[OPINIÓN] Pablo de la Flor: “Unión monetaria: buena idea, mal momento”.
[OPINIÓN] Pablo de la Flor: “Unión monetaria: buena idea, mal momento”.

La última reunión de la Celac será recordada no solo por los desafortunadas críticas al Perú de AMLO, Petro y Boric, sino también por el anuncio de Lula y Alberto Fernández sobre la creación de un grupo de trabajo que lleve a buen puerto la unión monetaria entre Brasil y Argentina, a la que eventualmente podrían sumarse otros países de la región.

Se trata de un proyecto de vieja data que en principio tiene muchísimos méritos. Para comenzar, ambos países son importantes socios comerciales y los pilares de Mercosur. Las exportaciones argentinas a Brasil constituyen casi el 20% de sus ventas al mundo, y las importaciones de esa procedencia representan el 15% del total. El peso de esos flujos para Brasil es relevante, pero bastante menor en virtud del tamaño de su economía.

El contar con una moneda común eliminaría los riesgos cambiarios vinculados a esos intercambios. También promovería y facilitaría el comercio bilateral y las inversiones recíprocas, contribuyendo a profundizar y fortalecer el proceso de integración económica entre ambos países y el resto de Mercosur.

Sin embargo, las profundas disparidades existentes entre ambas economías imposibilitan la adopción de una moneda común. Recordemos que esto último exige de una autoridad y manejo monetario único, algo que resulta imposible con divergencias tan marcadas en materia inflacionaria y fiscal.

Para mayores señas: la inflación anual brasileña es el equivalente a la inflación mensual argentina. El gobierno rioplatense perdió acceso a los mercados financieros internacionales tras suspender el pago de sus obligaciones crediticias en 2020, y mantiene importantes restricciones cambiarias para mitigar la caída de sus reservas. La tasa de interés en Brasil es 61 puntos porcentuales menor que en Argentina.

La unión monetaria en semejantes circunstancias no le genera ningún valor a Brasil. De hecho, con posterioridad al anuncio, frente a las críticas surgidas, la propuesta ha debido ser drásticamente atemperada hasta quedar prácticamente desvirtuada.

Ello no basta, sin embargo, para que el proyecto pueda ser resucitado cuando se cumplan las condiciones mínimas de convergencia entre ambas economías, algo que difícilmente se dará en el corto plazo.

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