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Yo soy Betty, la fea: la historia detrás de la ropa, los zapatos y otro secretos de ‘belleza’ de Beatriz Pinzón
La vestuarista de la telenovela ha contado los secretos bien guardados sobre el personaje de Beatriz Pinzón Solano
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"Yo soy Betty, la fea”, es una de las telenovelas colombianas más exitosa de los año 90 y 2000. La formula secreta de esta historia fue que la protagonista rompió con todos los cánones de belleza, ya que Beatriz Pinzón Solano era una mujer poco agraciada, pero su inteligencia que logró romper muchos muros.
La historia original de Fernando Gaitán logró hacerse un espacio en la historia de la televisión latinoamericana, pero también, contó con una gran directora de vestuario que hizo que Betty sea un personaje único y estamos hablando de Rosita Cabal.
La mujer fue la creadora de este personaje, ya que ella pensó en la ropa, los zapatos, las gafas y todo lo que eligió para transformar a Ana María Orozco en Betty, la fea.
LA HISTORIA DETRÁS DEL VESTUARIO DE BETTY, LA FEA
Rosita Cabal ha confesado que los zapatos que usaba Betty eran de su madre. En una entrevista con el diario El Tiempo de Colombia, la reconocida vestuarista ha dicho que ese calzado formaban parte de la “colección que tenía, porque era una compradora compulsiva y luego no se los ponía porque decía que estaban pasados de moda”.
El resto de vestuario de Betty, sus gafas, su bolso, el muñeco que la acompañaba y hasta el san Antonio que la mamá del personaje tenía para pedirle esposo para su hija son parte de un legado del RCN, es más, tienen un espacio donde exhiben todos estos elementos que fueron parte de una de las telenovelas más exitosas de Colombia.
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La vestuarista ha confesado que su trabajo inicial fue “afear lo más posible a la bella Ana María, que no se le vieran ni su figura ni sus talentos”.
De ahí que utilizaron los colores relacionados con el café y el vinotinto, y el verde militar, que tampoco le favorecía a la actriz.
La idea inicial es que Beatriz iba a ser gorda y que con el paso de los capítulos se iba ha realizar una liposucción, así que muchos se opusieron a esta opción.
"En un principio, Betty iba a ser, gorda, y la idea era que después encontrara la belleza porque se hacía una liposucción. Nos opusimos a esta idea porque ella era, ante todo, una mujer inteligente, y sus cambios debían venir de adentro. Con Rossio López, la maquilladora, le decíamos a Fernando Gaitán que preferíamos que en la trama la pusieran a dieta”.
Agrega que para Orozco era muy incómodo ser gorda porque le daba calor (por el relleno), “así que decidimos ponerle ropa holgada, que en un principio también salió del clóset de mi mamá”.
"Ahí aparecieron los chalecos largos tejidos, las faldas, también largas, y las blusas atemporales. Todo lo anterior hacía que su figura estuviera completamente escondida”, contó Cabal.
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Pero además, mucha de la ropa también salió del vestuario del canal, “porque la telenovela no estaba pensada para ser la gran producción y tampoco había mucho presupuesto”.
“Luego de ser usada, Betty, con ese dolor, apela a su nueva figura. Se mira al espejo y se ve distinta, y además esta imagen le sirve para estar de igual a igual con Marcela (Natalia Ramírez) y la Peliteñida (Lorna Cepeda), sus enemigas”. Y las gafas para la nueva vida de Betty fueron “las más sutiles, con un marco casi imperceptible, dejando ver sus ojos y sus cejas; en general, toda la cara”.
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