[OPINIÓN] Richard Arce: El desgobierno de Pedro Castillo

La situación del gobierno de Pedro Castillo es insostenible, está costando vidas humanas y en varias regiones del Perú la convulsión social está desbordada, al extremo que se ha perdido el principio de autoridad y cunde el desgobierno.

Ante este caos, una vez más, el premier Aníbal Torres trata de morigerar la realidad buscando argumentos inverosímiles. Parecería que vive sustraído de los problemas graves, que ya no tienen visos de solución, y más bien cada acción errada enardece más a las masas movilizadas.

La irresponsabilidad de no desactivar los conflictos sociales tiene paralizados varios proyectos mineros. Los responsables: Bellido, Mirtha Vásquez y los inefables que los sucedieron. Todos han dejado una “bomba de tiempo” y ahora cosechan esa indignación acumulada que se ha extrapolado a otros sectores sociales con múltiples demandas imposibles de atender.

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No tuvieron contemplaciones para ofrecer irresponsablemente soluciones mágicas; jugaron con las ilusiones de millones de peruanos que hoy salen a las calles a reclamar al gobierno por esas promesas incumplidas. Todo fue una mentira –en realidad, una estafa– porque la coyuntura nos ha enrostrado que la ineptitud para gobernar tiene un costo.

Llegó el momento de que el gobierno, si todavía le queda algo de dignidad, contemple una estrategia para su sucesión de manera ordenada, que pueda contener la conflictividad social y evitar más muertes, sin contar el costo social y económico que significan estas paralizaciones.

Y aquí vuelve a tallar el Congreso, puesto que tiene la llave para la salida de esta crisis y está en los mecanismos constitucionales que se pueden activar. Todo pasa por la voluntad política y por comprender que los congresistas son parte del problema y van a tener que irse junto con Castillo.

El problema es mayor porque en el Congreso están perdidos en sus discusiones bizantinas y sus miserias que ya han sido evidenciadas, entonces, no aceptan esta realidad y están como Torres, en plan de negarla, y eso significa el preámbulo del fin.

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