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‘Tiempos recios’: Lea un fragmento de la nueva novela de Mario Vargas Llosa
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El golpe militar encabezado por Carlos Castillo Armas con la ayuda de la CIA para derrocar a Jacobo Árbenz del gobierno de Guatemala no solo marcó el destino de América Latina, también se imprimió en un joven Mario Vargas Llosa. Sesenta y cinco años después de ocurrido aquel suceso, el autor arequipeño, ya convertido en el peruano más universal, toma la pluma para mezclar realidad y ficción y contarnos esta historia de conspiraciones internacionales e intereses encontrados. “En esta historia se expresa una América Latina odiosa, de dictadores. Es su cara más retrógrada (...) que afortunadamente va desapareciendo”, dice el escritor sobre su novela, la cual aquí presentamos, con un arranque que, además, es un ameno ensayo de historia política.
Compartimos las primeras dos páginas pertenecientes al primer capítulo de la novela.
ANTES
Aunque desconocidos del gran público y pese a figurar de manera muy poco ostentosa en los libros de historia, probablemente las dos personas más influyentes en el destino de Guatemala y, en cierta forma, de toda Centroamérica en el siglo XX fueron Edward L. Bernays y Sam Zemurray, dos personajes que no podían ser más distintos uno del otro por su origen, temperamento y vocación.
Zemurray había nacido en 1877, no lejos del Mar Negro y, como era judío en una época de terribles pogromos en los territorios rusos, huyó a Estados Unidos, donde llegó antes de cumplir quince años de la mano de una tía. Se refugiaron en casa de unos parientes en Selma, Alabama. Edward L. Bernays pertenecía también a una familia de emigrantes judíos pero de alto nivel social y económico y tenía a un ilustre personaje en la familia: su tío Sigmund Freud. Aparte de ser ambos judíos, aunque no demasiado practicantes de su religión, eran muy diferentes. Edward L. Bernays se jactaba de ser algo así como el Padre de las Relaciones Públicas, una especialidad que si no había inventado, él llevaría (a costa de Guatemala) a unas alturas inesperadas, hasta convertirla en la principal arma política, social y económica del siglo XX. Esto sí llegaría a ser cierto, aunque su egolatría lo impulsara a veces a exageraciones patológicas. Su primer encuentro había tenido lugar en 1948, el año en que comenzaron a trabajar juntos. Sam Zemurray le había pedido una cita y Bernays lo recibió en el pequeño despacho que tenía entonces en el corazón de Manhattan. Probablemente ese hombrón enorme y mal vestido, sin corbata, sin afeitarse, con una casaca descolorida y botines de campo, de entrada impresionó muy poco al Bernays de trajes elegantes, cuidadoso hablar, perfumes Yardley y maneras aristocráticas.
—Traté de leer su libro Propaganda y no entendí gran cosa —le dijo Zemurray al publicista como presentación. Hablaba un inglés dificultoso, como dudando de cada palabra.
—Sin embargo, está escrito en un lenguaje muy simple, al alcance de cualquier persona alfabetizada —le perdonó la vida Bernays.
—Es posible que sea falta mía —reconoció el hombrón, sin incomodarse lo más mínimo—. La verdad, no soy nada lector. Apenas pasé por la escuela en mi niñez allá en Rusia y nunca aprendí del todo el inglés, como estará usted comprobando. Y es peor cuando escribo cartas, todas salen llenas de faltas de ortografía. Me interesa más la acción que la vida intelectual.
—Bueno, si es así, no sé en qué podría servirlo, señor Zemurray —dijo Bernays, haciendo el simulacro de levantarse.
—No le haré perder mucho tiempo —lo atajó el otro—. Dirijo una compañía que trae bananos de América Central a los Estados Unidos.
—¿La United Fruit? —preguntó Bernays, sorprendido, examinando con más interés a su desastrado visitante.
—Al parecer, tenemos muy mala fama tanto en los Estados Unidos como en toda Centroamérica, es decir, los países en los que operamos —continuó Zemurray, encogiendo los hombros—. Y, por lo visto, usted es la persona que podría arreglar eso. Vengo a contratarlo para que sea director de relaciones públicas de la empresa.
En fin, póngase usted mismo el título que más le guste. Y, para ganar tiempo, fíjese también el sueldo.
MARIO VARGAS LLOSA
Entre el sinfín de reconocimientos que ha recibido el autor peruano, destacan el Premio Nobel de Literatura 2010, Premio Cervantes, el Príncipe de Asturias, el PEN/Nabokov y el Grinzane Cavour.
EL LIBRO
Es la decimonovena novela de Vargas Llosa. La última, Cinco esquinas, fue publicada en 2016. Tiempos recios (Alfaguara) tiene un íntimo diálogo con la aclamada La fiesta del Chivo (2000).
353 páginas
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DATOS:
- La novela fue publicada simultáneamente en 20 países con una primera tirada de 180,000 ejemplares. Ya está a la venta en Perú.
- El golpe de Estado en Guatemala, en tiempos de la Guerra Fría (hecho donde se ubica la novela), tuvo una enorme repercusión en toda Latinoamérica.
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