¡Increíble! Panel de A Presión confunde poema de Vallejo con canción ¿'Yo no sé'?

Paolo Guerrero firmó por la UCV y fue anunciado con uno de los poemas más famosos de César Vallejo que, cuando fue leído por los panelistas de A Presión, fue confundido con una canción. Plop.

En la última edición de Estudio Fútbol, se debatía sobre quién podría ser el ‘9′ que iba a ser anunciado por la UCV, cuando Ana Lucía Rodríguez hizo un desacertado comentario que contó con la complicidad de sus colegas.

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“Han colocado un video con la letra de una canción que dice: ‘Hay goles en la vida tan fuertes... Yo sí sé. Ya llega el nueve’”, intentó informar la popular ‘Analú', siendo secundada -entre risas- por el resto de comentaristas.

“Por el juego de palabras ‘yo sí sé', puede ser Jesé. No sé”, explicó Peter Arévalo, “Bienvenido, Franco Navarro”, agregaba el ‘Conejo’ Rebosio y, “bueno, raro lo que publican”, sentenció la citada periodista exGolperu.

En medio de toda la diversión, fue Óscar Del Portal el único que recordó que esa cita correspondía a uno de los más grandes poetas y escritores de nuestro país, César Vallejo, de quien el club naranja tomó su nombre.

“Obviamente, es el por el poema de Vallejo”, recordó el ‘Chato’, quien justificó la demora que tuvo para corregir al resto de sus colegas en la mesa: “Estaba intentando de (asociar) a qué futbolista se referían con eso”.

Vale aclarar que al poema al que hizo referencia el club de la Universidad César Vallejo fue ‘Los heraldos negros’ que, en su primer verso, dice: “Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!”.

Los heraldos negros de César Vallejo

Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!

Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,

la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma… ¡Yo no sé!

Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras

en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.

Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas;

o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma

de alguna fe adorable que el Destino blasfema.

Esos golpes sangrientos son las crepitaciones

de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre… Pobre… ¡pobre! Vuelve los ojos, como

cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;

vuelve los ojos locos, y todo lo vivido

se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!

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