, lo que casi lo lleva a la muerte.
Fue hace 5 años. “La pensé un poco”, me dice sobre la posibilidad de dejar las carreras de caballos. Su voz es tenue y tímida. “Pero es lo que me gusta y sé hacer”, me dice desde el mirador del Jockey Club, a un lado de la cancha de entrenamiento de los jockeys. Recinto que reúne a unos 1,500 caballos.
Mariano Arenas tiene cerca de 750 carreras ganadas, en 13 años de carrera. Empezó en 50 kilos. Ahora está en 54, un kilo más del peso ideal. Ayacuchano de 33 años. Mide 1.65 metros, cinco centímetros más que Dvorak (la medida del caballo es hasta el lomo), el caballo de 485 kilos con el que clasificó al Gran Premio Latinoamericano, lo que en términos futbolísticos sería la Copa América hípica. La cita será este 14 de abril en el hipódromo de Monterrico del Jockey Club. La competencia ha recibido la nominación de Marca Perú por parte del Estado Peruano. Es un evento gratuito y para toda la familia.
Mariano también se ha roto la clávicula, la tibia, el peroné, el tobillo y las costillas. Pero su fe en los caballos es inquebrantable y va a paso firme.
¿En qué circunstancias eliges ser jockey?
No es muy común elegir ser jockey, tienes que conocer el hipódromo; yo ya conocía el hipódromo. Unos tíos de San Juan de Miraflores me trajeron para acá. Yo tendría 13 o 15 años. Vine y me jaló el ojo.
¿Por qué te trajeron?
Para entretenerme, en la casa estaba sin hacer nada. Mi intención era, terminando el colegio, estudiar. Pero me gustaron los caballos. Tuve la chance de entrar a la escuela de jockeys.
¿Pero qué te gustó?
Las carreras, la emoción, la gente que gritaba, la adrenalina que se sentía, me inspiraba. Y cada cierto tiempo me volvían a traer.
¿Ser jockey fue tu primera opción?
Intenté estudiar Mecánica Automotriz, pero mis padres no son de recursos suficientes como para apoyarme en los estudios. Entonces, averigüé acá en el hipódromo y conocí gente que trabajaba acá, los cuidadores de caballos me dijeron: “Oye, tienes la talla, tienes el peso, eres chiquito y liviano, ¿por qué no intentas ser jockey?”. Y ya, un día vine con mis papás a averiguar y un preparador nos dijo que podía presentarme a la escuela.
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¿Cómo te preparas?
Voy al gimnasio, troto, hago dieta y en las mañanas entreno con los caballos. A las 6 de la mañana ya tenemos que estar trabajando. A las 10:30 de la mañana termino. Descansas, almuerzas y en la tarde entrenas, de 3 a 5 p.m. Todos los días.
¿Fue difícil ser parte de este mundo o encajaste rápido?
Fue muy rápido, porque yo ya tenía convivencia con caballos. Mi abuelo paterno fue amansador de caballos de paso en Ayacucho. Yo siempre lo veía, lo ayudaba, montaba los caballos. Pero los caballos de carrera son diferentes, es sentir el aire en la cara, la adrenalina y la fuerza del caballo.
¿Y no hay miedo?
Hay un poco de temor, pero cuando uno está arriba la meta solamente es ganar.
¿Cómo logras que el caballo gane?
Al entrenar lo vas conociendo y vas midiendo su fuerza.
Ahora corres con Dvorak.
Sí, desde hace un mes. Primera vez que lo montaba. Nos comprendimos muy bien, y ganó muy bien el caballo.
¿Qué es comprenderse bien con el caballo?
Entenderlo, medirle la fuerza que tiene.
¿Y el caballo no se pone chúcaro?
No, conmigo se siente dócil, se siente bien, tenemos esa química. Y se portó a gran altura. Ahora seguimos trabajando juntos para la carrera. Dvorak es de buen genio, manso, dócil y sabe entender a la persona con quien está, eso ha provocado la química que tenemos ahora.
¿Y tú cómo eres, Mariano?
Soy de carácter no muy fuerte ni tampoco débil. Pero en las carreras doy el todo por el todo.
En las carreras tienes que ser…
Corajudo, dar lo mejor.
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¿Cómo te comunicas con Dvorak?
En el partidor, antes de la carrera, tienes que acariciarlo, hablarle un poco; sabe con quién está. En la carrera, es concentración, darlo todo.
¿Tienes algo en común con Dvorak?
En la fuerza, la garra, el coraje. Y creo que ambos daremos la batalla. La meta es ganar.
¿Qué te dice tu abuelo ayacuchano con el que empezaste montando caballos?
No le gusta venir a Lima, está allá. Pero se siente feliz que yo haya sido jockey. Él siempre me decía que yo no tenía miedo a los caballos, que me desenvolvía bien con los caballos.
¿Hasta qué edad puedes ser jockey?
Hasta los 50. De 20 a 40 es el mejor momento. Yo estoy en mi momento, tengo años para dar lo mejor de mí. Ahora tengo la chance de correr esta carrera importante.
¿Cómo estamos en la hípica en la región?
Estamos en media tabla. La potencia en Sudamérica es Argentina y Chile. Luego viene Brasil y Perú. Y ahora la idea es llegar bien a la carrera, cuidarse, llegar sanos y dar lo mejor.
AUTOFICHA:
-“Soy Mariano Wilson Arenas Ccora. Acabo de cumplir 33 años. Nací en Parinacochas, Ayacucho; está a unas tres horas en auto de Huamanga. En Parinacochas empecé a montar caballo. Todo eso era en haciendas y ahí mi abuelo amansaba caballos de paso”.
-“Estudié en la Escuela de Jockeys del Hipódromo. La carrera dura dos años. Y luego te hacen un examen, que es una carrera, y de ahí a correr. Hasta ahora, tengo cerca de 750 carreras ganadas, en estos 13 años que voy corriendo. Hay quienes llevan 7 mil carreras ganadas”.
-“He corrido en Argentina y en Brasil. Estoy mañana y tarde con los caballos. Quisiera, cuando me jubile como jockey, viajar o poner algún negocio, tal vez hacer algo vinculado a los caballos, como preparador u otro negocio. Semana a semana cambias de caballo, pero con Dvorak correré la Copa América”.
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