Son un estorbo (Piko Tamashiro/GEC)
Son un estorbo (Piko Tamashiro/GEC)

El objetivo de colocar a la congresista Arimborgo frente a la Comisión de Educación siempre fue estorbar. Y en eso los fujimoristas son muy buenos. En alianza pandillera con el aprismo, ya lanzaron su primer petardo al aprobar pedir facultades para investigar a la Sunedu. ¿Qué motiva esto? Vaya uno a saber. A lo mejor, la señora Arimborgo piensa que esa es la forma adecuada de luchar contra el cáncer y el sida. ¡Y esta ha sido recién la primera sesión de la comisión!

Con esto Arimborgo busca investigar a la entidad pública que no reconoce la existencia de la universidad donde ella estudió. Como un tuitero avispado comentó, es como el escolar jalado que pide que expulsen al profesor que lo reprobó.

La iniciativa para crear la comisión fue del fujimorista Carlos Gonzales, pastor de Agua Viva.

Se sumó luego el aprista Velásquez Quesquén. Así que este ataque a la reforma universitaria viene uniformado de aprofujievangelismo. Lo que hace pensar que detrás del golpe hay dos objetivos. El primero es contentar al evangelismo obsesionado con que la educación está pervirtiendo a los niños y jóvenes. Aunque la investigación recaería sobre asuntos universitarios y no escolares, es una forma de debilitar al sistema en su conjunto. El segundo objetivo –el más evidente– está ligado a los rentistas de la educación que ven amenazados sus negocios por las exigencias que deben cumplir para seguir operando. ¿Alguien dijo Alas Peruanas?

Es injustificable que cientos de miles de jóvenes terminan estudiando en universidades e institutos que son una estafa. Es una inmoralidad que en el proceso algunos se hagan millonarios brindando educación de bajísima calidad. Es imperdonable que congresistas hagan de operadores de esos intereses mercantilistas. Que se vayan todos.

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