Nomadland, la gran ganadora de los últimos premios Oscar, muestra el viaje emocional que emprende Fern (Frances McDormand) a bordo de su furgoneta, tras la quiebra económica y la pérdida de su esposo. En su recorrido por EE.UU. como una nómada moderna, nos acercamos al duelo de una comunidad de personas que se resiste a la vorágine del capitalismo más salvaje, y sobrevive entre trabajos temporales, estancias cortas en distintas ciudades y lazos amicales fuertes, pero pasajeros.
El filme, que ganó la estatuilla a Mejor película y Mejor dirección para la cineasta china Chloé Zhao, está basado en el libro de no ficción País nómada: supervivientes del siglo XXI de Jessica Bruder.
En la pantalla, la directora no solo buscó mostrar la variedad de historias de quienes enfrentan su destino a bordo de casas rodantes. También quiso plasmar “el sentimiento colectivo de pérdida” de una comunidad que sigue adelante. En la película, el aislamiento no es una condena solitaria, sino la posibilidad de hallar nuestro rumbo y renacer.
Zhao explicó esta semana, en una entrevista al diario colombiano El Tiempo, que en esta travesía de Fern por el oeste americano “ella tiene un viaje que va de la pérdida al encuentro consigo misma, del dolor a la sanación para estar bien y no sentirse sola”.
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La exploración de la protagonista se complementa de manera muy efectiva con los largos planos secuencia que se utilizan en la película para mostrar los diferentes escenarios naturales (desiertos, bosques, manantiales) y las comunidades de viajeros en donde se despliega la trama.
La película no retrata a los nómadas como desposeídos y pordioseros, sino como personas que intentan alcanzar su libertad y no conformarse con la promesa de un sueño americano que nunca llegará.
Para entender la naturaleza de estos personajes y la subcultura en la que están inversos, es clave el rol de Frances McDormand. Con gran naturalidad, la actriz (que obtuvo un Oscar por este papel) transmite la vitalidad de quienes viven en la ruta.
“Quisimos mostrar la fuerza de espíritu de la gente de este país que, contra viento y marea, toma el control de sus vidas. Es algo más que un reflejo de la economía. Hay algo muy humano en el movimiento”, dijo a El País de España, en marzo.
Salvo la protagonista, en el elenco principal no hay actores profesionales. Por eso, McDormand, que además fue una de las productoras del filme, indicó que para hacer creíble su interpretación, se sentó a escuchar a los otros, habló poco y buscó entender sus historias.
Solo así encontró la valentía y sinceridad necesarias para retratar a estas personas que prefieren dejar atrás el pasado, renunciar a las comodidades y mirar al futuro, siempre, en movimiento.