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Redacción PERÚ21

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Santiago Pedraglio,Opina.21spedraglio@peru21.com

La crisis internacional le da protagonismo al ministro de Economía, encargado de interpretar, ante el presidente, los escenarios de crisis de Europa y Estados Unidos. Los grandes inversionistas –sobre todo de actividades extractivas– presionan con este dato de la realidad: "hay crisis, exportarás menos y si no nos recibes tu crecimiento caerá y tu recaudación tributaria se achicará". El argumento es fuerte, pero tomarlo al pie de la letra y no imponer condiciones, como darse tiempo para negociar con la población, es un grave error y a la larga un tremendo búmeran.

Los conflictos sociales vienen de atrás y han acompañado el crecimiento de la economía durante los últimos diez años, en especial por el tipo de crecimiento basado en las exportaciones extractivas. El gobierno tiene aún el tiempo necesario para establecer, sin paranoias de ningún tipo, modalidades explícitas de trato con los sectores sociales; es decir, establecer un protocolo que incluya pasos y condiciones para las partes involucradas: población, inversionistas y estado.

La controversia marítima con Chile no debe salir del ámbito diplomático, tal como fue administrada durante el gobierno del presidente Alan García. Es además, por sus características, un asunto que compete solo a la Cancillería y al presidente. Debe asumirse que los dos países se han comprometido a aceptar el fallo de La Haya. Hay que trabajar, en todo caso, por suprimir, minimizar y/o aislar, en la opinión pública de ambos países y en la comunidad internacional, la posibilidad de cualquier incidente fuera del ámbito diplomático de la relación bilateral.