El hombre del tiempo, Abraham Levy. Nuevo columnista de Perú21.
El hombre del tiempo, Abraham Levy. Nuevo columnista de Perú21.

advierte sobre cómo los fenómenos naturales pueden convertirse en desastres sociales por la negligencia humana.

Abraham Levy: “Tenemos que invertir contra El Niño. Siempre va a haber Niño”

¿Cómo ha ido variando la expectativa de El Niño y qué se puede hacer al respecto?

¿Hacer? No mucho. Yo diría que, en términos generales, la expectativa que se tenía en el otoño respecto de un Niño muy intenso en el océano Pacífico, comparable a 1982-1983, o a 1997-998, no va a concretarse. No está siendo el caso en la costa peruana ni está siendo tampoco el caso en la parte central del océano Pacífico. No solo lo vemos a nivel de la temperatura del mar, que es una variable distintiva de El Niño, sino sobre todo a nivel de la atmósfera, que es el impacto climático de este fenómeno que en el Perú hemos dividido en dos: El Niño Costero, que es el calentamiento de las aguas próximas a la costa; y El Niño Global, que es el calentamiento del agua en la parte central del Pacífico, y que es el que utilizan las agencias internacionales climáticas cuando se refieren a El Niño. Nadie, internacionalmente, se refiere al área de interés del Perú que es el área costera. Ahora, en la costa peruana intervienen factores climáticos que vienen del norte de Colombia, de Ecuador, de Panamá, del sur de Chile como el anticiclón, del este y del Oeste como los vientos alisios que se debilitan o se fortalecen… Es una mezcla de varios componentes que es difícil modelar. Y, por eso, mantenemos la incertidumbre inclusive ahora, a siete semanas del inicio del verano. En Lima, julio y agosto no parecían invierno, sino verano. Y de pronto bajaron las temperaturas, empezó el clima gris y aparecieron las lloviznas. Pero, en los últimos 90 días, El Niño Global ha crecido mínimamente y El Niño Costero se ha debilitado moderadamente.

No era así hace unos meses…

Hemos llegado a tener temperaturas propias de un Niño extraordinario entre julio y agosto. Y ahora las temperaturas del mar están en la parte inferior del rango de un Niño fuerte. Y están bajando los niveles de calentamiento. Eso, si continúa, es una buena noticia. Todos los modelos climáticos, sin excepción, indican que la anomalía, es decir la diferencia entre las temperaturas del mar normales para la época y las que tenemos ahora, va a irse acortando a lo largo de las próximas semanas y meses. Si ese fuera finalmente el caso y los modelos están reproduciendo correctamente el escenario, entonces no tendríamos una catástrofe en la costa en el próximo verano. El calentamiento en el centro del Pacífico tiene una relación con la deficiencia de lluvias que tenemos en la sierra cuando hay eventos de El Niño. Ahora, no todos los Niños Costeros producen lluvias severas en el norte, ni todos los Niños Globales producen deficiencia de lluvias en la sierra. Hemos visto el caso del año 2015-2016, que tuvimos el más fuerte fenómeno de El Niño en el centro del Pacífico y un Niño Costero importante entre moderado y fuerte en los meses de verano. Y, sin embargo, no llovió. Y no llovió por una razón fundamental: que el calentamiento del mar no llegó hasta la costa propiamente. Y si la costa litoral y las primeras 30 o 40 millas del mar donde corre la corriente peruana no se calientan, entonces no llueve en la costa de manera destructiva. Cuando el agua de mar más caliente tiende a estar mar adentro, las precipitaciones que se desarrollan sobre el océano no alcanzan a la costa. Eso pasó en 2016 y ojalá sea el caso de 2024.

¿Qué se prevé con la posibilidad de sequías?

En relación a la sequía en la sierra sur, los modelos indican una deficiencia, casi todos, en la sierra sur. Pero lo que vamos observando entre septiembre y octubre, que ciertamente es apenas el 12% o 13% de la precipitación total que va a caer en un año hidrológico, es que la tendencia es que no se presenta en este momento una condición severa. Nosotros contabilizamos las lluvias a partir del 1 de septiembre hasta el 31 de agosto del próximo año, siendo el lapso de enero a marzo en el que llueve prácticamente más de la mitad de la precipitación que cae cada año en nuestro país. Ha habido algunas lluvias en Puno, pero ahí tenemos un problema mayor, que es el descenso del nivel del lago Titicaca. No presenta un escenario favorable la mezcla de poca agua en el Titicaca con El Niño al costado. Porque El Niño no es un inductor de lluvias. Al contrario: resta lluvias. Lo contrario sería La Niña, que sí las favorece en el altiplano. Las tendencias que estamos observando en las últimas semanas son las que he explicado. Y por eso el Enfen, el Estudio Nacional del Fenómeno del Niño, está en la disyuntiva de si es un evento fuerte o moderado. Y dice que estamos 50-50. ¿Por qué estamos 50-50 si está bajando? Porque se ha formado y está en desarrollo todavía una onda Kelvin, una masa de agua caliente debajo de la superficie del océano Pacífico en su zona central que va a ser importante, y que va a transitar hacia Sudamérica en el lapso de los próximos dos meses. Si esa masa llega a impactar en la costa y disemina su agua caliente a lo largo del litoral peruano, estaríamos en problemas. Ahí se va a definir finalmente todo.

¿El clima fresco es una señal de algo?

El hecho de que estemos teniendo vientos en la costa y este clima fresco que ha atenuado el calentamiento del mar… Este viento va a continuar. Y en la medida que este viento continúe, que es el anticiclón del Pacífico Sur, por lo menos durante las próximas dos semanas, las ondas Kelvin se irán debilitando. Entonces, en un escenario de un anticiclón activo, el problema se iría mitigando. Pero, como en casi todos los fenómenos de El Niño, salvo en los extremos como en 1998, vamos a llegar al verano con la incertidumbre de cuánto va a llover finalmente en la costa norte. Por el momento, afortunadamente, mientras estamos conversando, la temperatura del mar es de 16.9 grados en el Callao. Por ejemplo, en esta misma época, en El Niño grande de 1997, la temperatura era de 20 grados. Un poquito más de tres grados por encima de hoy. Esperamos que no tengamos que lamentar más desgracias de las que ya tuvimos en el período de febrero-abril, cuando llovió muy fuerte por el inicio de El Niño Costero.

¿Va a ser un verano cálido?

Yo creo que va a ser un verano cálido de todas maneras, tengamos o no un escenario adverso de lluvias. Todos los modelos coinciden en que las aguas cálidas van a permanecer frente a la costa del Perú, particularmente en el norte. En Lima vamos a tener temperaturas también muy altas. Para que el público tenga una idea, nosotros llevamos casi 60 años de registro de temperatura en el aeropuerto Jorge Chávez. Una vez al año, cada dos años, se llega a 30 grados. En 1983, en vez de tener un día con 30 grados, tuvimos 92 días. El 98 tuvimos 85 días. En 2017 hubo 31 días. Este 2023, El Niño Costero llegó un poco tarde, en febrero. Solo hemos pasado cinco veces de 30 grados. Yo creo que este año vamos a pasar bastante más veces de 30 grados. Un símil podría ser el 2016, cuando pasamos 12 veces.

¿Por qué no podemos hacer mucho para prepararnos?

Tengo muchos años en esto. No tenemos una estructura de gestión pública funcional. Las autoridades que elegimos los peruanos a nivel nacional, regional, distrital y municipal no son competentes en gestión pública. No somos competentes en gestión pública. Esa es la desgracia del Perú. Y lastimosamente elegimos mal. La gestión pública es una profesión como la arquitectura, la medicina o la ingeniería. Un profesional en gestión pública sabe gestionar el aparato administrativo del Estado y sabe hacer buen uso, si es una persona honesta, de los recursos de todos nosotros. Yo me estrello muchas veces. He conversado con muchas autoridades, algunas bien intencionadas. Y uno se da cuenta de que ni siquiera se entiende la naturaleza del fenómeno. Esto hay que empezar a enseñarlo con inteligencia y profundidad en los colegios. Si no, no vamos a poder hacerle frente. Diría que es el asunto de seguridad nacional asociado a la naturaleza más urgente. Yo tenía 21 años cuando empezaba El Niño del 82-83. El país fue devastado. El PBI cayó más de 10 puntos. Eran cifras propias de la pandemia o de una guerra. La infraestructura del norte fue destruida de forma descomunal. La mayor tragedia que se ha vivido en Lima en términos climáticos fue El Niño de 1987 que nadie recuerda. Hubo sequía pero luego llovió y los huaicos en Chosica enterraron a 100 compatriotas. En 2016, cuando el gobierno invirtió y se preparó, no llovió en el norte. Pero en marzo tuvimos un deslizamiento terrible en la sierra y estuvimos dos semanas sin Carretera Central. Entonces, hay una expresión que usan los expertos en prevención de desastres en Estados Unidos respecto de la temporada de huracanes: ‘It takes only one’. Solo se necesita uno. Si 19 huracanes se pierden en el Atlántico pero llega uno, ese único huracán te puede costar 40 mil millones. Eso tenemos que aprender. Así como invertimos en las Fuerzas Armadas para un ataque que Dios no quiera afecte nuestra soberanía, tenemos que hacerlo frente a El Niño. Siempre va a haber Niño. Tenemos que prepararnos siempre. Y quizás estos embates pueden volverse más recurrentes por el cambio climático, no lo sé. Pero tuvimos un Niño Costero en 2023 y el anterior fue en 2017. Han pasado siete años y las obras de reconstrucción que nos ofrecieron con cambios o como lo quieran llamar se ejecutaron a medias.

¿Cómo volver funcional la estructura de la gestión pública?

Mira, yo he tenido la oportunidad de conversar con presidentes y presidentas. Y he tenido la oportunidad, múltiples veces, de hablar con ministros durante las emergencias, en todos los Niños, desde el año 98 hasta la fecha. Y para ellos es terrible, pues porque de pronto están ocupados en gestionar y les viene esta cosa encima que es terrible. Y no saben cómo lidiar con ella. Porque también hay un tema de fondo que hablábamos al inicio de esta entrevista: qué difícil es pronosticar con precisión dónde y cuándo va a llover muy fuerte o de qué dimensión va a ser una sequía. Porque para la sequía no existen las maquinarias. Te sirven para perforar pozos, sí. Yo debería tener todo el altiplano de Puno lleno de pozos. Pero si usted quiere perforar un pozo de agua, le va a costar una fortuna, se va a pasar un año en la Autoridad Nacional del Agua tratando de sacar permisos y probablemente no los obtenga. El burocratismo es una de las causas del empobrecimiento y de la desaceleración de la economía peruana.

¿Por qué es tan complicado hacer incluso drenajes?

Mire, yo le cuento una historia. Uno de los centros políticos más importantes del Perú era Zaña, que está en medio de una Y griega. Los dos brazos de la Y griega son quebradas y Zaña queda en el medio. En el siglo XVIII, Zaña recibe el embate de un Niño catastrófico y el río Zaña se mete a la ciudad y la destruye. Quedan unos hermosos monasterios o restos de unos monasterios fabulosos que se tuvieron en el siglo XVIII. Y la población de Zaña se va a Lambayeque. Siete años después, un Niño fuerte afecta a Lambayeque y la destruye parcialmente. Y los lambayecanos se quedan ahí. Entonces, la zona plana de Lambayeque se inunda, pero los lambayecanos se mudan más al sur. Si la capital de Tumbes es Tumbes y la capital de Piura es Piura, ¿por qué la capital de Lambayeque no es Lambayeque sino Chiclayo? Por El Niño. En el siglo XIX, y esto lo cuenta Ricardo Palma en sus Tradiciones, los lambayecanos se mudan a un promontorio pequeño que quedaba un poco más al sur y fundan ahí Chiclayo, la villa de Chiclayo, que acaba convirtiéndose en la ciudad que hoy conocemos. Pero ya que se extiende, por supuesto, por una planicie ¿cómo voy a drenar eso? Eso se inunda, igual que Piura. Hay barrios enteros de piedra que están en hondonadas. Entonces el agua va a caer. ¿Cómo hacer entonces? Yo miraría hacia el oriente. ¿Y cómo hacen en Iquitos? En el barrio de Belén ponen sus casas sobre pilotes de madera muy elevados, de manera que si el río sube, no me inunda la casa. Quizá la solución no sea hacer drenajes. Quizás la solución sea que las calles sean los drenajes y hacer todas las construcciones a un metro por encima de las pistas. Gastaremos un poco más en hormigón. Pero hay que buscar soluciones de fondo.

El friaje es otro fenómeno que todos los años vuelve. Y aun así siempre nos sorprende.

Sí pues. Mire, yo viví el 83, el 98… Me acuerdo el del 87. Bueno, el 2002, que empezó y al final no se manifestó. El 2015, 2016, 2017, ahora el 2023, el 2024… Y esta conversación tan agradable que estamos teniendo nosotros la he tenido desde hace 30 años y seguramente la seguiré teniendo.

¿Qué debería ver la nueva Autoridad Nacional de Infraestructura en referencia a El Niño?

No, no necesitamos más leyes ni más marcos legales. El Perú está lleno de leyes, lleno de normas, lleno de instituciones y lleno de cosas que son inútiles. El tema es quién gestiona. ¿Es la señora Boluarte una persona competente para la administración pública? ¿Era el señor Castillo una persona competente para la administración pública? ¿O el señor Vizcarra, o el señor PPK, o el señor Toledo, o el señor Humala, o el señor García, o el señor Fujimori o el señor Belaunde? Y puedes ir atrás todo lo que quieras. El problema es que la administración pública es una actividad que debe ser manejada como cualquier otra actividad seria. La medicina para los médicos, la gestión pública para los gestores públicos profesionales y competentes. Nuestra democracia, que es tan fallida, dice que cualquier peruano puede ser elegido. Bueno, eso es lo que dice la Constitución. Está mal, pues. Para mi gusto, está mal. Ya sabemos lo que pasa cuando cualquier peruano es elegido.

Que cualquiera pueda ser elegido no debería implicar que no deban prepararse.

O sea, si yo tengo este juguetito y en este teléfono hago todo, hasta sustituir el efectivo… Hago transferencias, llamo a todo el mundo, mando trabajo, correos. Tecnología, conocimiento… Bueno pues, igualito debería ser en el escritorio de la Plaza de Armas. Quizás tengamos que cambiar la Constitución, pero no para hacer las barbaridades que dicen todos los políticos, sino para que quien esté sentado allí tenga un nivel de especialización lo suficientemente competente y que responda por ello. Y en el Congreso, igual.

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