Paloma Reyes de Sá, productora, directora de teatro y profesora. (Foto: LEANDRO BRITTO)
Paloma Reyes de Sá, productora, directora de teatro y profesora. (Foto: LEANDRO BRITTO)

Fue madre a los 21 años, en el barrio de Flamengo. En Rua Paissandú, una calle larga con palmeras y árboles gigantes. A tres cuadras de la playa, en Río de Janeiro. Su hijo fue una sorpresa. “Y fue una maravillosa sorpresa”, agrega. Ella estaba en los últimos ocho meses de su carrera de teatro cuando le dijeron que sería . Fue un embarazo de alto riesgo. Dejó la carrera, pero volvió con un hijo de tres meses en brazos. Le pregunto si ha sido una buena madre. “Soy una mamá maravillosa”, responde y ríe. “Pero me equivoco como todas las mamás”, aclara.

Llámame mamá es el show virtual que Paloma Reyes de Sá dirige. Unipersonal de Emilia Drago que se estrena hoy. Son seis fechas. Jueves, viernes y sábado, a las 9 p.m. Entradas en Joinnus. “Es como un juego entre las dos (Emilia y Paloma) para ver en qué nos identificamos en la maternidad y hasta dónde podemos llegar con nuestro ridículo, sin miedo de que nos juzguen”, explica la productora de , que aún conserva el tono brasileño al hablar.

Es hija desde hace 43 años. Rebelde, artista, quería ser libre todo el tiempo. Alguna vez se fue de casa advirtiendo que no volvería más, pero regresó dos días después. Es hija de una actriz, artista plástica y psicóloga que vive en y se llama Lucia. Es hija de una mujer valiente. “Súper luchona”, remarca. “Nos alimentó artísticamente, nos presentó libros. Culta”, añade y, sobre todo, resalta la ética de su madre. Hasta hoy la hija siempre se pregunta “¿qué diría mi mamá?”.

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-Dices que todo cambia cuando eres madre. ¿Qué cambió en ti?

Muchas cosas. Ser completamente responsable de la vida y el crecimiento de alguien, de cómo va a aportar en el mundo provoca un gran cambio y una gran responsabilidad; entonces, creo que aprendí a ser una persona grande. Era súper joven cuando nació mi hijo. También me ha hecho una persona más dócil. Ese amor que nace cuando te vuelves mamá causa una transformación muy profunda. El principal cambio cuando eres madre es que el corazón crece. Y no me ha limitado en nada; es, más bien, una motivación de vida.

-Tuviste joven a tu hijo. ¿Fue complejo?

Vivía con mi mamá, con mi hermana, con mi esposo. Juntos. El nacimiento de Julian fue como una historia en familia, en comunidad. Sería maravilloso que las mujeres tuviesen ese apoyo, esa fuerza familiar para criar a sus hijos. Hacer las cosas sola es agotador; formas un ser humano en tu barriga y después para el mundo.

-¿Cómo miraba la sociedad a una madre de 21 años?

Yo no estaba muy pendiente de eso. Jamás me he preocupado mucho por cómo me miran. Pero sí recuerdo que me decían: “Y ahora qué vas a hacer, cómo has truncado tu vida”. Pero no me parece que eso sea truncar la vida; más bien, estaba creando vida. Y no pensaba dejar la carrera. Creo que las personas piensan que van a abandonar sus propias vidas al tener un hijo. Si vivimos en una sociedad donde solo la madre tiene que hacerse cargo de su hijo, eso va a suceder. Pero si hablamos de una sociedad donde las personas viven en comunión con el papá y los familiares, eso no tendría por qué pasar, porque es una crianza compartida, donde todos se hacen responsables.

-¿En qué estamos fallando al mirar y entender el rol de una madre?

En pensar que solo las mamás somos responsables de los hijos; que solo la mamá es la criadora, la cuidadora. Es una falla, incluso, para el crecimiento del hijo. Creer que la mamá es perfecta, que la mamá no se equivoca. Es bien arcaico pensar que las mujeres tienen que ser súper poderosas para ser mamás. La maternidad siempre debería ser una elección.

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-¿Por qué migraste al Perú?

Mi papá es peruano. Y vine de vacaciones. En esas vacaciones conocí a mi esposo. Me fui a Brasil embarazada (risas). Mi mamá brasilera también conoció a mi papá acá, y también porque vino de vacaciones. Vivimos en Brasil y, cuando Julian tuvo cuatro años, nos vinimos para acá y me quedé.

-¿Por qué quedarse? En Brasil hay más oportunidades para el arte.

El padre de mi esposo acababa de fallecer y queríamos acompañar a su mamá. Pero conocí un grupo de payasos de hospital: Bola Roja de Wendy Ramos. Ya era payasa en Brasil, pero no conocía al payaso de hospital. Y al conocer el clown de hospital, me enamoré muchísimo de ese trabajo y decidí quedarme para formarme como payaso de hospital y como profesora.

-¿Qué puede hacer la risa por nosotros?

La risa siempre será un objeto de transformación, un vínculo con tu salud, si esa risa está hecha con ideas saludables. Hablo de temas que te hagan reír y no hagan daño a los demás. Abrir el espacio de risa en medio de una pandemia es importante para la humanidad. Ya no soy payaso de hospital, pero me he decidido por la comedia, porque eso me hace bien a mí. Si me genera felicidad, también puedo generar felicidad para los demás.

-¿Existe la risa tóxica?

Yo creo que sí. El bullying: la risa a partir de alguien que es maltratado, minimizado, termina siendo tóxica. Lo importante es que generemos empatía y bienestar.

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-Lo que antes daba risa hoy ya no, como las ‘bromas’ racistas.

La humanidad va dándose cuenta de las cosas que están bien y las que son dañinas. Es como una evolución del humor. Y te obliga a investigar por tu cuenta sobre con qué más puedo reírme, cómo puedo generar risa que no sea dañina.

-A veces se cree que el humor lo puede hacer cualquiera, que es fácil. ¿El humor tiene una complejidad que no todos pueden resolver?

Hay técnicas de humor y para eso se estudia. Yo creo que el peruano tiene mucho humor, es muy gracioso; es como si naciera con esa chispa de barrio. Cuando te haces consciente de las técnicas de humor, puedes ir más lejos.

-¿Qué hizo la risa por ti?

Me ha salvado la vida. La risa puede sacarte de lugares muy oscuros como ser humano. Me ha ayudado mucho a descubrirme quién soy.

AUTOFICHA:

- “Tengo 43 años, nací en Río de Janeiro, Brasil. Formada teatralmente en la Casa Das Artes de Laranjeiras, en Río de Janeiro. Directora teatral en Lima, Perú, y directora de Gestus Producciones, que ahora produce el unipersonal de Emilia Drago, Llámame mamá”.

- “Debo haber producido unas 20 obras de teatro entre Brasil y Perú. Cada obra tiene un cariño especial, pero las más conocidas son Los Fabulatas, El primer caso de Black & Jack, el unipersonal de Johanna San Miguel, el unipersonal de Carlos Galdós. Me gustan los unipersonales”.

- “Además de Llámame mamá, estrenaremos en octubre un nuevo espectáculo con una nueva productora que se llama La Ira, de Mikhail Page. Me han convocado para dirigir una obra donde estarán Jely Reátegui y César García, y mi asistente de dirección será Manuel Gold. Es una comedia”.

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