Crea casi un mapa de la novela. Empieza con la documentación. Traza un esquema general en una gran cartulina. Fechas, personajes y lo que hace cada uno en cada año. Decide qué interacciones subrayar, qué escenas contar en paralelo. Segmenta las secciones. Elabora esquemas de cada sección, que agrupa en folios, de 10 a 15, donde está estructurado todo lo que narrará. Hace un listado de capítulos y solo cuando tiene todo eso, empieza a escribir. Es el método Santiago Posteguillo, el autor de novela histórica más vendido en lengua española.
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El escritor español visitó Lima para la Feria Internacional del Libro a propósito de su más reciente obra Maldita Roma. La conquista del poder de Julio César (Penguin Random House).
Esta mañana limeña, fría y gris, despertó y corrigió tramos de un par de capítulos del próximo libro, que será la tercera novela de la saga sobre Julio César que, por lo pronto, promete hasta una cuarta obra. Y después, asistió a esta entrevista.
La conversación empezó antes de encender la grabadora. Comentamos el extenso discurso de la presidenta Dina Boluarte por Fiestas Patrias.
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Santiago, enciendo la grabadora... Fidel Castro también tiene récords de horas dando discursos.
Podía estar siete u ocho horas. Pero el que más habló a lo largo de la historia era Catón. En la sesión del senado romano del 1 de enero del año 59 a.C.; cuando César viene con su gran propuesta de ley de reforma agraria, como Catón no quiere que salga esa ley y sabe que no tiene los votos suficientes para bloquearla en el senado, decide bloquear la votación. En el senado de Roma cuando propones una ley, estás en la obligación de dar la palabra a todos aquellos que han ejercido una magistratura importante y Catón había sido tribuno de la plebe para el 59, entonces tenían que concederle la palabra. Y cuando se le cede la palabra a un senador romano no se le puede interrumpir, tiene derecho a hablar tanto como crea. Claro, nadie piensa que alguien puede estar hablando sine die. Catón estuvo hablando todo el día para evitar la votación. Sacó a César de sus casillas y César lo arrestó. Todo eso está contado en Maldita Roma. César se da cuenta que no puede ir contra la ley y lo libera. Pero sabe que Catón hablará los 365 días, es su plan. César quita esa ley de reforma agraria y la intenta sacar por la asamblea del pueblo... Entonces, Catón habló más que la presidenta (Boluarte).
Entonces, detrás de esas extensas peroratas hay motivos políticos.
Los hay. Lo que me ha parecido entender de lo que oí de la presidenta es que se trata de una especie de afán personal de ella por intentar argumentar que está haciendo muchas cosas por el país.
O de abrumarnos con tanta información.
Puede ser, no lo sé. Creo que vuestra presidenta o bien no ha leído a Churchill o si lo ha leído ha decidido ignorarlo. Churchill decía que para preparar un discurso de dos horas, necesitaba dos minutos; pero para una intervención de dos minutos en el Parlamento Británico, necesitaba una preparación de dos horas. Ahí te lo está diciendo todo.
En 2019 lo entrevisté y me dijo: “desde lo sustantivo hasta lo aparentemente trivial, venimos de Roma”.
No lo dudes. Es relativamente sencillo establecer muchos paralelismos entre procesos políticos actuales y la lucha descarnada por el poder que tenía lugar en la antigua Roma. Una lucha que podía empezar en el Senado y terminar siendo muy violenta en las calles, algo que lamentablemente también podría pasar hoy, por ejemplo, en Venezuela. Pero lo que sí echo en falta con respecto a épocas anteriores y de una forma bastante trasversal por parte de casi todos los partidos políticos en comparación con la antigua Roma es que los grandes líderes de hoy no tienen la formación cultural, filosófica o de oratoria que tenían los senadores de la antigua Roma, sobre todo los más importantes: un César, un Catón, un Cicerón tenían una formación académica, técnica, cultural y de oratoria que ya me gustaría encontrar, de alguna forma, en líderes internacionales de hoy. Vamos a la democracia occidental más importante del mundo, que es Estados Unidos: que este país lo único que haya encontrado para ofrecer a los votantes norteamericanos sea un Donald Trump condenado judicialmente por diversos casos y que lo mínimo que se puede decir de él es que es controvertido y que eso sea todo lo que el Partido Republicano tenga que ofrecer, y que el Partido Demócrata lo único que tuviera hasta hace unos días era una persona con Alzheimer, es muy patético. De verdad, ¿eso es todo? Es que yo no me lo puedo creer que en un país como Estados Unidos no haya muchos más líderes políticos razonablemente preparados, que pudieran ser propuestos para las elecciones.
Sin embargo, los senadores de la antigua Roma practican un juego político mañoso…
Sí, sucio, buscando todos los límites, retorciendo las leyes hasta los límites para buscar formas de impedir el ascenso político del oponente. En ese sentido, en Maldita Roma se ven todas las maniobras políticas de los enemigos de César como Catón y Cicerón y la genialidad e ingenio de un Julio César que con contramaniobras políticas va sorteando todas las dificultades que se ponen en su camino hasta conseguir ganar cinco elecciones seguidas. César empleaba la técnica de presentarse con una serie de promesas electorales y cuando salía elegido, cumplirlas, y eso parece que le funcionó. Me pregunto si algún político del siglo XXI podría considerarlo.
Y es algo del sentido común.
Pero está la expresión de que el sentido común es el menos común de los sentidos. Es muy cansino ver la cantidad de políticos que incumplen de forma sistemática y obstinada todo lo que prometen. Los incumplimientos electorales deberían ser ilegales.
Después de investigar tanto para su obra de novela histórica, ¿no llega a este momento casi resignado?
Esto se va viendo en la propia saga de Julio César. En Roma soy yo es un joven de 23 años, muy idealista que se atreve a luchar contra senadores tremendamente corruptos. ¿Cómo acaba? Exiliado para salvar la vida. Y luego en Maldita Roma vamos viendo un César más maduro que si bien no abandona sus ideales políticos, pero se va dando cuenta de que a veces tiene que emplear métodos que él no habría deseado y va perdiendo ingenuidad. Y eso nos pasa a todos; no estoy promulgando que tengamos que depreciar nuestros ideales, pero sí entender que ese mundo ideal que deseamos es muy complejo de conseguir. Sí es verdad que entras en una cierta resignación, te das cuenta de que es muy difícil cambiar las cosas. Pero no hay que abandonar la lucha, porque la alternativa es dejarse llevar hacia la iniquidad absoluta.
O entrar en el cinismo.
Por ejemplo, frente a lo que estaba pasando en Venezuela yo lo veía tan claro desde un principio, que esto era un proceso electoral teatral montado por el régimen para dar una apariencia de sistema democrático donde no lo hay y que se iba a autoproclamar ganador de unas elecciones que no iba a ganar. Todo eso lo veía clarísimo. Es meritorio lo que hace la oposición. Pero aquí lo único que va a decidir esto es o la presión internacional muy efectiva o qué hacen los mandos militares del ejército venezolano.
¿Un golpe de Estado?
Claro.
Es decir, un golpe de Estado sería válido en estas circunstancias.
Eh, es una gran cuestión moral… ¿El fin justifica los medios? ¿Creen que con Maduro se puede llegar a un pacto de algún tipo?
Aparentemente no.
Lo veo complejo. Hay personajes que se aferran al poder y no piensan de ninguna forma dejarlo. Hay que buscar fórmulas para transformar eso. Hay que seguir luchando aunque conseguir el mundo ideal democrático sea imposible o casi inalcanzable.
Con Putin, Trump y Maduro, ¿cómo enfrentar estos tiempos?
Ojalá se consiga reducir la polarización política que exacerba las tensiones en distintos puntos del mundo.
¿Qué lecciones deja Julio César?
No desfallecer en la lucha. No reconoce la derrota como opción. Lo que hizo mientras estaba exiliado fue cruzar un Mar Mediterráneo infestado de piratas para llegar a la isla de Rodas donde estaba el mejor profesor de oratoria del mundo: 'por si consigo volver a Roma, por si consigo volver al senado, sea el que mejor pueda persuadir a los que me rodean'. Y transforma socialmente Roma. Y lo que yo tendría que explicar en una tercera y cuarta novela es que van a ir por él judicialmente y le van a forzar a entregarse o defenderse, y ahí veremos el pulso, y por eso acaban en una guerra civil. Julio César se niega a rendirse. Calculo que a lo largo de 2025, si hay suerte, tendremos la tercera parte...
Autoficha:
-“Vuestra presidenta (Dina Boluarte) o bien no ha leído a Churchill o si lo ha leído ha decidido ignorarlo. Churchill decía que para preparar un discurso de dos horas, necesitaba dos minutos, pero para una intervención de dos minutos, necesitaba una preparación de dos horas”.
-“(Con Putin, Trump y Maduro, ¿cómo enfrentar estos tiempos?). Ojalá se consiga reducir la polarización política que exacerba las tensiones en distintos puntos del mundo. Julio César nos enseña que él no reconoce la derrota como opción, no desfallecer en la lucha”.
-“Lo que yo tendría que explicar en una tercera y cuarta novela (sobre Julio César) es que van a ir por él judicialmente y lo van a forzar a entregarse o defenderse, y ahí veremos el pulso y por eso acaban en una guerra civil. Calculo que a lo largo de 2025, si hay suerte, tendremos la tercera parte”.
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