Karime Scander, una de las figuras de Al fondo hay sitio. (Foto: Martin Pauca).
Karime Scander, una de las figuras de Al fondo hay sitio. (Foto: Martin Pauca).

Frunce el ceño. Sus ojos, nariz y boca se ponen de acuerdo para mostrar su enojo. Tiene los brazos estirados y sus manos presionan la silla playera, como si quisiera tomar impulso para por fin ponerse de pie. Sus rodillas parece que estuvieron jugando sobre la arena. Al fondo, el mar, tres bañistas y el sol de la tarde. Son los días de infancia que vivió entre Pimentel y Chiclayo.

Detrás de la cámara fotográfica está su mamá, pidiéndole que pose para la foto. Siempre decía que cada vez que su hija se molestaba, hacía el mismo puchero. No le gustaban las fotos y así se rebelaba. Karime, finalmente, es actriz y es una de las figuras de , popular serie que se transmite por América Televisión.

Pero no siempre fue Karime. Durante tres días fue 50789. Al nacer tuvo un problema en los pulmones. No respiraba. Nació y le pusieron oxígeno. No llegó al pecho de la madre, fue a una incubadora. No hubo tiempo de pensar en un nombre, solo en salvarle la vida. Pasó la tormenta y le pusieron Karime (se pronuncia Karima); dicen que significa “la agraciada”, pero me aclara que en realidad significa “generosa”.

Después de grabar para la televisión, por la noche ensaya una obra de teatro. Acaba a las 11 p.m. Llega a su casa y sigue con la adrenalina del momento. Si puede, repasa guiones; pero si logra vencer el insomnio que la afecta, descansa hasta las 5 de la mañana, que empieza su día. “Creo mucho en entregar todo lo que uno tiene”, me dice. Acaba de grabar para la serie y ahora se va a ensayar al teatro.

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-¿El peso de ser una de las figuras de Al fondo hay sitio te llegó muy temprano o era algo que esperabas?

Yo lo siento, desde un inicio, como un reto. Al comienzo, obviamente, hasta con temor por saber si estaba preparada para poder asumir un reto de esta magnitud. Pero al mismo tiempo agradezco que haya llegado porque me ha ayudado a aprender muchísimo, me ha ayudado a atreverme a hacer cosas que no había hecho como actriz. Y sigue siendo un reto todos los días (ríe). Me pasa que veo una escena y digo: ¿Ahora cómo voy a hacer esto? Y tengo que ingeniármelas y volver a salir de mi zona de confort, y volverme a poner en una situación hasta incómoda como actriz porque es algo nuevo. Pero eso me está ayudando a crecer. Y uno siempre aprende de los compañeros.

Karime Scander, una de las figuras de Al fondo hay sitio. (Foto: Martin Pauca).
Karime Scander, una de las figuras de Al fondo hay sitio. (Foto: Martin Pauca).

-¿Cómo eras antes de Al fondo hay sitio?

Tal vez soy un poco más extrovertida. Pero siempre me ha gustado tomar retos, desde la primera producción que hice en televisión, a los 19 años. Pero era mucho más tímida socialmente. Ahora se trata de romper un poco ese caparazón y ser más extrovertida, no tener tantos miedos.

-A juzgar por tu foto de perfil en WhatsApp, donde sales haciendo puchero, de niña eras atrevida, ¿no?

(Risas). Sí… Los niños en general no tienen tantas cosas en la cabeza, no se hacen tantas preguntas, el niño es más libre de cierta manera.

-A esa edad de la foto, ¿ya jugabas a ser actriz?

Desde muy chica agarraba los zapatos con tacos de mi mamá y caminaba, y yo era la profesora. El armario lo usaba como si fuera una pizarra y daba las clases. Si tenía peluches, un día era veterinaria. Más grande, con una prima escribíamos nuestras propias historias y luego las actuábamos y nos grabábamos. Te hablo de los 13, 14 años. Y luego lo editábamos en la computadora, por supuesto algo superintuitivo.

-¿Y hoy sientes que actuar es como jugar?

Siempre está el juego. Si no, no es vida. A veces, cuando actúo me gusta pensar que soy esa niña que jugaba a ser la profesora; y yo realmente creía que lo era. Me gusta pensar lo mismo ahora cuando hago los personajes. Mientras uno más juega con el personaje, te vas dando cuenta de que el personaje cobra vida propia, el personaje actúa solo, es como si yo le prestara el cuerpo al personaje y aparece solo, y ese momento es supermágico.

Karime Scander, una de las figuras de Al fondo hay sitio. (Foto: Martin Pauca).
Karime Scander, una de las figuras de Al fondo hay sitio. (Foto: Martin Pauca).

-¿Qué temperamento hay que tener para ser actriz?

Hay que perseverar. No solo para la actuación, tal vez para muchas carreras artísticas. La actuación es la carrera donde vas a recibir más ‘no’ que ‘sí’. Habrá muchas oportunidades donde te vas a sentar y decir: “debí seguir una carrera más tradicional, podría estar más estable”. Se trata de poder hacer frente a los rechazos, porque es rechazo tras rechazo en los castings. Y en lugar de que el rechazo te tumbe, es una motivación para seguir preparándote, seguir mejorando, seguir presentándote a más lugares porque llegará la oportunidad, pero hay que tener esa fortaleza para no caerse.

-¿Ese temperamento podemos atribuirlo a la sangre árabe que llevas?

Puede ser, sí… Vengo de una familia superperseverante. Cuando mi abuelo llegó al Perú, vino sin un mango. Quedó huérfano cuando aún estaba en el colegio y tuvo que hacerse cargo de una mamá que no hablaba español, y de dos hermanas que dependían de él. Empezó a trabajar en el mercado y comenzó a vender, y era un niño. Y solito, a base de esfuerzo y perseverancia salió a adelante y pudo darle una vida a su familia, traer al resto de sus hermanos que se habían quedado en Líbano; y luego ya a sus hijos, a mi papá y mis tíos, les pudo dar una educación que él no tuvo. Mi papá pudo ir a un colegio, luego estudios superiores. Ese ejemplo ha pasado de generación en generación. Y por el lado de mi abuela materna, ella quedó viuda muy joven y en esa época para las mujeres era difícil conseguir oportunidades; trabajó y vio de dónde mantenía a su hijo, y siempre fue ella sola y hasta ahora es una mujer superactiva, superindependiente. Por ambos lados tengo ejemplos maravillosos.

Karime Scander, una de las figuras de Al fondo hay sitio. (Foto: Martin Pauca).
Karime Scander, una de las figuras de Al fondo hay sitio. (Foto: Martin Pauca).

-¿Los conociste a ambos?

Sí. Mi abuelo falleció hace un mes aproximadamente.

-Él te ha visto actuar, entonces.

¡Me vio actuar! Le encantaba, veía la serie siempre. Estaba feliz, feliz.

-¿Qué te decía?

Le gustaba la serie porque era una manera de verme todos los días, porque ellos vivían en Chiclayo y yo estoy en Lima.

-Cuando llegaste a la televisión, ¿tu abuelo te dio algún consejo?

Siempre me decía que nunca me olvide de nosotros, de nuestra historia, de quiénes éramos, de dónde habíamos venido (se queda en silencio)…, que no pierda la humildad… Perdón si me emociono un poco (se le quiebra la voz)… Y me decía que siga para adelante, que luche por lo que quiero.

-Tienes una bonita energía, se nota que pisas tierra…

Gracias…(ríe).

-Me dices que tu nombre significa generosa. ¿Cómo eres?

Qué difícil (ríe)… Lo difícil que es hablar de una misma... Prefiero que otros me pongan las descripciones.

-En todo caso, ¿quién quieres ser?

Tantas cosas (risas)… Quiero ser yo…

AUTOFICHA:

-“Soy Karime Scander Valderrama, nací en Chiclayo. Tengo 24 años. Estudié Comunicaciones y Actuación. Comencé mi carrera haciendo una película, Intercambiadas, que tuvo como protagonistas a Patricia Portocarrero y Johana San Miguel”.

-“Entré a la TV con Del Barrio Producciones. Hice tres producciones, fue el comienzo de todo. Tres novelas: En la piel de Alicia, Mi vida sin ti y Dos hermanas. De ahí vino Al fondo hay sitio. En teatro hice Romeo y Julieta, Mucho ruido pocas nueces y más”.

-“Voy a hacer dos obras de Shakespeare, una adaptación familiar. Romeo y Julieta, en la sala Alcedo: 22, 29 de octubre y 5 y 12 de noviembre; y Hamlet en el C.C. del municipio de Jesús María, 28 de octubre y 4 y 11 de noviembre. Dirige Bruno Odar”.

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