“Ahora obtenemos mejores imágenes de las estructuras cerebrales y tumorales. Podemos diagnosticar con mayor precisión los tumores”.
“Ahora obtenemos mejores imágenes de las estructuras cerebrales y tumorales. Podemos diagnosticar con mayor precisión los tumores”.

Hace dos décadas, un tumor maligno era casi siempre mortal. No solo había poco que hacer al respecto, sino que normalmente se le detectaba tarde, mal o nunca. Hoy, la radioterapia ha evolucionado en precisión, rapidez y eficiencia. Sobre estas nuevas técnicas de tratamiento —y a poco del Día de la Radiología (8 de noviembre)—, el Dr. Aldo Berti explica cuántas vidas han podido salvarse desde que el Perú incursionó en la radiocirugía.

¿Cuándo y cómo empezó la radiocirugía en el Perú?

El sueño empezó hace mucho tiempo, en la década de los 90, con múltiples intentos de instalar el primer equipo en Lima. Pero es recién a inicios de la década pasada que se concreta el proyecto en unión con colegas como los doctores y oncólogos Luis Pinillos, Mayer Zaharia y Alfredo Moscol. Además, eso fue posible gracias a la cooperación de amigos como Antonio Martos y Armando Alaminos, de Brasil.

¿Cómo es la génesis de este método científico?

Mira, la radiocirugía comienza el siglo pasado. El fundador de la radiocirugía en el mundo se llama Leksell. Era un cirujano sueco. Él es el que diseña la radiocirugía y desarrolla los principios de tratamiento para los pacientes con lesiones dentro del cráneo. El primer tratamiento que hace es para tratar una malformación arteriovenosa que comienza a provocar primero parkinson y una serie de enfermedades del movimiento. Pero la radiocirugía evoluciona de tal manera que, con la misma técnica y con el mismo principio de radiación enfocada en un punto pequeño, con una precisión submilimétrica, se pueden tratar todas las lesiones dentro del cráneo. Estamos hablando de tumores benignos, tumores malignos, malformaciones vasculares y desórdenes funcionales del sistema nervioso. Entonces, eso comienza en el mundo en los años 60, aunque los principios son más tempranos. En los 60 comienzan los tratamientos.

¿Cuándo llega a Perú?

Traemos la radiocirugía en 2003. La primera máquina viene de manufactura brasileña, como dije, y era tecnología de primera, de avanzada. Ese 2003 tuvimos el primer caso tratando a una niña de 15 años con una malformación arteriovenosa. Había tenido una hemorragia cerebral. Afortunadamente se pudo controlar con un tratamiento combinado en colaboración con el doctor Andrés Plascencia. Previamente se le había realizado una embolización en esta pequeña que estuvo al borde de la muerte. Y pudimos recuperarla. Ella fue la primera paciente de radiocirugía en el Perú. Tenemos publicaciones científicas que acreditan esto, tanto en revistas de la especialidad como en congresos internacionales. De ahí en adelante nos dedicamos a tratar toda clase de pacientes con patología intracerebral, tanto oncológica como vascular, siendo por muchos años el equipo de vanguardia en radiocirugía en nuestro país.

¿Cómo ha evolucionado el método en el país?

No fue sencillo, pues al inicio tuvimos que dedicarnos a realizar los procedimientos un día de la semana por la noche y los fines de semana, debido a que la utilización del acelerador lineal estaba dedicada a fines de radioterapia. Entonces nos adecuamos a las limitaciones de horarios y aun así seguimos operando con mucho ahínco y cariño. En el camino fueron acercándose nuevos colaboradores y nuevos amigos con amplia experiencia. Y fuimos creciendo. La radiocirugía ha evolucionado de una manera increíble. Esa máquina funcionó durante una década. En 2013 pensamos en traer el gamma knife o bisturí gamma, que es el primer y único equipo de Leksell acá. Este utiliza doscientas y un semillas de cobalto 60, las que emiten rayos de diferentes calibres que se concentran en un punto focal. Y ese punto focal es 201 veces más intenso o fuerte que cada una de las semillas. Por ende, cuando pasa el rayo individual por el cerebro, no le hace ningún daño. Pero la concentración de los 201 rayos en el punto focal sí produce daño neurológico, daño tisular al tumor. Entonces causamos lesiones neurológicas para trastornos funcionales, como la neuralgia trigeminal, a la que le tratamos el nervio con una dosis alta de radiación. Y luego tumores malignos y tumores benignos a los cuales les aplicamos diferentes dosis de acuerdo a su sensibilidad a la radiación.

También ha evolucionado el diagnóstico. Pero el cerebro sigue siendo un misterio.

Con la evolución de la tecnología de computación y con la evolución de la tecnología de estudios por imágenes hemos podido mejorar nuestras técnicas. Ahora obtenemos mejores imágenes de las estructuras cerebrales normales como también de las estructuras tumorales, es decir, de los tumores. Con la resonancia magnética y con la topografía axial computarizada hemos podido diagnosticar muchísimo mejor y con mayor precisión los tumores. También utilizamos ahora angiografía, que es la inyección de sustancias de contraste dentro de los vasos sanguíneos para poder demostrar el nido vascular en las malformaciones. La mejora de las tecnologías de imágenes nos ha permitido tener diagnósticos tempranos. Hoy podemos diagnosticar lesiones cerebrales que antes veíamos muy tarde y eran prácticamente incurables.

¿Qué se puede tratar hoy con radiocirugía?

Número uno: tumores, dentro del cráneo y en la base del cráneo. Tumores primarios, toda la clase de gliomas, meningiomas, neurinomas del acústico, tumores de hipófisis, tumores encefálicos, schwannomas... Glioblastomas, que es el tumor más maligno y mortífero que hay en todo el cuerpo. Todos los cánceres. También puede tratar residuos tumorales o tumores muy pequeños recién detectados. Tumores cuya ubicación dificulta que sean resecados quirúrgicamente.

AUTOFICHA

  • “Nací en Miraflores. Tengo tres hijos. Estudié en el colegio Santa María y Medicina en la UNMSM. Hice un posgrado en Neurocirugía en Northwestern University, Chicago Illinois, y estudié en la Universidad de Miami. Estoy certificado por el American Board of Neurological Surgeons”.
  • “He sido profesor voluntario clínico asociado en neurocirugía de la Universidad de Miami. Fellow del American Association of Neurological Surgeons y del American College of Surgeons. Y miembro de la International Society for Stereotactic Radiosurgery y la Sociedad Peruana de Neurocirugía”.
  • “Vamos a adquirir la última generación de máquinas que incluyen su propio tomógrafo. Ya no usaremos el marco estereotáctico que inmoviliza la cabeza, le coloca tornillos y la transforma de una esfera a un cubo con aristas y coordenadas cartesianas. Eso permitía tratar los tumores con precisión. Ahora el tratamiento se ha facilitado tremendamente”.