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Debate de película
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Fue a comienzos de semana que el tema empezó a sonar. El colectivo En Defensa del Cine Peruano puso el grito en el cielo ante el proyecto de ley elaborado por la congresista Adriana Tudela (Avanza País). Acompañado de decenas de firmas, en redes sociales se viralizaron los puntos en contra que, según el gremio, traería una eventual aprobación de esta ley. A la par de la campaña, la congresista y sus aliados han buscado defender el proyecto a rajatabla. Luces y sombras se abren ante una batalla que tiene tanto de político como de cultural. En el medio, una industria que está en la mitad de la tabla de posiciones en una región dominada por México, Brasil, Argentina y Colombia.
Todo parte del DU 022-2019, la actual norma que regula la industria cinematográfica y audiovisual. Un proyecto que, según especialistas, fue el resultado de un proceso de idas y venidas con el gremio cinematográfico. Lo polémico, sin embargo, vendría luego, ya que, si bien fue aprobado en mayo de 2019 en primera votación por el Congreso, nunca hubo segunda votación. Lo que sí ocurrió fue que el Ejecutivo de Martín Vizcarra lo promulgó en diciembre, en el marco del cierre del Congreso.
Para la congresista Tudela, este hecho deslegitima la actual ley cinematográfica. Incluso menciona que entre estos meses hubo cambios y agregados importantes. “Hubo falta de transparencia”, resume.
Sin embargo, esta presunta falta de debate es la que justamente ahora se pide desde la otra orilla. Como Tudela misma ha aceptado, su PL no ha sido consultado con cineastas o personalidades de la industria cultural. La congresista se ha defendido señalando que considera que una conversación previa no “hubiese generado mayor colaboración porque —como se ha visto esta semana— está clara la posición del gremio, la cual es mantener la ley vigente sin mayores cambios”.
REVUELO
A este primer punto se suman críticas del gremio a otros planteamientos propuestos por Tudela, como el hecho de que su iniciativa se opondría “directamente al cine en lenguas originarias” o que su plan de que los estímulos no superen el 50% del coste de una producción cinematográfica “excluye” a la gran mayoría de producciones nacionales. Asimismo, que omite puntos fundamentales de la ley actual, como el incentivo al cine regional o alternativo.
La congresista de Avanza País se ha defendido de los ataques recalcando que su PL tiene el único objetivo de aumentar “la competitividad” del cine peruano, ya que actualmente “se limita casi exclusivamente a entregar subsidios para producir películas o material audiovisual y eso por sí solo nunca va a generar una industria que sea competitiva”.
Al frente, cineastas como Joel Calero (La última tarde) han buscado rebatir esta afirmación explicando que el universo de proyectos de películas que compiten por los estímulos de largometraje que otorga actualmente la DAFO (Dirección del Audiovisual, la Fonografía y los Nuevos Medios; antes Conacine), por ejemplo, puede llegar a ser un centenar. Una cifra que en dicha categoría finalmente queda en solo cinco proyectos ganadores. En el mejor de los casos, el monto otorgado puede llegar a cubrir —según Calero— el 80% del presupuesto de la cinta. El dinero, en números, representa 675 mil soles.
El PL de Tudela también apunta directamente a este monto, precisando que el estímulo no puede sobrepasar el 50% del presupuesto de una cinta. Para cineastas como Francisco Lombardi o Rossana Díaz Costa, esto limitaría la producción de muchos proyectos y prácticamente borraría posibilidades a óperas primas o de cine regional como Wiñaypacha o Retablo.
El actor de cine y teatro Marco Zunino cuestiona el PL de Tudela en su conjunto. “Los recursos que se dan en el Perú resultan mínimos. No hay ningún director que pueda hacer algo con ese dinero y se tienen que buscar coproducciones. Para un largometraje de calidad se necesita pagar muchas cosas, técnicos, sonidistas, etc. (…) aunque no lo creas, los actores somos los últimos de la lista, pero estamos ahí por las ganas que tenemos de hacer cine. Ningún actor o director vive de una película; tiene que tener dos o tres trabajos paralelos”, explica
Tal como la misma congresista lo ha mencionado, no queda duda que su PL mantiene un carácter principalmente económico. La pregunta que viene entonces es si al ser el cine un producto cultural, este factor no debería tener un espacio igual de importante en el diálogo. La misma congresista responde. “Sí, y para eso se abre el debate. Debemos encontrar la fórmula que desarrolle esta industria”. Vale decir que tanto Calero como Zunino han invitado a la congresista a debatir en público.
El camino recién empieza. Al PL de Ley de Tudela se le han sumado más de otros frentes. Lo más difícil; sin embargo, será justamente el debate —digamos— cultural. “Es evidente que hay un sesgo ideológico no solo en el Ministerio de Cultura sino en el contenido de las producciones (…) cuando se abre una política de subsidios se generan estos problemas”, relata Tudela, convencida de que documentales como los del Hugo Blanco, Río Profundo (2019) u otros de su tipo nunca se debieron realizar con ‘dinero de todos los peruanos’.
Actores como Zunino, resaltan más bien que nuestra industria, entre desaciertos y aciertos, viene creciendo. Pero apunta sobre todo a los trabajos que han “logrado ser un reclamo a la corrupción, al terrorismo, cintas maravillosas que han mostrado nuestra cultura y la han expuesto afuera”. Es algo que se debe incentivar y no intentar que desaparezca, apunta con enojo.
La función recién comienza y tiene para largo. El tiempo dirá si fue un buen punto de partida de un tema que necesita –y sobre todo, merece— un extenso debate donde cultura y economía encuentren un equilibrio.
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