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Giovanni Arce: “Un artista debe responder a su realidad; si no, su obra deja de ser trascendente”
Protagonista de ‘El último bastión’ será Mariano Melgar en la serie ‘Los otros libertadores’. Perú21 entrevistó a Giovanni Arce.
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Le decían poeta. En el colegio recitaba versos, ganaba los juegos florales. Era el elegido para escribir en las fechas importantes, como 28 de julio o en el Día del Maestro. Sigue escribiendo poesía pero en privado. No se declara poeta, asegura que lo hace de manera recreativa.
Fue poeta. Con apenas tres años leía y escribía. Se dice que a los ocho hablaba latín y que antes de cumplir los diez, dominó el inglés y francés. La voz arequipeña reconocida por la composición de yaravíes. Finalmente, Mariano Melgar fue un líder revolucionario ejecutado por los realistas.
Giovanni Arce es Mariano Melgar. Primero lo fue en las series documentales Bicentenario: Camino hacia la libertad de TV Perú; y ahora lo será en la serie Los otros libertadores, que se estrenará el 28 de julio por Latina. “Ha sido un regalazo volver a acercarme a él”, me dice el actor que brilla en Netflix a través de la serie El último bastión bajo el personaje del abogado idealista Paco Robles.
El bisabuelo de Giovanni apellidaba Arce Melgar, era arequipeño y escribía poemas. Falleció a los 100 años, cuando el bisnieto tendría 13. “Existe la teoría de que tal vez seamos descendientes de Mariano Melgar”, me dice el actor, que ya ha escrito unos cien poemas.
-¿Mariano Melgar y Giovanni Arce tienen algo en común?
Tal vez el lado de creer en las causas, en el idealismo, en el creer en las personas, en el creer en el lado justo de las cosas. Y en aquello de perseguir sus sueños, a pesar de tener todo en contra.
-¿Pretendiste estudiar Literatura?
No. Nunca fue mi intención convertirme en poeta sino en actor. Era terminar el colegio y estudiar Artes Escénicas y terminé estudiando Comunicaciones porque, claro, en ese entonces te decían: “Oye, ¿pero de qué vas a vivir siendo artista en el Perú?”. Cuando terminé Comunicaciones, me dediqué al 100% a estudiar actuación.
-Tienes un taller donde enseñas sobre las primeras herramientas para ser actor. ¿Cuáles son?
Que comiences a desarrollar tus sentidos, a ser consciente de que tus sentidos son el primer paso para abrirte las puertas hacia tu entorno, a despertarte. Hay que despertar esos sentidos para poder despertar esa sensibilidad que necesitamos tener como actores y, de esa manera, poder interpretar personajes, ponerte en los zapatos del personaje.
-Profundicemos el concepto de despertar los sentidos.
Me refiero a ser consciente realmente de que tienes el sentido del tacto, del olfato, de la vista y que no pases por la vida mirando y no observando. Es decir, si nos llama la atención una flor en un parque, que nos quedemos mirando esa flor; si queremos tocar algo, realmente sintamos que estamos tocando eso. De esa manera, iremos despertando nuestra sensibilidad a partir de los sentidos. Nos abre puertas para que la técnica pueda entrar con mayor facilidad.
-Esa cualidad es imprescindible para todo en la vida.
Totalmente. Es más, mis talleres están dirigidos para quienes quieran o no ser actores, porque hacen que te despiertes, que estés presente; esa presencia que tanto se busca a la hora de hablar en público la logras justamente al despertar tus sentidos, al estar mucho más vivo en cada cosa que haces, a vivir en el presente.
-Esa sensibilidad también te da la posibilidad de ser crítico con tu entorno.
Yo creo que un artista debe responder siempre a su realidad, a su entorno a nivel social, político, familiar, etc., porque si no lo hace, para mí, su obra deja de ser trascendente.
-Uno ve las escenas de El último bastión y parecen diálogos del presente. En esa época también estaban polarizados entre quienes defendían a la corona, el statu quo, y quienes querían la independencia.
Creo que es parte del individualismo que no podemos dejar de lado, en el cual nos centramos en el yo y no pensamos en los demás. Es ese egoísmo que nos ciega, que nos tiene pensando en nosotros y no en el bien común. Hay mucha falta de empatía, de no querer ver más allá de nuestras propias narices ni de nuestros propios privilegios. Hoy en día nos peleamos con gente muy cercana a nosotros, con nuestra familia, nuestros mejores amigos y no nos damos cuenta de que la política pasa.
-¿Eres de contenerte o, más bien, eres más impulsivo, como Paco Robles?
Me gusta dar mi punto de vista, siempre con mucho respeto. Y me gusta mucho escuchar, por más que el punto de vista que esté escuchando no esté de acuerdo con el que yo tenga. Y sí creo que tengo algo de idealista como el buen Paquito, y creo que eso me lo ha enseñado él.
-Un actor se forma interpretando a sus personajes.
Tengo mucho de lo que me enseña el personaje.
-¿Qué te ha tocado aprender de Mariano Melgar?
Estas ganas de querer a tu país sobre todas las cosas; y por más que la balanza pueda estar inclinada, seguir creyendo en tus principios e ideales.
-¿Cómo querer al Perú si 200 años después parecemos los mismos por momentos, si pervive el pensamiento ‘roba, pero hace obra’, si los políticos nos siguen traicionando, si hay rabia y frustración?
Así como tenemos a toda esta gente que describes, también tenemos gente linda y hermosa que todos los días sigue trabajando para salir adelante y que tiene una familia que alimentar y que quiere al Perú.
-¿Qué más nos enseña Mariano Melgar?
También está su alma romántica, que me parece un factor alucinante. Se exilió antes de unirse al ejército patriota y siguió escribiendo pensando en Silvia, que le había roto el corazón, y comparaba mucho su amor por ella con el amor que le tenía a la patria; creo que el lado artístico, sensible lo mantenía hacia adelante y no permitió que se derrumbara.
-¿Qué pensaría Melgar de cómo llegamos a los 200 años?
Yo creo que se molestaría mucho (ríe). Para empezar se pondría triste por todo el trabajo que hizo y sacrificó, ver que seguimos cometiendo los mismos errores.
-Paco Robles le diría a Sánchez Carrión: “Yo te dije”.
(Risas). Paco diría: “¿Cómo pude haber pensado que San Martín no traiga a un rey?”, porque parece que esa era la solución, tener un rey por un momento porque tal vez no estábamos preparados para gobernarnos.
-¿Hoy estamos preparados para gobernarnos?
Es una pregunta bien difícil. No lo sé, no lo sé.
-¿Por qué dirías que te reafirmas como actor?
Cuando comencé a acercarme a la actuación, me encantaba vivir otras vidas que no fuesen la mía, y todavía me encanta; pero después vas aprendiendo durante el camino con el efecto que tiene lo que tú haces en las personas y logras que las personas tengan otra visión de las cosas. Logramos crear pensamiento crítico. La actuación me gusta porque logras tocar la vida de las personas.
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AUTOFICHA:
- “Soy Giovanni Francisco Arce Baglietto. Nací en Lima. Acabé el colegio y estudié Comunicaciones, soy publicista. La actuación la estudié con Roberto Ángeles y Alberto Isola. Desde entonces he hecho un montón de obras de teatro”.
- “Entre series y telenovelas, debo haber hecho más de 10. Y solo he hecho una película. Guardo con cariño el trabajo que hice en El último bastión; Nuestra historia, que es la secuela de El último bastión, que fue grabada antes; Solo una madre, y Graffiti”.
- “Estoy dando clases y es lo que he estado haciendo durante la pandemia. Me encanta dar clases y tener un taller de manera presencial sería muy bonito. Esperamos volver a la presencialidad. Además, hay un proyecto de una obra de teatro dentro del nuevo Teatro Racional de Eduardo Adrianzén”.
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