Vania Masías (Javier Zapata)
Vania Masías (Javier Zapata)

Por: Vania Masías - Bailarina y coreógrafa, presidenta de la Asociación Cultural D1.


Hace 18 años dejé mi carrera en por soñar con el potencial de un grupo de adolescentes que hacía acrobacias en un semáforo. Creí tanto en ellos que decidí dejar todo por lo que había trabajado en los últimos 20 años de mi vida. No solo fundamos juntos una asociación sin fines lucro que ha cambiado la vida de más de 11,000 jóvenes, convirtiéndolos en emprendedores, ciudadanos resilientes y dueños de sus vidas, sino que también fuimos ese modelo atrevido que animó a muchos soñadores a emprender en proyectos sociales y empezar a sembrar.

El Perú es un valle fértil esperando ser regado. Es un valle fértil regado con gotas en vez de ríos. Son esos emprendimientos o iniciativas privadas los que nos muestran cómo con pocas gotas pueden empezar a crecer árboles enormes, fuertes y frondosos, capaces de propagar sus semillas. El asunto es que necesitamos millones de árboles para que nuestro valle florezca y mientras no haya cambios sistémicos no los veremos. Creo en el Perú porque me educaron para hacerlo.

De chica le pregunté a mi padre por qué no nos íbamos del Perú. Veía cómo se enfrentaba a la hiperinflación, el terrorismo, la corrupción y a pesar de todo, seguía apostando por el Perú. ¿Por qué no teníamos ahorros afuera y porque quería invertir todo acá? Esta es nuestra tierra, me contestó. Acá hay todo por hacer, vivimos en un país lleno de potencial, con gente maravillosa, trabajadora y creativa, con tierras desérticas esperando ser cultivadas. Fueron esas frases las que probablemente hicieron que decida quedarme acá.

Uno de los componentes culturales que resta en el Perú es esta percepción de inferioridad que tenemos incrustada desde la raíz de nuestra colonización, convirtiéndose en una problemática social que arrastramos hace siglos los peruanos, y que obstaculiza el desarrollo de las personas como individuos para aportar de manera positiva a nuestra sociedad. Un segundo componente es el nivel de incapacidad del Estado, asociado a constantes actos de corrupción. Estos dan como resultado una educación deficiente, que coloca a la mayoría de la población en desventaja en cuanto a oportunidades para su crecimiento. ¿Cómo rompemos un modelo de gotas por uno de ríos?

“El Perú es un valle fértil esperando ser regado. Es un valle fértil con gotas en vez de ríos. Las iniciativas privadas muestran cómo pocas gotas pueden hacer crecer árboles enormes”.

Es a través de la educación. Creo en un modelo educativo transformador, reconociendo el término Educación en su raíz primera Educare que significa sacar de adentro. Las artes aplicadas al desarrollo socioemocional así como el acompañamiento comunitario hacen posible que jóvenes, niñas y niños puedan autoconocerse y reconocerse de manera libre y verdadera, repotenciando sus habilidades y encontrando sus superpoderes. Es así como aparece la magia y la capacidad infinita de desarrollo. Validando su origen, su identidad y su ser.

D1 es la evidencia de esto, 18 años de experiencia transformadora contando historias de éxito de cientos de jóvenes que han cambiado sus vidas y logrado sus sueños. El futuro de la educación es el de una educación transformadora, donde todos somos únicos e importantes. Todos tenemos algo que aportar y la labor como maestros, padres y Estado es potenciar esas capacidades sacando de adentro lo mejor de ellos. No sirve de nada una educación sin valores. Pero hablo de valores incrustados en la memoria emocional de nuestros ciudadanos. Valores para poder crecer todos juntos sin mentiras, faltas de respeto y corrupción.

“Fuimos catalogados como los mejores Panamericanos de la historia, con el menor presupuesto de la historia, y esto se logró gracias al esfuerzo y trabajo imparable de gente honesta con un compromiso absoluto por el Perú”.

Hacia futuro, podemos imaginar un Perú con comunidades, individuos, instituciones y empresas proactivos en emprendimientos de innovación e impacto social. Las empresas deben ir más allá de las donaciones, involucrándose en la implementación de iniciativas tangibles que mejoren el bienestar de las comunidades impactadas por sus operaciones. El Estado debe ser articulador, implementando innovaciones que se van generando a partir de la sociedad civil y de la empresa privada. Tenemos un Estado ineficiente, pero tengo fe en uno donde exista la meritocracia, donde puedan evaluarse propuestas desde la sociedad civil, que aporte innovación, que las ideas provengan de quienes están en “la cancha”, trabajando en el día a día. Y, por supuesto, cuando todos estos actores unen fuerzas y trabajan en sintonía, el impacto se multiplica.

En 2019 me convocaron para ser parte del equipo creativo de las ceremonias de los Panamericanos Lima 2019. Estaba en la primera reunión creativa en Milán con el equipo de producción y dirección asignado y la preocupación principal era el bajo presupuesto que tenemos como país para hacer ceremonias de alto nivel. Todas las ideas que se planteaban eran aplastadas por problemas de presupuesto. Recuerdo la facilidad con la que Pepe Corzo y yo empezábamos a dar soluciones gracias a los infinitos recursos que teníamos: las más de 3,000 danzas, 24,000 fiestas, nuestra diversidad en fauna, flora y pisos ecológicos, nuestra gastronomía, nuestros telares, nuestra cosmovisión entre muchas cosas más. No alcanzaban las cuatro ceremonias para poder mostrar todas nuestras riquezas. Cada problema se convertía en una solución más creativa. Fuimos catalogados como los mejores Panamericanos de la historia, con el menor presupuesto de la historia, y esto se logró gracias al esfuerzo y trabajo imparable de gente honesta con un compromiso absoluto por el Perú. Hubo la confianza hacia nuestro trabajo, creando un solo equipo con un objetivo en común. Pudimos mostrar nuestros tesoros a más de 400 millones de espectadores en el mundo. El compromiso de los voluntarios y el respeto que se desarrolló fue una demostración de la capacidad de nuestra gente, del peruano, de ese luchador creativo que siempre le pone pasión, ganas y lo hace con amor. Demostramos que como peruanos podemos lograr cosas grandiosas si nos unimos y si regamos ese valle fértil.

Vania Masías. (Javier Zapata)
Vania Masías. (Javier Zapata)

El Perú sí tiene futuro. Es trabajo de TODOS, no solo de las autoridades, hacer cambios sistémicos desde nuestras familias, empresas, grupos de amigos y sociedad para ver cambios. Tenemos que involucrarnos y hacer las cosas bien. D1 y los Panamericanos son dos ejemplos en los que se han logrado cosas increíbles y muchas veces imposibles cuando se genera un propósito claro, nutrido de emoción. Cuando se arman equipos de personas con valores y objetivos que resuenan con sus ideales y valores. No dejemos que el pesimismo se apodere de nuestro corazón.

Todos los años hacemos un festival internacional de hip hop, el Pura Calle. Es un festival que tiene más de 10 años gestándose para ser una plataforma de exposición y oportunidad para miles de jóvenes del Perú y el mundo. Lo que más me gusta del festival son las batallas de rap y de street dance. Cómo las chicas y chicos dialogan con su cuerpo o con la palabra, pero con respeto. Pueden ser de derecha o de izquierda, pero se escuchan con respeto y dialogan. Cómo un grupo de jóvenes a través de su arte tiene la respuesta para uno de los problemas más grandes que enfrenta el Perú. La falta de diálogo entre grupos tan polarizados, la incapacidad de encontrar ese interés común, que es el desarrollo del país y no de algunos individuos. Cómo el arte pone de manifiesto soluciones y puede lograr que ese valle sea regado por más de un río y así poder por fin saborear ese país que todos merecemos. El país llamado Perú que amamos y en el que queremos seguir viviendo y creciendo.


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