Julio Guzmán (Foto: El Comercio)
Julio Guzmán (Foto: El Comercio)

El Partido Morado anunció nuevos jales que parecen refrescar su propuesta y posición en el partidor, donde, según encuesta de Datum publicada ayer, luego del primer lugar ocupado por Forsyth, hay un megaempate en el segundo lugar. La pregunta es si los jales de las exministras Gloria Montenegro y Flor Pablo, del congresista Daniel Olivares y de la mediática Susel Paredes serán suficientes para que el Partido Morado deje de ser un fenómeno eminentemente capitalino.

Luego de las elecciones legislativas de este año, escribí sobre cómo la presencia de los morados fuera de la capital terminó siendo más marginal de lo que prometían (31/1/20 “La promesa morada”). Más del 50% de sus votos fueron en Lima. De los nueve congresistas que finalmente consiguieron, seis eran limeños, de los cuales tres fueron invitados y, juntos, concentraron más de un tercio de los votos preferenciales del partido a nivel nacional.

Si entramos al detalle del mapa nacional, los lugares donde el Partido Morado logró mayor porcentaje de votos fueron Miraflores, San Isidro y San Borja, sin lograr ser los más votados en ningún distrito popular de Lima, donde Podemos Perú de Urresti pudo más. Su patrón electoral fue muy similar al del PPC de Lourdes y al de PPK en 2011. ¿Cómo se expandirán más allá del cinturón de riqueza limeño en estas elecciones? Sus actuales jales no necesariamente apuntan en esa dirección.

Viendo la torta electoral, parece haber sido un desacierto para el Partido Morado no construir una alianza con Forsyth, tal como Salvador del Solar intentó con tino, para formar un frente centrista liberal. Cosas más, cosas menos, entre ambos proyectos hay muchas más similitudes que diferencias, tanto así que algunos de sus miembros han saltado entre un barco y el otro en poco tiempo. Pero construir alianzas implica ceder y parte del problema de la política peruana es que, para algunos, eso es impensable.

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