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Hugo del Castillo: “Cuando peleas con tu enemigo no puedes ir cabizbajo”
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Podría ser el hijo perfecto, el enamorado perfecto, el estudiante perfecto y el deportista perfecto. “Nadie es perfecto”, se defiende. ¿Cuáles son tus defectos?, insisto. Piensa y esboza algunos sonidos con las palabras: “Eh”, “uhmm”, “bueno”.
El último 29 de julio le tocó caminar por la avenida Brasil en el desfile de Fiestas Patrias. Honor que solo su padre militar había alcanzado. La razón: Hugo Del Castillo había ganado, el 27 de julio, la medalla de plata en taekwondo, modalidad de poomsae, en los Juegos Panamericanos Lima 2019. Deporte que también practica la campeona mexicana Ana Zulema Ibáñez, su enamorada a distancia. La define como “muy optimista, inteligente, con mucha decisión, una excelente persona, honesta, alegre, sabe hacerme reír”. El arco de la perfección lo completan el primer lugar que ocupa en sus estudios de Medicina y la intensidad de su performance, donde las líneas de su rostro se marcan en cada desplazamiento, los movimientos de piernas y brazos son pulcros, despliega la dosis precisa de agresividad y la energía de sus gritos remata cada acto. Y todo sin despeinarse. “En el poomsae nunca se sabe si vas a ganar”, aclara.
Empezó a los 8 años de edad en taekwondo, tal vez creyendo que podía ser como Dragon Ball Z y Power Rangers, sus programas favoritos. “A veces paro aislado, no soy mucho de socializar y por eso piensan que soy serio, apático, tímido”, asegura, con su voz delgada, el deportista que fuera del tatami tiene cara de niño y una sonrisa que alumbra.
No fuiste a tu viaje de promoción al Cusco por ir a un mundial y lograste la medalla de plata. ¿Cuánto se parece ese momento a lo que te tocó vivir en Lima 2019?
Para Lima 2019 tuve que dejar de lado la universidad. La rutina de entrenamiento fue de ocho horas diarias, todos los días, durante medio año. He tenido sueños y pesadillas. Soñaba que ganaba oro, pero también sueños con temor: ¿qué pasa si me caigo?, ¿qué pasa si no lo hago bien? Con mi sicóloga trabajamos eso.
¿Cuánto afectaron el miedo y los nervios?
Tengo que estar bien tranquilo, relajado y disfrutar la competencia para poder salir con mi máxima potencia. Pero me emociona que me vean hacer el poomsae, me emociona que me hagan barra, que admiren lo que hago.
¿Piensas en algo o en alguien?
Pienso en el mismo poomsae, me meto en el papel.
¿Existen fórmulas para el triunfo?
Sí. Disciplina, confianza, responsabilidad y esfuerzo.
Te veo competir y pienso: la disciplina es todo en este deporte. ¿Es así?
Es un deporte de bastante disciplina y respeto. Implica bastante la transmisión del espíritu de la marcialidad. Tengo que simular un combate. Cuando peleas con tu enemigo no puedes ir cabizbajo o con una actitud de perdedor. Yo quiero que piensen que realmente estoy peleando contra alguien.
¿Así eres en la vida diaria?
Siempre soy de conversar, soy conciliador, no me considero una persona pleitista.
¿Qué te saca de cuadro?
Cuando la gente hace mucho ruido, cuando alguien impone sus ideas a la mala, cuando no se piensa en los demás, cuando la gente maneja mal, cuando te tocan el claxon antes de que cambie a verde, me molesta la imprudencia y la flojera.
¿Y cómo reaccionas ante eso?
Antes era de insultar a las personas, pero he descubierto que no gano nada amargándome la vida.
¿Por qué eliges el poomsae por encima del kirougui (pelea)?
El kirougui implica bastante cuidado del peso; bastante estrategia, físico y velocidad. No tengo esa habilidad tan desarrollada. El poomsae lo puedo disfrutar más, es una de las artes más técnicas.
¿Eres perfeccionista?
Antes era muy obsesivo y me estresaba mucho. He descubierto que estresándome no gano nada. Ahora ya no soy perfeccionista, pero sí organizado. Organizo mi día y lo que haré en la semana.
Tu padre es militar. ¿Ha influenciado bastante en ti?
A mi padre lo tomo como un ejemplo. Él ha hecho cursos de comandos, que son las fuerzas especiales del Ejército.
¿Le tocó luchar en la época del terrorismo?
Sí. Ha estado en el Huallaga, en el Vraem, en las zonas de emergencias. Sobre todo en los 90. Me cuenta que una semana lo tuvieron sin dormir, en paracaídas, nadando, saltando, corriendo. Ese espíritu de lucha, sentido de patriotismo y garra para soportar todo quiero superarlo.
¿El amor suma o resta?
¡Suma!
Tu pareja vive en México. ¿La distancia no afecta?
Por un lado, es positivo, porque da un grado de confianza muy bueno, pese a que la extraño mucho. Tratamos de aprovechar al máximo el tiempo.
¿Pero estar enamorado suma en la concentración como deportista?
Ella me ha ayudado en lo emocional. Me ha enseñado a aprovechar una caída como una oportunidad. La admiro: de cuatro medallas posibles en un mundial, sacó las cuatro.
¿Tienes defectos?
El defecto más grande que tengo es que no confío mucho en mí. A veces tiendo a ser muy duro conmigo mismo. Hasta me puedo deprimir porque no lo hago bien.
¿Estás conforme con plata en los Panamericanos?
En el primer momento no, me puse triste, pero luego me dije: “Voy a disfrutar el momento”.
Todas las medallas de taekwondo han sido en poomsae. ¿Por qué?
Haber tenido una escuela de entrenadores coreanos desde un inicio fue clave. También está la disciplina que tenemos, que es inmensa. Y somos muy ambiciosos, no nos gusta perder.
AUTOFICHA
- “Me llamo Hugo Xavier Del Castillo Palomino. Nací en Lima, el 12 de febrero de 1997. Estudié en el colegio Carmelitas y de ahí, de frente, me metí a la universidad a estudiar Medicina en la UPC. Estoy en el décimo ciclo de catorce. Actualmente, sigo el curso de Cirugía”.
- “Mi madre es abogada y mi padre, militar; es general del Ejército. He ido a Corea del Sur unas cinco veces para entrenar. En México 2014 gané la medalla de plata en juveniles. Yo soñaba con esa presea. Debo tener más de 50 medallas internacionales. Y nacionales son más”.
- “El próximo año se viene el campeonato mundial y estamos entrenando para eso. Ha salido un ranking histórico desde que se iniciaron las competencias de poomsae, en 2006; y en mi categoría son como 6 mil o 7 mil, y estoy en el puesto 116. Y ahorita debo estar entre los 15 primeros del mundo”.
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