[Opinión] Mario Guerrero: “Chamba es chamba”

El trabajo dignifica a la persona, por lo que la creación de oportunidades de empleo es clave para el desarrollo de nuestros jóvenes, así como para la sostenibilidad social de nuestro país.

El empleo formal se ha recuperado, y desde mediados del año 2021 ya supera el nivel prepandemia. Indicadores como la evolución del número de cuentas CTS en el sistema bancario van en esa misma dirección. Sin embargo, causa preocupación su desaceleración, pues ha pasado de un ritmo de crecimiento de 4.5% en noviembre a 2.4% en febrero, por citar los últimos tres meses, de acuerdo con datos del Banco Central de Reserva (BCR).

Al empleo formal contribuyen tanto el sector privado como el sector público. El empleo en el sector privado se desaceleró de 6% a 5% en el periodo de análisis, y refleja el impacto en las empresas, por un lado, de menores ventas y, por otro, de mayores costos. El choque más importante en ese periodo fue la conflictividad social.

Por tanto, urge mejorar el entorno de los negocios para promover más “chamba”, pues es sabido que la única manera de lograr un aumento sostenido del empleo es vía más inversión.

En el sector público, el empleo pasó de un aumento de 1% a una contracción de -3.9% en el periodo bajo análisis, lo que podría asociarse al cambio de gestión de los gobiernos subnacionales, que iniciaron una nueva administración el 1° de enero, y refleja la usual rotación de personal que caracteriza a estos cambios de gestión. El proceso de curva de aprendizaje debería permitir recuperar en algún grado los empleos perdidos con el transcurrir del año.

El ingreso promedio formal crece cerca de 5%, con un mayor dinamismo en el sector privado (6.2%), respecto del sector público (2.6%). Sin embargo, ambos crecen menos que la inflación (alrededor de 8%), por lo que en la práctica ayudan a compensar parcialmente la pérdida de poder adquisitivo, siendo un lastre para combatir la pobreza.

El mundo del empleo formal representa aproximadamente el 30% del empleo total, por lo que la principal preocupación aquí es cómo formalizar al 70% restante, carente de protección social y de adecuadas condiciones de trabajo.

El Perú cuenta con una alta participación de trabajadores independientes (40%, según información de la Organización Internacional del Trabajo), que representan la fuerza emprendedora del Perú, y es ahí donde es necesario poner foco para promover las condiciones sostenibles para ese importante tejido empresarial y social que otorga resiliencia a la economía peruana.

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