"...Desperdiciamos los recursos que la actividad minera nos genera, pues de la enorme renta para el Estado peruano que esta produce (S/15,848 millones el año pasado), el 50% —conocido como canon— se asigna a las regiones mineras..." (Foto: Perú21)
"...Desperdiciamos los recursos que la actividad minera nos genera, pues de la enorme renta para el Estado peruano que esta produce (S/15,848 millones el año pasado), el 50% —conocido como canon— se asigna a las regiones mineras..." (Foto: Perú21)

La minería es una actividad extractiva de recursos no renovables, que coincide muchas veces en el mismo ámbito geográfico y área de influencia (no directa) de nuestros sitios arqueológicos. Esta coincidencia ocurre, por lo general, en la sierra, donde decenas de lugares de enorme importancia patrimonial y potencial turístico yacen en el más absoluto abandono, olvidados en su valor histórico y desaprovechados para el turismo nacional y extranjero, ante la desidia e indolencia de nuestras autoridades.

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Es así que, por una parte, desperdiciamos gran parte del potencial que la actividad turística posee, una “industria blanca” sin chimeneas, intensiva en mano de obra, de enorme efecto multiplicador, que, a su vez, genera una importante captación de divisas; y, por otra parte, desperdiciamos los recursos que la actividad minera nos genera, pues de la enorme renta para el Estado peruano que esta produce (S/15,848 millones el año pasado), el 50% —conocido como canon— se asigna a las regiones mineras. Lamentablemente, la ejecución presupuestal del canon minero es cercana a la mitad y muchas veces es acompañada de ineficiencia y corrupción.

Así las cosas, desaprovechamos por partida doble, las decenas de sitios arqueológicos de gran importancia histórica y enorme potencial turístico y, en el mismo ámbito geográfico, las rentas mineras que no se invierten para su puesta en valor.

Por ello, es perfectamente factible —y necesario— hacer las modificaciones legales necesarias para que una fracción de esta renta minera no ejecutada vaya a financiar la puesta en valor de nuestros innumerables monumentos arqueológicos, haciéndole justicia a nuestro legado histórico y fomentando la diversificación y crecimiento de una actividad inagotable de muy bajo impacto ambiental, pero enorme impacto económico y laboral como es el turismo.

A modo de ejemplo, parte de los recursos inutilizados de la renta minera contribuiría a poner en valor monumentos arqueológicos que van desde el precerámico hasta el incario, lo que incluiría lugares como, entre otros, Toquepala en Tacna, Telarmachay en Junín, Huaca Prieta en La Libertad, Kotosh en Huánuco, Kanamarca en Cusco, Marcahuamachuco en La Libertad y muchos otros sitios más, de gran potencial turístico, que lamentable están en el olvido por la desidia de quienes nos gobiernan.

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