Los 12 años del Museo de Minerales Andrés del Castillo [ESPECIAL]

Un espacio para la ciencia, el arte, la historia y la cultura. Un museo de bellezas escondidas; de aquellas que, para ser descubiertas, se necesita atravesar distintos obstáculos. Así se puede describir el recinto que alberga la más importante colección de minerales cristalizados del Perú, el Museo de Minerales Andrés del Castillo, que cumplió esta semana 12 años de creación.

La institución abarca el legado del Ing. Guido del Castillo (1934-2020), quien, a lo largo de su vida, desarrolló varios proyectos auríferos como Aruntani en Moquegua (2003), Arasi en Puno (2004), Anabi en Cusco (2010), Apumayo en Ayacucho (2013), además de la mina Anama en Apurímac, que entró en producción en 2015.

Y es un tributo personal. En 2006, su hijo Andrés del Castillo, aficionado al paracaidismo, falleció a causa de un accidente. Dos años antes había ingresado a la Pontificia Universidad Católica para cursar Ingeniería de Minas. Para recordarlo, este recinto lleva su nombre.

VALOR HISTÓRICO

Además de minerales que resaltan por su singular –y misteriosa– belleza, pureza, formas y tamaño, presenta una colección de cerámicas prehispánicas Chavín, Cupinisnique, Virú, Moche, Recuay, Nasca, Tiahuanaco, Huari, Ychma e Inca.

El museo, ubicado en el Jirón de la Unión, en la histórica Casa Belén, también cuenta con una sala de textiles prehispánicos considerados ejemplares únicos, fruto de un arte magistral y exquisito reconocido internacionalmente.

Y como homenaje, el museo dispondrá –informó su directora, Diana Godoy– de una sala que expondrá las condecoraciones de su fundador –quien falleció este año– y que llevará su nombre. Con ello, en este recinto de enorme valor cultural, de piezas insólitas y rocas milenarias, se reunirá con su hijo Andrés.