Los alimentos ricos en grasas saturadas y trans, como los embutidos, pueden provocar ansiedad. (Foto: Pexels)
Los alimentos ricos en grasas saturadas y trans, como los embutidos, pueden provocar ansiedad. (Foto: Pexels)

Uno de los básicos que podemos escuchar cuando se trata de tener una vida saludable se relaciona con evitar el abuso del consumo de , pue su consumo en exceso se relaciona directamente con el desarrollo de afecciones a la , como enfermedades cardiovasculares.

Sin embargo, pese a tener claro esto desde el principio, no es algo que se deba tomar de manera radical. Es que es claro que en los últimos tiempos ha surgido un interés por una vida saludable, por lo cual se han llegado a satanizar muchos alimentos.

Uno de estos elemento son las grasas saturadas, que se han metido al saco de lo que hay que evitar a toda costa. Es cierto que se deben evitar el consumo excesivo y es mejor aumentar el consumo de las insaturadas y disminuir el de las saturadas.

MIRA: Importante descubrimiento: Investigación en ratones logra desactivar gen responsable de la expansión del cáncer

Sin embargo, no todas deben ser incluidas como malas, pue estas dependen bastante de qué alimentos las proporcionan. Esto fue investigado por Nita Forouhi y Markina Steur, epidemiólogas de la Universidad de Cambridge.

Primer paso: saber qué son las grasas

Las grasas, para empezar, referencian a varios tipos de lípido, aunque generalmente en alimentación sirve para hablar de ácidos graos, que son moléculas formadas por carbono e hidrógeno. En el extremo de estos, encontramos un carbono unido por un lado a un oxígeno, a través de un doble enlace y, por otro, a un oxígeno y un hidrógeno.

Si bien existen muchos tipos, estos se agrupan en dos grandes familias: los ácidos grasos saturados y los insaturados. Estos nombre hacen referencia al tipo de enlace que une a cada uno de los eslabones de esta cadena proteica.

Pueden ser simples o dobles. Si todos son simples, se trata de grasas saturadas y suelen ser sólidas a temperatura ambiente. En cambio, si hay al menos un doble, serán insaturadas y generalmente serán líquidas a temperatura ambiente. Si hay más de un doble enlace, será poliinsaturadas.

Si bien los ácidos grasos son necesarios para nuestra dieta, pues son el aporte energético para nuestro organismo, es preciso señalar que no son todos iguales, y es recomendable aumentar el consumo de grasas insaturadas y evitar las saturadas por dos motivos principalmente:

La presencia de dobles enlaces hace que se oxiden de manera más sencilla, proporcionando más energía, y porque las grasas saturadas se acumulan fácilmente, por lo que puede incrementar el colesterol LDL en nuestra sangre.

El consumo de grasa saturada depende de los alimentos de donde provienen. (Foto: USI)
El consumo de grasa saturada depende de los alimentos de donde provienen. (Foto: USI)

Por ello, según el estudio publicado recientemente en y en un artículo más divulgativo escrito para , en el cual se usaron datos de 385.747 personas de mediana edad, procedentes de 10 países, de las que se escogieron al azar 27.259, se pudo saber que 10.529 desarrollaron enfermedades cardiovasculares durante el estudio.

Se analizó la información sobre su dieta, además de algunos hábitos que podían afectar su salud cardiovascular, como el tabaquismo o el consumo de alcohol. Así pues se evitaba que el estudio estuviera influenciado por factores que no eran estrictamente alimenticios.

Teniendo todo esto en cuenta, vieron que no había una correlación entre el consumo de grasas saturadas en general y el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.

Los yogures también presentan ácidos grasos saturados, pero no son tan nocivos como las presentes en las carnes rojas. (Pexels)
Los yogures también presentan ácidos grasos saturados, pero no son tan nocivos como las presentes en las carnes rojas. (Pexels)

Sin embargo, esto era distinto si se hacían diferenciaciones entre grasas saturadas, encontrándose que fueron alimentos como la carne roja y la mantequilla las que afectaron más la salud de estas personas. En cambio, las del yogur, el queso y algunos pescados no les perjudicaron, sino todo lo contrario.

Esto se debe, según las autoras del estudio, a que no todos los ácidos grados saturados tienen el mismo nivel en impacto negativo hacia nuestra salud. Un ejemplo de ello es el ácido palmítico, presente en la carne roja, que tiene un papel importante en el ascenso de niveles de colesterol LDL o ‘malo’ en la sangre.

Sin embargo, otro ácido graso como el pentadecanoico, que se puede encontrar en lácteos, no tienen este efecto. En ese sentido, debemos recordar que en el caso del yogur, podemos encontrar más efectos positivos que negativos, como su aporte de vitamina K o su contenido alto en probióticos.

Las autoras de este estudio recuerdan que, al tratarse de un estudio observacional, no pueden establecer una causalidad. No obstante, sus resultados apoyan los de otras investigaciones anteriores.

VIDEO RECOMENDADO:

GOLPE AL PERÚ,por incapacidad del Gobierno,Las Bambas cesa producción de cobre