Javier Echevarría, psicólogo y actor.
Javier Echevarría, psicólogo y actor.

Setiembre de 1990. Alberto Fujimori llevaba más de un mes en el poder. El Perú se debatía entre la crisis económica y el terrorismo. Mientras tanto, en una sala de teatro debutaba como actor. “Soy hijo del terrorismo”, dice.

Los test de orientación vocacional le decían que sería abogado. Desde los 12 años ese era el camino que se había trazado, estudiar Derecho. Entró a la universidad y algo pasó. En 1991, empezaba como .

Las dos mitades de Javier conviven desde hace tres décadas, y las pone en escena, de alguna forma, en Francamente, vía , programa que conduce al lado de Natalia Parodi, y en sus redes sociales con Acompañándonos con empatía, además de dar talleres de orientación vocacional.

“Yo soy ‘psicoactorlogo’”, se define entre risas sobre la convivencia del psicólogo y el actor, ambos, acercamientos para conocer la naturaleza humana.

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-Hoy, en medio de la pandemia, la naturaleza humana también ha sido indolente, como cuando las personas no respetan las disposiciones de aislamiento social.

El gran problema de la naturaleza humana es la generalización. Creemos que lo que vemos es lo que sucede en todos lados. Tienes a un ser humano que puede ir a una fiesta sabiendo que tiene COVID y no le interesa lo que pasa. Tienes a otro ser humano que crea un robot que habla quechua y viaja en burro 12 horas para llegar a los niños en las alturas y enseñarles. La naturaleza humana es así de paradójica y contradictoria. Hay que tener una actitud muy lúcida con respecto a las noticias, porque te dan un aspecto de la naturaleza humana, por lo general las malas noticias. Esa mala noticia refleja la excepción.

-Entonces, ¿cómo entender la excepción?

Es complicado, porque lo puedes ver por muchas aristas. Puedes verlo desde la indolencia, como dices tú. Puedes verlo desde la desesperación porque muchos jóvenes pueden estar hartos de las restricciones. Puedes verlo desde el pensamiento mágico conspirativo, donde mucha gente ya no cree nada. ¿Cuántos tipos de peruanos estamos enfrentando esta pandemia y cómo? Así como actuamos a ciegas frente a la pandemia, también actuamos a ciegas frente a las personas.

-Entre peruanos no nos conocemos.

No totalmente. Y nos dejamos llevar por la bulla. Hay una gran discusión sobre quién es el culpable y no terminamos de descubrir un concepto esencial de la naturaleza humana: la cocreación. Con diferentes responsabilidades, todos ponemos un grano de arena en las cosas que nos afectan.

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-¿Cuál es tu imagen del peruano promedio?

Un valor que nos caracteriza en términos generales es el ser chamberos. Tenemos la conciencia que estamos un poco solos, lo que también es un poco triste. Si no te levantas a las 5 de la mañana a tratar de ganarte la vida y tener dos o tres trabajos, nadie lo hará.

-Si tuvieras que echar al Perú en un diván, ¿qué le dirías?

Háblame de tu padre. Y hablo del padre porque es el gran ausente en el Perú. Una ausencia paterna hace que traiga muchas dificultades. Y esta función paterna también está vinculada a los padres de la patria. En general, hay mucho abandono paterno real y simbólico.

-¿Esta pandemia ha arrojado más cosas buenas que malas y no nos hemos enterado?

Justo antes de empezar la pandemia terminé de leer un libro: La civilización empática de Jeremy Rifkin. El postulado de este libro dice que lo que ha hecho sobrevivir a la especie humana es la empatía, que la empatía no es la excepción, es la regla, solo que como es tan cotidiana no es noticia. Los pequeños actos cotidianos de apoyo mutuo entre nosotros no se convierten en titulares ni necesariamente pasarán a la historia.

-¿Existe la felicidad tóxica, una suerte de falso optimismo?

Es diferente la felicidad tóxica que el optimismo tóxico. Tiene que ver con forzarse a siempre estar en una actitud positiva y no tener espacio para el dolor humano. Tenemos esos dos polos: entre las personas que están muy instaladas en el dolor y las que no quieren ver el dolor, y están en este optimismo tóxico. Tenemos que ver los dos lados. Esa tremenda discusión entre el vaso medio lleno y el vaso medio vacío es absurda, porque el vaso está medio lleno y medio vacío. Tienes que ver lo que tienes y lo que falta por trabajar.

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-¿Cómo manejar la ansiedad hasta que llegue la vacuna?

La ansiedad es una emoción que aparece frente a la imaginación de un futuro que aún no ocurre. La ansiedad está muy asociada al control, la gente más controladora siente más ansiedad. Hay que conectarse con el presente y hay que ver qué cosa vale la pena hoy. Hay que hacer un balance entre lo que tienes que soltar porque no lo puedes manejar y lo que sí puedes controlar; y lo que puedes controlar son tus acciones diarias. Hay que aprender a vivir en calma en medio de la incertidumbre.

-¿Ser psicólogo te hace mejor actor?

No estoy muy seguro, pero sí estoy completamente seguro que ser actor me ha hecho ser un mejor psicólogo.

-¿Y qué te hacer mejor como persona?

La curiosidad y la revisión. Vuelvo a mirar si esto que pienso lo pienso, si esto que creo lo creo. No doy las cosas tan por sentadas.

-Si pudieras echar a Javier Echevarría en un diván, ¿qué le dirías?

¿Te puedes calmar, ya? (ríe). Lo que pasa es que todos los días estoy remando como todos. Y tengo una gran necesidad de dejar de remar, tener un poco más de claridad. Finalmente, tengo una microempresa y estoy como todos tratando de salir a adelante, y es agotador. Trato de mantener la calma, pero mi síntoma más constante en todo este tiempo es el cansancio. Estoy agotado de remar. Me siento como en una balsa atravesando continentes. Y creo que es la sensación de muchos.

AUTOFICHA:

  • - “Soy Javier Jesús Echevarría Escribens, tengo 51 años, nací en Lima el 24 de diciembre. Estudié Psicología en la universidad Católica. Fui parte del primer taller que dio Roberto Ángeles. Debo haber actuado en 20 telenovelas y en alrededor de 30, 40 obras de teatro”.
  • - “Hice Romeo y Julieta después del taller con Roberto Ángeles y, de pronto, me llamaron a la televisión. Esos primeros años me fueron bien como actor, quizás mejor que si hubiera trabajado como psicólogo en una institución. Sin tener experiencia, empecé a ganar dinero”.
  • - “Todo lo que pasó durante los primeros 40 días de la pandemia con las transmisiones que tuve en vivo, donde analizamos un montón de libros e hicimos un montón de reflexiones, lo estoy editando en un libro. Y de repente más adelante haga algo más ligado a la narración de cuentos”.

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