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Redacción PERÚ21

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Fernando Maestre, Opina.21La Navidad es una fiesta tradicionalmente familiar, en la que se festeja un acontecimiento espiritual y se renuevan los vínculos familiares. Sin embargo, no siempre es alegre, pues hay parejas emocionalmente separadas que viven bajo el mismo techo. A esto se suma que, producto de esta mala relación, uno de los miembros suele tener 'en la clandestinidad' una pareja con quien tiene un vínculo de amor y, tal vez, un hijo. Para ellos, la Navidad suele ser un martirio porque su corazón está partido, y al levantar la copa de champán están pensando en el hijo ausente o en la madre que mira la silla vacía. Lamentan que los hijos oficiales tengan el privilegio de contar con él. Un solución es no considerar la Navidad como una fiesta de tres horas –de 10:00 p.m. a 1:00 a.m.–, sino que dura todo el día. De esa manera, tendrá la oportunidad de saludar a los niños que no comparten la mesa de medianoche, pero sí pueden compartir un desayuno, un almuerzo u otro momento del día. Los hijos –oficiales y 'no oficiales'– tienen derecho al amor del padre, a su presencia y cariño, sobre todo en días especiales.