Presiones escolares. FOTO: LINO CHIPANA OBREGÓN
Presiones escolares. FOTO: LINO CHIPANA OBREGÓN

La pregunta sobre el motivo de la salida de Flor Pablo del Minedu sigue flotando en el aire, pero existen razones para intuir que los lobbies de colegios privados se encargaron de hacer presión para sacarla del mapa. El detonante habría sido el DU 002-2020, publicado en enero, que los regula y establece que solo los colegios que cumplan con condiciones básicas de calidad serán autorizados para funcionar. Esta es la versión que he conocido por personas vinculadas al sector. Bastante convincente, por cierto. ¿O acaso no creen que los rentistas de la educación harán lo que esté a su alcance para que no se les ponga el ojo encima? Pasó con las universidades, ahora ocurre con los colegios, donde muchas familias son estafadas.

Este es un nuevo capítulo de una narrativa conocida que busca que el Estado esté lo más lejos posible de la educación, dejando libre el camino para que este servicio esencial se mercantilice por completo, sin importar la calidad. De hecho, apenas publicado el DU 002-2020, la Asociación de Instituciones Educativas Privadas salió a pitear que se les estaba quitando libertad y que con esta norma se desincentivaba la inversión. Ya todos conocemos esa cantaleta, así que no hay nada de qué sorprenderse.

Los tentáculos de los colegios con fines de lucro están presentes en el Minedu y el nuevo ministro Benavides tiene que abordar la situación sin vacilar. Seguro tienen aliados en el nuevo Congreso y en los medios, pero en esto, como en la reforma universitaria y el enfoque de género, no se puede retroceder. La calidad en la educación debe prevalecer. Más bien, esta puede ser una buena oportunidad para dar un paso hacia adelante y discutir seriamente si el lucro en la educación trajo los beneficios prometidos y si merece seguir vigente.

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