Cada 3 de noviembre se conmemora el Día Internacional del Anime, un tributo al impacto de este fenómeno japonés en el mundo y un homenaje a la fecha de nacimiento del mangaka Osamu Tezuka, también conocido mundialmente como “El Dios del Manga”.
Esta celebración honra la influencia de Tezuka en el anime y el manga, géneros que, desde Japón, han traspasado fronteras culturales y se han convertido en una de las manifestaciones artísticas más influyentes y queridas por las generaciones actuales.
El anime no solo destaca por sus estilos visuales únicos y atractivos, sino también por su capacidad para abordar temas universales desde una perspectiva innovadora.
Como menciona J. J. Maldonado en su libro Narrativa mesiánica: animes al rescate de la ficción (Fondo Editorial UCV, 2024), “el anime y el manga han sabido conectar con los imaginarios de las últimas generaciones, incorporando discursos políticos como las nuevas masculinidades, el postfeminismo, lo queer, el ecologismo, entre otros. Por eso, obras como One Piece, Naruto, Neon Genesis Evangelion o Shingeki no Kyojin, describen y cuestionan el mundo de hoy con mucho más éxito que una novela o una película contemporáneas”.
El legado cultural del anime en el mundo
El anime ha ofrecido un espacio de conversación o intercambio cultural a nivel mundial. Cada vez son más las personas que consumen cultura pop japonesa y que comparten la cosmovisión y valores políticos de esta nación con los integrantes de sus propios países.
Maldonado sostiene que esto ha enriquecido al desarrollo cultural de las nuevas generaciones y ha ampliado el conocimiento de la condición humana al ingresar a nuevos imaginarios.
“El más grande regalo de Japón para el resto del mundo ha sido el anime. De alguna manera, todos hemos estado en Japón alguna vez gracias al anime y el manga. Esa posibilidad de viaje mental es factible gracias al poder de su ficción y, por eso, debemos estar agradecidos y celebrar con ellos el Día Internacional del Anime, que es una suerte de homenaje doble, pues se festeja también la fecha de nacimiento de Osamu Tesuka, el Dios del Manga”.
El carácter mesiánico del anime para la ficción
En su ensayo, Maldonado describe al anime como una "narrativa mesiánica" que restaura la fe en la ficción entre las nuevas generaciones. En un momento donde las ficciones modernas son a menudo cuestionadas por los consumidores, el anime ofrece una alternativa luminosa y cargada de significado. Series como Naruto y Code Geass no solo cuentan historias emocionantes, sino que también inspiran a los jóvenes a cuestionar y explorar temas fundamentales.
“En un contexto donde se pone en cuestionamiento los alcances estéticos y políticos de las ficciones contemporáneas (la novela, el cine, incluso la pintura o la fotografía), el anime puede surgir como una narrativa salvadora, lumínica, que haga que las nuevas generaciones recobren la fe en el poder de la ficción”, señala.
Anime y discusión de grandes temas
El anime se ha convertido también en un espacio para la exploración de temas profundos que otras representaciones culturales a menudo evitan. Esta narrativa revitaliza los grandes temas que parecían olvidados, conectando a los jóvenes con valores y preocupaciones que trascienden el mero entretenimiento.
“El anime nos ha devuelto el espacio de discusión sobre los grandes temas que la ficción moderna –o cierto posmodernismo– había suprimido. El problema de las guerras, el fanatismo ideológico, el vicio del poder, los efectos de los genocidios, las dimensiones existencialistas, etc., son categorías que el anime usa constantemente en su ficción”, comentó J.J. Maldonado.
Héroes del anime como íconos políticos de la juventud
Pero el anime ha ido un poco más allá. Ahora también impacta en los ámbitos políticos. Los héroes del anime han pasado a ser figuras políticas y morales para muchos jóvenes. Por ello es común ver a jóvenes vestidos de cosplay y con pancartas de sus personajes favoritos durante las manifestaciones sociales.
“La juventud ha perdido el respeto a toda figura institucional y ya no cree más en congresistas, presidentes, sacerdotes o policías. Ahora la brújula moral de un joven es un héroe de ficción que representa sus valores. Es el caso de Luffy de One Piece, de Naruto, de Serena en Sailor Moon, de Goku en Dragon Ball o de Gon en Hunter X Hunter, personajes que aparecen en todas las marchas como innegables figuras políticas”, agregó.
Por último, el autor de Narrativa mesiánica: animes al rescate de la ficción, se animó a brindar algunos títulos actuales de este fenómeno para celebrar en conjunto (y leyendo) el Día Internacional del Anime.
“Recomiendo algunos mangas que he leído con mucho interés en las últimas semanas: Rooster Fighter de Shū Sakuratani; Dandadan de Yukinobu Tatsu; Rainbow de George Abe y Masasumi Kakizaki; y, por supuesto, Centuria de Tohru Kuramori. Están muy bien desarrollados y creo que demuestran, al ser una nueva generación de mangakas, cómo se está resignificando las formas de contar historias y de plantear discursos narrativos en el universo del manga actual. No hay pierde con ni uno de ellos”, dijo.
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