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El secreto de Martha Palacios: Puro sentimiento
A los 10 años preparó su primer plato de frejoles y hoy es jefa de cocina de Panchita, el restaurante de Gastón Acurio.
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Ojo, Martha Palacios no tiene ningún parentesco conmigo. Pero la conocí y le dije prima, porque en su rostro se dibuja esa sonrisa amable y querendona de los Palacios. Es puro sentimiento. Es la jefa de cocina de Panchita, restaurante del reconocido cocinero Gastón Acurio.
Ella nació hace 39 años en el asentamiento minero de Casapalca. Es la única de su familia que se ha dedicado a la cocina, de cinco mujeres y un hermano varón. Es heredera de la tradición culinaria de su abuela por parte de madre y heredera de los sueños de don José Palacios.
HIJA DE SU PADREEl ingrediente principal en la cocina de Martha es el amor por su padre, cada plato que prepara lo hace en su nombre. José era de buen comer. Cusqueño. Puso un restaurante de menú ejecutivo en el Centro de Lima. Ella tenía 10 años y ahí comenzó su historia, con el frejol, la carapulcra.
"Me hubiera gustado que mi papá comiera un plato mío. No lo volví a ver desde los 15 años. Nunca probó mi sazón, pero él fue el único que creyó en mí…", nos dice con la voz entrecortada.
Por motivos económicos, se fue a Japón para trabajar un año, ahorrar y regresar a estudiar. Se quedó nueve años. Volvió para seguir administración, pero al final pudo más la cocina y estudió gastronomía. Y así, plato a plato, fue llegando más lejos y hoy es la gran Martha Palacios.
Para ella, un buen cocinero debe tener mucho sentimiento, más que técnica. "En la comida se transmiten nuestras emociones, nuestro carácter", insiste. La cocina se hace con amor, aprendamos de Martha, sabia y talentosa.
TENGA EN CUENTA
- Martha Palacios empezó con una cafetería en La Rotonda de La Molina. Y ya lleva 10 años trabajando al lado de Gastón Acurio.
- En La Mar, de Acurio, hizo sus prácticas. Fue parte del equipo que ayudó en la apertura del local en Brasil.
DATO
- En Japón no se dedicó a la gastronomía porque la mujer no entra a la cocina. 'La mujer tiene la mano caliente y malogra la comida', dice la creencia.
Por Mijail Palacios Yábar (mpalacios@peru21.com)
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