(GEC)
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Al margen de quien tenga la razón o cuál sea el fondo del asunto, hace rato que está muy mal que los líos internos del MP y las luchas entre sus facciones se ventilen en los medios, con protagonismos, acusaciones y dimes y diretes. Eso debilita, politiza y hasta “faranduliza” a la institución. Ahora la última telenovela mediática no es protagonizada por “Mengele” Chávarry (al que los medios satanizaron impresionantemente) contra “Batman” Vela y “Robin” Pérez (a los que los medios endiosaron impresionantemente), sino entre Rocío Sánchez contra Zoraida Ávalos y Sandra Castro.

Por lo visto, algo ha descubierto Rocío sobre Zoraida y otros, la segunda le ha impuesto a Sandra y se ha armado otra guerrita interna, que ya salió a los medios. Antes, a Rocío la habían ampayado haciendo coordinaciones impertinentes con un dirigente del Partido Morado y estaba teniendo problemas por eso. Por eso no me extraña que en represalia justo ahora se haya filtrado lo del ascenso de Zoraida y que luego Rocío vaya a despacharse en medios amigos, amenazando hasta con renunciar. Y claro, todas se victimizan ante el público, al mejor estilo histriónico nacional.

Es que en el fondo todo este exhibicionismo nefasto en el MP se ha originado por culpa de todo ese afán tan poco profesional de sus miembros por soltar información reservada a las ONGs y a medios afines para gozar de exposiciones públicas narcisistas y ganarle terreno al adversario interno. Se acabó la necesaria reserva en los casos: todo se volvió un festín de trascendidos, audios, filtraciones, vedetismos, declaraciones políticas, etc…

Y los medios le entraron irresponsablemente con todo a eso, creando héroes y villanos superlativos y recogiendo narrativas de un solo lado. La impresión que dejan en el público es que el MP es un campo de Agramante, donde no se respetan jerarquías ni compañeros. Una pena.