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Los Infiltrados
“Este megaoperativo, al igual que cualquiera, depende de la velocidad y la espontaneidad de sus acciones para funcionar. El rayo nos avisa la llegada del trueno”
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En el 2006, Martin Scorsese estrenó la película Los Infiltrados, interpretada por Leonardo DiCaprio, Matt Damon, Jack Nicholson, Mark Wahlberg, Martin Sheen, Alec Baldwin y un elenco de lujo. La cinta ganó 4 oscar, incluidos mejor película, director, guion, edición, y logró posicionarse como la 44° mejor película de todos los tiempos, según el ranking de IMDb.
La película narra la historia de dos infiltrados: un policía que se hace pasar por criminal, interpretado por Damon, y un criminal que se hace pasar por policía, interpretado por DiCaprio. Es una contante persecución de gato y ratón con el estilo de mafia propio del director italoamericano, pero esta vez en Boston, cuna de quienes descienden de los irlandeses.
No pude evitar pensar en esta película con la operación policial que se llevó a cabo esta semana en Junín, que vinculaba a una organización criminal con lápices y sombreros. Este megaoperativo, al igual que cualquiera, depende de la velocidad y la espontaneidad de sus acciones para funcionar. El rayo nos avisa la llegada del trueno. Pero, si el criminal sabe qué va a pasar, puede tomar las precauciones para escaparse, esconder pruebas o, peor aún, dejar atrás el rastro de un hilo sin inicio.
En Los Infiltrados vemos a Matt Damon, fingiendo ser el policía ideal. No se pasa ni una luz roja ni mata una mosca. Pero en realidad esta careta le permite salirse con la suya y avisarle a Jack Nicholson sobre todas las movidas que se planean hacer en su contra. Este grito de aviso permite que el mafioso irlandés pueda prepararse con anticipación y dejarle a la policía solo las migajas de la comida, haciendo imposible que se rastree el vínculo hacia él.
Los policías se sienten satisfechos con el resultado porque algo es mejor que nada, pero no logran entender cómo pudieron anticipar sus movidas. Las operaciones permiten arrestar a decenas de criminales, pero ninguno es una cabeza, todos son ladrones de medio pelo.
Algo similar sucedió estas últimas semanas. El operativo que debía realizarse semanas atrás, sin previo aviso, fue frenado por un habeas corpus. Esto permitió que la fiscalía encontrara suficiente material para realizar un caso importante, pero nunca sabremos las consecuencias reales de lo que pudo ser si es que se llevaba a cabo en la fecha original, antes de que se les avise a los criminales. Huele a infiltrado.
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