Verdades y mitos sobre las distintas razas de perro: la ciencia acepta algunas y niega otras

Muchos de los estereotipos que vienen con las razas de perros están asociados con prejuicios humanos. No todos los labradores son cariñosos ni los pitbulls agresivos. La revista Science se ha puesto a estudiar el porqué de muchos de los temores y prejuicios frente a ciertas razas. Tras analizar el ADN y estudiar la conducta de más de 2 mil perros, los científicos llegaron a un acuerdo.

Los científicos llegaron a testificar que la raza no influye en el comportamiento. “Referente al comportamiento, la docilidad (su actitud frente a la acción humana) es el más hereditario por raza, pero varía entre perros individuales.”

Generalmente, la raza no determina la conducta, y no puede influir a la hora de elegir mascota. Sin embargo, notaron excepciones.

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Alrededor del siglo XIX, las familias granjeras elegían perros en base a la labor que cumplieran en la granja: vigilar un rebaño, ayudar a la caza o servir como vigilante, «comportamientos hereditarios derivados del lobo». Se tomaba en cuenta sus rasgos físicos y las tendencias generales de esas razas, siendo aptas o no para el trabajo (agresividad, docilidad, obediencia,...).

El estudio señala que «las razas modernas conservan estos patrones, pero sus contextos varían. No está claro hasta qué punto las antiguas conductas persisten en las razas modernas, definidas principalmente por la estética y, a menudo, desconectadas de la selección funcional del comportamiento».

La investigación fue llevada a cabo por dieciséis científicos de la Universidad de Massachussetts, y descubrió ciertas verdades. Por ejemplo, los border collie son más propensos a ser tranquilos y fáciles de amaestrar, por sus genes. Otros perros pastores tienen esto en común como el mastín o el pastor alemán.

Aparte influye bastante el cansí en los rasgos hereditarios, y cuánta oferta puede haber respecto a la docilidad. Por tanto, no todos los perros de una raza llegarían a ser tan cariñosos como se esperase.

Solo el 9% de su comportamiento depende de su biología, comenta el estudio. La verdad, influye más la educación y trato que recibe, y el entorno donde vive (en la calle, con familia, etc etc).

Hay algunos rasgos hereditarios, a diferencia de la capacidad de oferta o la docilidad, que no dependen de la raza. Es el caso del llamado umbral agonístico, que es la facilidad con la que un perro es provocado por estímulos atemorizantes o incómodos. Experiencias como los fuegos artificiales, petardos o música muy alta puede irritar o asustar hasta a los perros aparentemente más intrépidos. En esos casos, un chihuahua puede mostrar el mismo miedo que un pastor alemán.

El estudio concluye que la mayoría de comportamiento de perros está influenciado por el medio ambiente más que ningún otro elemento.

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