¿Por qué no lo ha olvidado?
Hay muchas cosas que me ha inspirado. Pero él se resintió, porque me porté mal. Vine a Lima y me siguió. Me ubicó, se sentó al frente de mi vereda, en la calle. Estuvo ahí dos días, pero yo no salí, porque le tenía pánico a mi tío, que era el dueño de la casa donde estaba. Al tercer día, cuando salí, se había ido. Y no lo volví a ver más en mi vida.