Adolf Hitler acompañado de altos funcionarios nazis.
Adolf Hitler acompañado de altos funcionarios nazis.

En medio de la segunda guerra mundial, la comenzó a acumular presos de guerra, presos políticos y presos por credo y raza, quienes fueron torturados por las fuerzas del terror con ejercicios de atletismo y todo por “deporte” o, al menos, eso era lo que gritaban los soldados antes de comenzar a “divertirse” según el realizado por José Ignacio Pérez del diario Marca.

“Nos ordenaron correr durante doce horas seguidas, sin descanso ni comida, y con el peor calor. Muchas personas colapsaron durante esa tortura”, relató Erwin Olszówka; mientras que, Andrzej Rablin contó que “un preso político cayó al suelo y comenzó a gritar ‘¡mi corazón!‘”. Ambos, Erwin y Andrzej, fueron prisioneros en el campo de concentración de Auschwitz.

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“Tuvimos que hacer ‘deporte‘ entre nubes de polvo (...) y uno de los ejercicios era ‘el paso del oso’ que consistía en agarrar nuestros tobillos mientras caminábamos”, agregó Nikodem Pieszczoch, prisionero 673.

“El ejército nos ordenaba a permanecer en cuclillas durante una o dos horas. Mirábamos con esperanza el reloj que teníamos en el edificio del frente esperando el momento para levantarnos, pero ellos siempre lo retrasaban para prolongar nuestra tortura”, lamentó Antoni Rychlowski, reo número 34 en Auschwitz.

“Los ejercicios dirigidos por los soldados estaban pensados para provocar el agotamiento físico de los prisioneros y romperlos mentalmente, ya que se basaban en un sofisticado sistema de tormentos”, explicó el preso 1021.

A Auschwitz fueron llevados más de un millón de presos, de los cuales, sólo 400 mil no murieron en las temidas cámaras de gas. Ellos fueron los que sufrieron cada uno de los ejercicios de tortura que comenzaron en 1940 y se repitieron cada día al son de garganta del encargado de turno: “¡Deporte! ¡Deporteeee!”.


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