José Carlos Yrigoyen (Lima, 1976), poeta y narrador. (Foto de César Campos)
José Carlos Yrigoyen (Lima, 1976), poeta y narrador. (Foto de César Campos)

‘Con todo, contra todos’ (Debate) es su libro número 11, como el número de jugadores titulares de un equipo de fútbol. En 400 páginas, nutridas de datos, anécdotas, análisis y comentarios, el escritor José Carlos Yrigoyen (Lima, 1976) hace un repaso por el trajinar de la selección peruana en los últimos 50 años, desde las eliminatorias al Mundial México 70 hasta el pitazo final del partido de vuelta con Nueva Zelanda, que nos dio la llave para el . Es una obra cuyo peso inclina más la balanza hacia lo literario antes que a lo histórico, pero que sobre todo nace de la pasión.

Para México 70 se llegó con dudas. En Argentina 78, los jugadores tuvieron que respaldar a Marcos Calderón porque la mayoría pedía su salida. En el caso de España 82, el grupo llegó “quebrado”, como lo escribes en tu libro. Y ahora para Rusia llegamos sin el jugador más importante (y querido) que tiene Perú: Paolo Guerrero. ¿Por qué esta suerte de destino ‘trágico’ para las selecciones peruanas?

Si algo aprendí escribiendo este libro fue que el título que le he puesto no es gratuito. Logramos nuestras hazañas siempre contra muchos obstáculos, a veces aparentemente infranqueables, y contra contingencias que aparecen cuando el camino ya está abierto para hacer las cosas con tranquilidad. Es casi un destino nacional. Es una forma de ser parte del fútbol peruano. Pese a todo, hoy tenemos un grupo muy unido, que no sucedió ni en Argentina 78 ni, sobre todo, España 82. A diferencia de Didí, Calderón y Tim, Gareca tiene una capacidad para amalgamar al grupo y cortar de raíz cualquier indisciplina. No es un buen orador, pero sí un buen comunicador. Se cuida mucho del exabrupto sin dejar de decir las cosas que piensa. Es diplomático, pero no hipócrita. Sin ser infalible, corresponde a ciertos modelos de conducta que nos han hecho bien. Ahora, lo de Guerrero no es el fin del mundo.

¿Qué tanto afectará la ausencia de Paolo teniendo en cuenta que el promedio de gol de la selección peruana fue mayor en los cuatro duelos donde no estuvo?

A diferencia de otros caudillos que hemos tenido, Guerrero nos ha enseñado que podemos ganar sin él. Es lo máximo que puede tener un caudillo. Aquel del cual depende una selección y que si no está el equipo se disgrega, pierde efectividad, gol y entrega, es un mal caudillo, porque no permite a sus compañeros brillar por sí mismos. Es verdad, no hay que arcangelizar a Guerrero. Lo que le ha sucedido con esto del metabolito es una negligencia suya. Un profesional debe cuidar mucho qué ingresa a su cuerpo. Se ha equivocado y ha cometido un error. Pero de ahí a decir que es un "coquero" es entrar en el terreno de la maledicencia y la estupidez.

Otro factor a tener en cuenta es que en los últimos amistosos (sin Guerrero) nos ha ido bien, por los resultados y el fútbol mostrado.

Me sorprendió mucho el partido con Croacia. Me parece que nadie esperaba esa solvencia y efectividad tan temprana. La armonía y convicción con la que jugó Perú. La idea de juego de Gareca ha sido comprendida perfectamente por el grupo. Y Perú tiene gol.

Sin embargo, cuando uno ve la lista de delanteros seleccionados recientemente nos deja la siguiente incógnita: ¿Nos alcanzará?

Es una de las muchas dudas que podemos tener. Farfán quizá no sea un nueve, pero cuando ha jugado en ese puesto ha respondido. Ojo, Farfán es nuestro goleador histórico en eliminatorias. No lo desdeñemos. Es verdad que la estatura no lo ayuda a Ruidíaz, pero es un muy buen jugador. Es cierto que tenemos un problema, pero seamos sinceros: Perú siempre ha tenido problemas de delanteros desde la salida de Franco Navarro de la selección.

¿Dirías que después de Navarro recién tenemos una buena delantera con Guerrero, Farfán y Pizarro?

Pizarro no. No ha respondido nunca como delantero de la selección. Tiene 46 partidos de eliminatoria y en 46 partidos ha metido seis goles.

Pero Pizarro es probablemente el jugador más exitoso de la historia del fútbol peruano.

De clubes. En Alemania triunfó. Pero cuando fue a Inglaterra fue un desastre tan grande como en Perú.

¿Cómo explicar su éxito solo en Alemania?

Yo creo que en un momento Pizarro declina de su interés por la selección. Hay una declaración de él, de hace unos años, donde dice que no cree que el Perú vaya al Mundial. ¡Cómo un capitán va a decir eso! Nunca entendió los códigos de la banda que llevaba. Es indolente, displicente. Cuándo se le pedía explicaciones repetía los dos o tres lugares comunes de siempre, con la media sonrisa de siempre.

¿Miró por encima del hombro a la selección peruana?

Puso sus intereses personales sobre la selección que representaba. Ese señor cuando estaba en su mejor momento futbolístico, en uno de los tres mejores clubes del Planeta, hacía un gol por eliminatoria; hoy está en el Colonia, acaba de descender, ha hecho un gol en toda la temporada y se lesionaba cuando entrenaba. Es obvio que no puede estar en la selección peruana.

Quizá de acá a unos años, en Alianza –equipo del que eres hincha– estarán Pizarro y Guerrero.

Pizarro jugó poco tiempo en Alianza, y el tiempo que lo hizo fue un delantero espléndido. Guerrero estuvo en divisiones inferiores. Ambos son aliancistas. Y sin temor a equivocarme, puedo decir que no hay club que haya dado mayor cantidad de jugadores extraordinarios que Alianza Lima: Cubillas, Cueto, Velásquez, Guerrero, Farfán. Todos ellos salieron de ahí, y sin ellos no hubiéramos ido a mundiales ni logrado gestas. Y no creo que haya ningún hincha de la ‘U’ ni de Cristal que pueda decir eso de su equipo.

'Con todo, contra todos' (Debate)
'Con todo, contra todos' (Debate)

Volvamos al libro. Allí subrayas el trabajo de varios jugadores a lo largo de la historia del fútbol peruano. Yo me quedo con tres de ellos: Oblitas, su aporte como personaje es gravitante casi a lo largo de toda nuestra historia futbolística. ¿O exagero?

Nuestro mejor puntero izquierdo. Y gravitante como técnico y dirigente. Oblitas dio todo por la selección peruana. Tenía gran regularidad. En el momento que asumió el cargo de técnico de Perú fuimos muy mezquinos con él. Cuando entró estábamos en el último lugar con Venezuela y al terminó su proceso eliminatorio, nos dejó a diferencia de goles de llegar a un mundial. Con ese equipo sin delanteros no podías aspirar a más. Hizo un milagro con la selección. Y como dirigente lo puso a Gareca.

El otro personaje es Cueto. Y siento que fue lo más cercano que hemos tenido de un Maradona o un ‘Pibe’ Valderrama.

Sin duda. Talentosísimo. Enseñó a jugar el fútbol a dos países: en Perú deslumbró y a Colombia le dijo: ‘miren muchachos, el fútbol no es agarrar a patadas al que tiene la pelota, sino esto que hago yo’. Porque el fútbol colombiano era tosco, poco técnico, con algunas excepciones como Willington Ortiz, Umaña o Retat.

¿Por qué Cueto no ocupó un sitial más elevado?

Algo que forma a los jugadores no es solo lo que hacen en la cancha sino su personalidad. Cueto, a pesar de ser un gran jugador, es un genio lacónico, apartado de las luces de la opinión pública, un hombre muy reservado. Y yo creo que a pesar de esta personalidad quizá un poco gris, ha logrado que se tenga un gran recuerdo de él y sea tan querido. Cuando Cueto juega un amistoso, pese a sus más de 60 años, las tribunas se llenan… Si bien no corre, camina…

Pero con un taco de aquellos…

La tribuna se cae.

La tercera figura que me llama la atención es Uribe. Un futbolista casi perfecto técnica y físicamente. Sin embargo, en el libro citas una crítica de Tim: “siempre quiso hacer una de más”.

Es uno de los tres o cuatro grandes jugadores que hemos tenido en el Perú. Lo que he visto en Uribe no lo he visto en prácticamente nadie que haya vestido la camiseta nacional. Pero él decía que tenía dos modelos a seguir: Pele y Muhammad Ali. Y lo que aprendió de este último fue una personalidad orgullosa, altiva, que se distancia de la humildad de un Cubillas. Ahora, hay una cosa bien cierta: en el Perú al afrodescendiente se le exige sencillez y humildad. ¿Por qué? Es bien racista eso. Uribe sabía su valor y no tenía ningún problema en reconocerlo. Cuando le dijeron que era el tercer jugador de Sudamérica, según la FIFA, después de Maradona y Zico, dijo: ‘Lo que pasa es que ellos han tenido mejores entrenadores’. Una vez le pregunté: ¿Cuál ha sido el mejor entrenador que has tenido? Me dijo que ninguno. Y sobre Tim señaló que fue muy injusto.

El libro también incluye el polémico Perú-Argentina en el 78. Lo único claro es que el dictador Jorge Rafael Videla sí estuvo en el camarín y conversó con los jugadores peruanos. Después, todo es muy confuso y con variadas versiones.

Este fue uno de los capítulos más espinosos de escribir en el libro. Hay muy pocas cosas que podemos afirmar fehacientemente, con pruebas y hechos. Ahora, esa visita de un dictador genocida al camarín enturbia mucho el panorama del partido. Fue repugnante y poco limpio. Tenemos también la prueba –y circunstancial– que Argentina donó toneladas de grano a Perú y comentarios de funcionarios que ese tipo de donaciones se da solo en caso de desastre. Otra evidencia circunstancial es la de Rodulfo Manzo. No lo puedo acusar de nada porque no hay pruebas, pero hay cosas extrañas: un jugador que ante Argentina tuvo un partido horroroso, que se agacha en un tiro libre para que Tarantini cabeceé a placer y que pocos meses después juegue en el Vélez Sarsfield, donde tampoco hizo nada, no deja de llamar la atención. Por lo demás, ese partido Perú lo jugó muy mal, Quiroga no tuvo culpa de los goles y Calderón dio una alineación malísima.

Si bien ‘Con todo, contra todos’ destaca por la nutrida información que trae, podría dejar algunas fisuras relacionadas al rigor de una obra histórica. ¿Cómo nace tu interés por escribir sobre fútbol? ¿Cuál dirías que es tu aporte más allá de recopilar información que ya está probablemente registrada en diversas fuentes?

Más allá de los géneros que uno tome, yo soy un escritor o pretendo serlo. Eso me da libertad para elegir los temas sobre los que quiero escribir. He escrito poesía, sobre el fascismo en el Perú, pero no soy un ser unidimensional. Tengo muchos intereses y uno de ellos siempre ha sido el fútbol. Este libro lo tenía en la cabeza hace 20 años. Soy un hincha de la selección. Siempre he seguido al equipo, no desde el punto de vista profesional ni de historiador, porque no lo soy ni pretendo serlo, sino como hincha. Si hay alguna crítica sobre mi rigor, efectivamente, el libro es más literario que de historia. Es un libro donde doy opiniones y quizá para algunos puedo llegar a ser injusto. Si alguien quiere buscar en mi libro uno de historia propiamente dicho, no es la obra que le recomendaría. Es una historia –no la historia– personal de la selección peruana vista por un hincha. No es la historia de la selección peruana. Es mi visión de lo que conozco. Si a alguien eso le parece oportunista, tengo que darle la razón, porque es un libro que toma una oportunidad para ser escrito: haber clasificado a un Mundial. ¿Y qué ofrezco a la gente más allá de datos muy olvidados o sin suficiente luz?, recordar nuestros buenos momentos y advertir sobre aquellos en los que nos equivocamos. Cualquiera que lea el libro frente a la coyuntura de hoy, va a entender mejor este momento que vivimos.

¿Hasta dónde puede y debe llegar la selección en Rusia?

Una cosa que me enseñó mucho escribir este libro es que cuando revisas los recortes de periódicos en los que se hace predicciones, mucha gente queda en ridículo. Yo prefiero que este recorte de periódico cuando se lea en 2040 no termine de esa forma. Sin embargo, puedo afirmar que Perú es competitivo. Lo ha demostrado contra un equipo como Croacia que no está lejos de Dinamarca y con Islandia, que no está lejos de Australia.

Francia será el rival más complejo.

Sí, pero suele empezar mal sus mundiales. Hay un comentario que dice que Perú podría ser el Costa Rica del Mundial pasado, que derrotó a Italia, que venció a Uruguay. Me gustaría que todo eso fuese cierto, pero lo único que puedo decir es que somos competitivos, creo que no haremos el ridículo en el mundial y que la posibilidad de pasar a octavos no es remota. Ahora, si no pasamos, tampoco será un desastre ni los chicos serán malos ni Gareca un vende humo. Seamos medidos, cabeza fría. No somos potencia y en mi libro queda demostrado que nunca lo fuimos. Hemos sido un buen equipo con brillantes individualidades. Si algo nos dice la historia es que hemos sido muy poco prudentes antes de los mundiales.

AUTOFICHA:
-“El libro empezó hace 20 años, cuando estaba en medio de la universidad. Ha sido una labor de recopilación de un sufrido hincha que quiere a su selección. El periodo de redacción fue de unos seis meses intensos. La tarde que le ganábamos a Ecuador en Quito me dije: acá hay un libro que tengo que escribir”.

-“Las fuentes para escribir este libro han sido, sobre todo, recortes periodísticos, porque no hay muchos libros. Cito a columnistas, periódicos, cronistas, el libro de Uribe, el del ‘Chorri’ Palacios. Mis fuentes también han sido la memoria, que he tratado de corroborar lo más posible”.

-“He escrito libros de poesía, un par de narrativa y un par de libros documentales a los que se une este. Con todo, contra todos quizá sea de los libros que más quiero. Y alisto uno nuevo, pero más de ficción, aunque suelo jugar mucho con el hibridaje. Si las cosas salen bien, estará en un par de años”.

-“Fui arquero porque tengo los pies planos, lo que me ha eliminado de cualquier posibilidad de hacer un pase milimétrico. El arquero que más me ha emocionado e impresionado es Ubaldo Matildo Fillol. También Josef ‘Sepp’ Maier. Entre los peruanos, diría que ninguno. Aunque Gallese es una excepción. Y siempre he admirado la frescura y esta visión lúdica de Ramón Quiroga”.