(Foto: Getty Images)
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El candidato de Perú Libre ha dicho que el enfoque de género “no es su prioridad”. Siendo condescendientes con tan burda afirmación, entra dentro de lo posible que, llevado de su machismo, no se haya tomado la molestia en saber lo que eso significa.

Gobernar con perspectiva de género, es algo tan sencillo como ser capaz de medir el efecto diferenciado que las acciones de gobierno tendrán entre la población masculina y femenina. Porque la mayor parte de las decisiones, por “neutras” que parezcan, impactan de forma distinta según se trate de uno u otro sector.

Pongo un ejemplo facilitado por el propio candidato. Éste ha dicho que el contenido curricular debería implementarse a nivel regional. Cada región su propia currícula. Si a eso le sumamos que propugna paralización en la materia hasta que una hipotética Asamblea Constituyente tome cartas en el asunto, va a resultar la paralización y el desgobierno. Desgobierno en educación que tendrá un impacto negativo mucho mayor en el sector de mujeres que en el de hombres. Sobre todo, si los contenidos educativos serán decididos desde el entorno rural para ese mismo entorno, donde todos sabemos que las mujeres, y las niñas, por serlo, están en mucho peores condiciones de recibir educación, o de facilitarla (a sus hijos), que en el medio urbano. Y donde además las patrones machistas –que no son patrimonio de este sector, aunque abundan–harán imposible educar a esas niñas en igualdad, en dignidad y en libertad.

Lo dijo alto y claro la Miss Perú: Hay que luchar contra la violencia de género. Lo suscribo íntegramente pero, al mismo tiempo, sostengo que la primera herramienta contra esta lacra es la educación. La otra, destapar y cerrar el paso al ignorante.


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