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Mario Ghibellini: “Hay cosas que te hacen ser adulto a la fuerza y te adaptas”
Tres décadas después del primer borrador, nace ‘La canción del Capitán Garfio’, la opera prima del también presentador de TV.
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El análisis político deja poco espacio a la sensibilidad que puede tener el entrevistador que vemos a diario; sin embargo, su novela es, en esencia, nostalgia y sentimiento. Dice Mario Ghibellini que no se siente expuesto por ello, aunque sí, confiesa, por la crítica que pueda llegar tras su minucioso trabajo. Sin duda, ha estudiado al límite cada situación y personaje creado y ha buscado la mayor precisión en el uso de las palabras para una entrega que simula con destreza el lenguaje y las vivencias de unos niños, allá por 1979. Parecerá al lector un libro sencillo, aunque La canción del Capitán Garfio (Alfaguara, 2023) tenga como sustrato nada menos que los elementos de una tragedia griega.
-¿Quién es Willy, a quien dedicas el libro?
Allí comenzamos a mezclar la ficción con la realidad. Willy era un primo hermano mío que enfermó de leucemia y murió a los 13 años. Era muy cercano a mí.
-¿Existe, entonces, un paralelo con el accidente fatal del hermano mayor de J.M. Barrie (autor de Peter Pan)?
Sí, en el sentido de que todos comenzamos a crecer y hay una persona que por muerte se queda detenida en el tiempo. Pero no es como la cuento acá, no sucedió así, aunque ciertamente es el sentimiento que da origen a la historia.
-Y, sin embargo, Ignacio y Rafo, los protagonistas, son primos.
Evidentemente, hay ecos de lo que nos tocó vivir, pero no es la misma historia, ni el mismo lugar. Así es como construyes una ficción. Vas tomando elementos de la realidad, de tus recuerdos y los vas zurciendo hasta que logras una historia que, por lo menos, para ti tiene sentido.
-¿Por ser la primera novela tiene estas pinceladas autobiográficas?
No creo que sea porque es la primera. De hecho, otras cosas que tengo a medio escribir tienen también elementos, que al menos yo los puedo descubrir, autobiográficos. Vamos a ver, con la segunda lo discutimos.
-¿Cuánto tiene el primo Rafo de Mario Ghibellini?
Rafo e Ignacio, los dos tienen de Mario. Los dos tienen también de Willy. Hay una relación, pero también es cierto que hay cosas que yo necesito para que la historia funcione y no tiene que ver con las que suceden en la realidad.
-¿Y cuánto de Peter Pan tiene Mario Ghibellini?
Bastante. Bastante. La reivindicación de las cosas que son importantes en la infancia como divertirse, por ejemplo. El juego y el hecho de jugarse –en otro sentido de la palabra jugar– a fondo por una idea o por una fantasía. Creo que sí es una característica que me ha perseguido a lo largo de la vida. Pero también hay cosas que te hacen ser adulto a la fuerza y te adaptas a lo que la edad te va imponiendo.
-¿Por qué tardaste 30 años en publicar tu primera novela?
¡Porque estaba peleándome con el capitán Garfio! La respuesta fácil es que estaba haciendo las otras cosas que suponen la vida laboral y eso te toma tiempo y energía, pero me imagino que hay una dosis de desidia también.
-¿O miedo a lanzarte como escritor?
Puede ser. En todo caso, fue la pandemia la que me dio la ocasión de estar encerrado y no seguir poniéndome excusas, que creo que es lo que quieres escuchar. También el hecho de que dije: estoy a punto de cumplir 60 y ¡ya, caray! Es como el programa que estoy haciendo sobre Los Beatles en Radio Filarmonía. Son cosas para las que me he preparado toda la vida, así que fui a por ello.
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-¿A los 60 años, finalmente, dejaste ir a Peter Pan?
Puede ser. También es darme cuenta de que me voy a morir. No pasado mañana, pero mientras más años cumples, menos tiempo de vida crees que te queda y es probable que te obligues…
-¿A dejar huella?
Quizá, pero también hay un compromiso con uno mismo. Es decir, yo quería hacer esto y lo tengo que hacer para yo sentirme bien de haberlo hecho y no para que las generaciones posteriores estén preocupadas en el asunto. Si eso viene, será por añadidura, aunque sé también que la mayoría de cosas de la estructura interna del libro van a pasar desapercibidas y es normal que así sea, pero para mí tiene sentido.
-¿Ha sido un trabajo de laboratorio?
Tiene más de taller que de laboratorio. Construyes algo que estéticamente te satisface. Tú le conoces todos los pliegues. Ahora, si además de satisfacerte a ti –más o menos, porque nunca estás al 100%– le gusta a alguien más, ¡bestial! En buena hora. No hay cosa más gratificante que esa, pero es grande la satisfacción de quedar bien contigo mismo y con la gente que te rodea.
-Que tu primer libro sea en la infancia, ¿tiene que ver con volver a un lugar seguro?
En general tuve una infancia más que llevadera. Fue gratificante, plácida, muy motivada y fue un lugar al que puedo regresar y sentirme bien. Pero en el libro cuento un episodio que irrumpe con eso y lo transforma en algo distinto. En general las novelas que se ubican en la infancia son un clásico. Es la novela de aprendizaje. No estoy inventando nada, es una especie literaria porque es normal contar lo que pasa en ese tránsito.
-Tu lado sensible no lo conoce la gente que te ve en la pantalla.
Me imagino que esto va a mostrar una faceta que no tiene espacio en la televisión. Conduzco un programa de entrevistas y análisis político, ¿qué voy a contar allí de mis nostalgias de la infancia? Tampoco es que se me vea como un robot ¡espero!, pero las cosas que se cuentan en ese contexto son complemente distintas.
-Entonces, ¿ya podemos decir que Mario Ghibellini es escritor?
Si quieres. Pero yo soy muy pudoroso y a duras penas digo que soy periodista.
AUTOFICHA:
- Experto en Peter Pan –aunque aclara que más en Beatles y Borges–, Ghibellini en la novela propone un paralelo entre dos tragedias de infancia: la del dramaturgo escocés, J. M. Barrie, y la suya. La muerte de alguien muy cercano lleva a ambos a tener la mirada de “el niño que no habría de crecer”.
- El autor no niega que con este libro se haya ‘destapado la olla’: “Siempre tengo cosas a medio cocinar y, como esta, estoy escribiendo otra novela que espero tenga las mismas dimensiones. También algunos cuentos”. Todo, explica, dentro de la narrativa fantástica.
- Es el menor de cuatro hermanos. Liberal clásico desde siempre. Graduado en Literatura y Lingüística en la U. Católica. Estudia, hasta hoy, la Divina comedia. Ha sido profesor y guionista. Redactor y editor de libros, periódicos y revistas. Periodista sin descanso desde 1995 para radio, prensa y TV.
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