Succession: Los hilos de una familia

Se acerca el final de la última temporada de Succession, la galardonada serie de HBO que encantó tanto a críticos como audiencias al representar un drama shakespeariano en tiempos modernos. Una ilustración del vacío ético al interior de una ambiciosa familia millonaria. Con su último episodio a punto de estrenar, podremos desvelar el gran misterio de toda la serie: ¿quién heredará al protagonista Logan Roy?

Succession cuenta sobre los Roy, una adinerada familia dueña de un imperio de medios audiovisuales y empresas de entretenimiento. El gran dilema se cierne sobre el patriarca de la familia, Logan (Brian Cox), y la difícil decisión que tiene que tomar al tener que elegir entre sus hijos a su próximo heredero del imperio. Kendall (Jeremy Strong), Shiv (Sarah Snook), Roman (Kieran Kulkin) y Connor (Alan Ruck) poseen diferentes cualidades que los definen como herederos, pero Logan, al ser un hombre frío y cruel, solo ve fallas en ellos. En esta última temporada, vemos cómo se terminan desarrollando todas las manipulaciones que surgieron a lo largo de la serie.

El propósito de Succession siempre fue el mostrar la crueldad de la familia y en ningún momento quiso engañar a audiencias deseando retratar una percepción falsa de los hechos. Los Roy son absolutamente necios, sin necesidades materiales y completamente carentes de ética, honor o integridad. La figura de Logan se forjó entre hierro y crueldad para destacar en el mundo de los negocios. Y tan influyente y consumidor es ese ambiente, donde “el perro come al perro”, que llega a envenenar incluso la privacidad.

Los hijos de Logan siguen los pasos de su padre, pero no importa cuánto se esmeren, nunca serán lo suficiente para satisfacerlo. Al estar acostumbrado al éxito, Logan nunca verá los esfuerzos de sus hijos con el mismo valor que le estima a sus propios logros.

El final de la temporada reitera en ese mundo de abuso y decadencia, volviendo a las mismas dinámicas familiares que llegaron a entusiasmar a las audiencias. Para su última función, los Roy preparan todas sus cartas y, entre golpes e insultos, nos encantan.