​Luis Jochamowitz, autor del libro Días contados (Planeta,2021) junto a Rafaella León, responde algunas dudas basada en su crónica.
​Luis Jochamowitz, autor del libro Días contados (Planeta,2021) junto a Rafaella León, responde algunas dudas basada en su crónica.

“Lo único bueno de estar equivocado es que en ese momento uno no lo sabe”, es una frase que nos ha descrito como sociedad durante toda la pandemia porque superar esta crisis sanitaria sigue siendo un largo proceso de ensayo y error. El virus que puso en jaque al mundo entero sigue mutando y encontrando nuevas maneras de adaptarse y sobrevivir, pero ¿qué hemos hecho nosotros para intentar detenerlo? El escritor y periodista, autor del libro Días contados (Planeta,2021) junto a Rafaella León, responde algunas dudas basada en su crónica.

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¿Se logró algo importante con la decisión temprana de la cuarentena y el cierre de fronteras?

No había otra posibilidad. Son bien pocas las alternativas con los virus, por ejemplo el rastreo de contagiados también está lleno de fallas o el cerrar fronteras. Con todo eso a lo mucho ganaste unos pocos días. Nuestra cuarentena fue bien pobre, la gente tenía que salir, además las casas son horrorosas no están hechas para que la gente esté encerrada.

Tampoco ayudó a la salud mental…

La salud mental es un punto bien interesante y bien importante porque todavía no se ve del todo aunque ya se está hablando de ella, pero en el futuro se hablará mucho más. Por ejemplo dentro de 20 años es posible que digan: ‘este asesino tenía dos años cuando estaba la pandemia, fue un niño de ese momento’. ¿Me dejo entender? Es decir, va a marcar a las generaciones. El símil más aproximado es el de las guerras.

Una cuarentena para personas de bajos recursos, que viven del día a día, fue una situación más que extrema…

Nuestra cuarentena fue muy imperativa, pero, en general fue bastante heroica también en el sentido de que los primeros 15 o 20 días la gente verdaderamente se quedó en sus casas. Todo se retrajo hasta que ya no aguantaron más y salieron, pero aguantar ese tiempo sin dinero, sin ahorros, sin nada, ¿cómo hicieron? Es como otra economía, la del pobre pobre. En realidad ellos no tienen nada que perder salvo a ellos mismos. Son su único bien. Tienen que cuidarse día y noche porque sino mañana no comen, ni sus hijos. Sobre todo las mujeres, que cargan el futuro del país.

¿La pandemia desnudó las deficiencias del Estado?

Sí, absolutamente. Más que del Estado, de la sociedad, de todo. Nos mostró como una sociedad muy precaria, desorganizada, con desconfianza entre unos y otros. Todos nuestros problemas sociales; y claro el Estado es un reflejo de eso.

En retrospectiva, ¿durante la pandemia era mejor pecar de alarmista?

Para los políticos sí, no sé si para la sociedad, eso es más complicado y de repente solo se sabe después. Los políticos sí tienen que cubrirse, tienen que tomar todas las precauciones y además todas estas medidas sanitarias les dan más poder a los políticos.

¿Cuánto afectó el reducido entorno de asesores políticos de Martín Vizcarra en la estrategia contra la pandemia?

Vizcarra habría terminado su periodo más o menos, si es que no hubiera llegado la pandemia. Lo que sucedió es que la pandemia es un evento muy grande y él no estuvo en capacidad de crecer. Se quedó con su círculo pequeñísimo, mediocre y la pandemia se lo llevó. Fue el único presidente latinoamericano caído. Al principio reaccionó rápido, no se le puede negar, pero tampoco es que eso haya sido causa de que salimos mejor (de la pandemia), no, eso no tiene importancia.

¿Hay un antes y un después de cómo se organiza la salud pública en el Perú?

No, todavía no se ha hecho nada casi. No se ha discutido una Ley de Salud. Hay la idea de fortalecer la atención pública, pero sigue todo el fraccionamiento, estamos metidos en nuestras propias guerrillas, no le damos ninguna importancia a los temas de organización o de desarrollo. No se discute simplemente.

El enfrentamiento entre el Congreso y el Ejecutivo es continuo, pero la vida del ciudadano de a pie sigue.

Somos muy resistentes. La vida va a seguir sea quien sea el que esté de gobernante. Estamos muy perdidos en realidad, en un momento muy bajo y grave de nuestra historia y la crisis política que venía desde antes fue la otra cara de la pandemia. Desde noviembre cuando vacaron a Vizcarra ya la política ‘se sale de madre’, o sea todo puede ocurrir, todo puede pasar, todos los límites que nos habíamos impuesto socialmente desaparecen, se vuelve salvaje, demencial. Yo he sentido que en todo momento hemos estado gobernados por la demencia.

¿La demencia de quién?

Del Parlamento básicamente. Ahora ya no es la demencia porque esa era la coyuntura del minuto (inicios de pandemia). Ahora es por la incompetencia, la improvisación más absoluta, pero estamos sujetos a cualquier cosa, no tenemos control sobre nuestros políticos. Pese a todo eso, no importa qué pase, todos vamos seguir acá. La resiliencia y resistencia del pueblo peruano es proverbial, la paciencia, la dureza.

¿Cuál es su preocupación actual?

El problema es, hablando de virus y pandemias, el ensanchamiento de territorios ocupados que arrasan selvas, donde viven otros animales con virus naturales para ellos, pero que a nosotros nos destrozan. Imagínate una pandemia que surja desde la Amazonía que no venga desde afuera hacia adentro, sino del interior más nuestro hacia afuera del mundo, no nos daríamos cuenta. Sería una catástrofe.

¿Los sobrevivientes de la pandemia podremos regresar a ser quienes éramos?

Yo digo en el libro que no, porque han sucedido cosas que nunca habríamos imaginado. Hemos perdido la “inocencia” dentro de toda nuestra malicia y vicios sociales, porque pese a todo eso, todavía éramos inocentes. Después de la pandemia ya todo se ha encallecido y vivimos todavía este momento en una crisis política que no termina. No tenemos liderazgo, es un país abandonado a manos de Dios. Pero ahí seguimos porque somos indestructibles.

Rafaella León y Luis Jochamowitz autores del libro "Días contados", notable reportaje sobre el primer año de la pandemia. (FOTO: CÉSAR CAMPOS/GEC)
Rafaella León y Luis Jochamowitz autores del libro "Días contados", notable reportaje sobre el primer año de la pandemia. (FOTO: CÉSAR CAMPOS/GEC)

AUTOFICHA

  • “Soy Luis Jochamowitz. Periodista y escritor peruano. Tengo 68 años. Las crónicas son mi lado realista y presente. Mi último libro Días Contados fue publicado junto a Rafaella León y se define como una crónica político-sanitaria”.
  • “En 1993 apareció mi primer libro Ciudadano Fujimori, una indagación por la desconocida biografía del entonces presidente de la República. Con esta primera entrega mi nombre empezó a escucharse en círculos de lectores”.
  • “Luego con las crónicas policiales de El descuartizador del Hotel Comercio (1995) empecé a ganar una resonancia significativa en el mundo periodístico. Luego vendrían Contra dicciones (1996), la biografía Vladimiro. Vida y tiempo de un corruptor (2002), Última noticia(2006), una reescritura de pequeñas notas publicadas a fines del siglo XIX y principios del XX”.

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