Enrique Portal, empresario boliviano, dueño de ‘La Salteñita Boliviana’. (Gessler Ojeda/Perú21)
Enrique Portal, empresario boliviano, dueño de ‘La Salteñita Boliviana’. (Gessler Ojeda/Perú21)

Redacción PERÚ21

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El amor no conoce fronteras, pero en algunos casos te lleva a cruzarlas. Luis Fernando Enrique Portal Miranda nació hace 56 años en La Paz, , y hace 24 vive en Arequipa, junto a su esposa.

En 1991, decidió cruzar la frontera para vivir en Perú luego de enamorarse de una arequipeña, que conoció a una reunión social en Bolivia. "Vine (a Perú) ha conocerla, definitivamente me encantó, la que ahora es mi esposa, contraje nupcias, y así llegué a este país", recordó.

El sentimiento que lo trajo a vivir en nuestra patria fue el mismo que lo animó a tener una familia peruana. "No quise que mis hijos nazcan en Bolivia, sino que nazcan en Perú, que ellos conozcan su tierra en vez de salir de viaje de vacaciones al exterior, yo los he llevado con mi esposa a conocer Perú".

Luis Fernando ha sabido inculcarle a sus hijos el amor por este país. "Tenemos muy lindos recuerdos, muy lindas experiencias, dentro de esta linda y hermosa tierra, y no lo digo de boca, sino porque he pasado muy lindos momentos, y lo que más me agrada es que mis hijos conocen su tierra, conocen diferentes realidades y eso me hace sentir muy orgulloso", agregó.

Su estrecha relación con Perú – razones sobran – lo han llevado a conocerlo más que a su lugar de nacimiento. "Siendo boliviano no conozco tanto mi patria como Perú, porque acá conozco desde Desaguadero hasta Tumbes, toda la línea, Cusco, Tacna, Madre de Dios, Cajamarca, gran parte de este país. Lo único que me falta conocer es Iquitos, y la parte de la sierra central que es Ayacucho, y las otras regiones que están ahí", confiesa algo avergonzado.

PERÚ TIERRA DE OPORTUNIDADESFoto: Gessler Ojeda

Cuando Enrique Portal llegó a Perú en 1991, le fue un poco complicado trabajar, ya que le pedían una serie de requisitos, a pesar de estar casado con una ciudadana peruana; pero esto solo fue un primer obstáculo. Una vez superado, logró hacer una empresa "que se llamaba 'P y M' y estaba dedicada a la lencería de cama. Es decir, vendíamos protectores de colchones, de almohadas, etcétera", cuenta.

Pero el destino le tenía preparado otro camino. "Mis padres vinieron a visitarme (a Arequipa), y mi madre me dijo que la lleve a comer una (empanada) salteña, ya que es muy típica de Bolivia y se ve en todas las ciudades, como (lo es) acá el ceviche. Entonces fuimos a comer unas (empanadas) y me dijo: "sabes que esto no es una salteña. Tú sabes que allá (en Bolivia) tenemos la pastelería" (que se llama 'Rincón de los antojos', donde la mamá de Enrique preparaba estas delicias), y me dijo "por qué no haces salteñas acá"".

"Al fin y a cabo se puso de acuerdo con mi esposa y así empezamos a producir las salteñas. Al comienzo sin un local, era solamente de contactos de amigos, prácticamente lo que hoy llamamos delivery. Tuvimos una respuesta bastante aceptable, por lo que pusimos nuestro primer punto de venta acá en Arequipa y empezó a llegar la gente", recordó.

Con los secretos heredados de su mamá para preparar una salteña, una empanada jugosa típica de la tierra altiplánica, y su primer punto de venta en la 'Ciudad Blanca' comenzó a escribir, en 1996, su historia de éxito con esfuerzo y perseverancia.

Hoy, más de 19 años después, 'La Salteñita Boliviana', nombre de su empresa, cuenta con 7 puntos de venta: cuatro en Arequipa, uno en Cuzco, uno en Trujillo y otro en Lima.

Su éxito y sabor ha sido tan importante que incluso ha sido reconocido por el chef peruano Gastón Acurio, quien ha visitado en más de una ocasión sus locales. "Realmente yo le agradezco mucho (a Gastón), creo que me ha ayudado bastante", dice Enrique Portal al recordar su visita.

Lo conoció cuando abrió su primer local en Lima -el cual fue posteriormente cerrado y abrió el actual que está ubicado en Jesús María -, que estaba ubicado en la avenida La Fontana, en el distrito de La Molina. "A él le gustaba mucho mi producto porque iba a La Molina. Ahí sacó un video de lo que era la salteña y como se podía sacar una sazón similar". Cuenta que ese reportaje salió en uno de los programas de Acurio (antes de existir Aventura Culinaria), y que no fue muy difundido.

No obstante, "pasó un par de años, y Gastón ya tenía una presencia más fuerte en el mercado, e hizo un recorrido de empanadas (en su programa Aventura Culinaria), y ya de manera formal me pidió que tenga una entrevista con él, y entonces tuve que viajar a Lima".

Su relación con Gastón Acurio no terminó ahí. El reconocido chef lo seleccionó en su libro La Guía de Gastón: un dato para cada antojo. "Él tuvo esa gentileza (de incluirme), ese don de caballero", agradece.

"Le agradezco al pueblo peruano por haberse arriesgado a probar mi producto y de haber creído en 'La Salteñita Boliviana', porque si no se hubiesen arriesgado, no tendría el éxito que disfruto con humildad", dice Portal.

ANÉCDOTAS DE UN EXTRANJEROVivir en un lugar que no es tu patria te lleva a aprender muchas cosas, entre ellas el lenguaje propio de cada lugar e, incluso, su "picardía". A Enrique Portal los nombres de las cosas respecto a Bolivia le trajeron algunas curiosidades. "Una de las anécdotas que me pasó fue cuando llegué (a Arequipa) y vi el caño del lavatorio de la cocina de mi suegra abierto, y digo 'cierren la pila', que es una expresión netamente boliviana. Me miran y dicen: "nosotros a la 'pila' la tomamos como la primera necesidad de baño, acá se dice caño". Ahí empiezan – como dicen ustedes – a cochinear", sonríe.

"Son cosas agradables que uno se va integrando en el lenguaje típico de donde vive, y yo creo que yo he hecho eso, más aún cuando llego a Bolivia y digo expresiones de Perú y me dicen qué es lo que quiero decir. Ahí tengo que cambiar el chip para poder entenderme con ellos".

Recuerda una vez cuando viajaba en un carro, en Bolivia, y le dijo al conductor si podía subir su luna porque estaba haciendo frío. "Cómo quieres que cierre la luna si estamos en pleno sol", respondió el chofer. "Disculpe, por favor, podría cerrar su vidrio –en Bolivia se dice vidrio-". Aún no había cambiado el "chip".

Por Ricardo Flores Sarmiento (ricardo.flores@peru21.com)

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